El cholismo se abona al nihilismo
El Atleti necesitaba ganar y ganó, pero su juego no convenció y tras una pésima segunda parte acabó el partido encerrado en su área por el Granada.
Javier G. Matallanas
As
Koke en el medio. El once de Simeone fue el formado por Oblak; Vrsaljko, Savic, Hermoso, Lodi; Llorente, Thomas, Koke, Saúl; Vitolo y Correa. Dispuesto en 1-4-4-2 con una variante ofensiva haciendo rombo en el centro del campo con Koke en el vértice por detrás de los dos puntas. Al contrario que ante el Leganés, el último partido de local, el Atlético arrancó jugando en el campo del Granada. Y le bastaron cinco minutos para adelantarse en el marcador con un pase de Koke a Correa y una buena definición del argentino. Volvió a evidenciarse que el capitán del Atlético debe jugar en el medio y no en banda (ha corrido tanto sacrificándose en una posición que no es la suya que, con 28 años, Koke ya ha dado la vuelta al cuentakilómetros). Y también quedó patente que lo normal es que el Atleti salga a mandar en su campo.
Fútbol directo. La presión al rival duró cerca de media hora. El plan era tratar de neutralizar, obstaculizar o dificultar el lanzamiento en largo de los defensas del Granada y a partir de ahí combinar rápido buscando el area de Aarón. Cuando el Atlético tenía que construir desde atrás Simeone insistió en el fútbol directo esta vez lanzando a Saúl por la izquierda y Vrsaljko por la derecha.
Nihilismo. El primer tiempo fue un espejismo. En la segunda mitad volvió lo peor del cholismo esta temporada. Solo con un cambio (en el minuto 58 metió a Carrasco y sacó a Lodi, que dejó el terreno de juego visiblemente enfadado), Simeone empeoró al equipo ostensiblemente. Quitó a un buen medio (Saúl) para ponerle de lateral (horrible en el pase) y quitó al delantero que la aguantaba (Vitolo) para ponerle en banda, poniendo de referencia a Carrasco, que no sabe ser referencia. El equipo quedó así: Oblak; Vrsaljko, Savic, Hermoso, Saúl; Llórente; Thomas, Koke, Vitolo; Carrasco y Correa. Y, lo peor para los hastiados aficionados rojiblancos que silbaron, metió al equipo atrás y le dio el balón al Granada y Oblak volvió a dar los tres puntos con sus paradas. El Atlético necesitaba ganar y lo logró, pero volvió a mostrar que necesita mucho trabajo táctico y una mejora en la dirección de equipo. Simeone levantaba los brazos y solo le seguían los del fondo sur. Hizo ademán de sacar a Lemar un par de veces y le tuvo diez minutos esperando hasta que realizó un doble cambio en el minuto 87 (Lemar por Koke y Toni Moya por Vitolo). El Atlético terminó el partido encerrado en su área con este once: Oblak; Vrsaljko, Savic, Hermoso, Saúl; Llorente, Thomas, Toni Moya, Lemar; Carrasco y Correa. El Atleti de Simeone volvió a tirar un tiempo a la nada. Y volvió a hacer apología del nihilismo futbolístico.
Javier G. Matallanas
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Koke en el medio. El once de Simeone fue el formado por Oblak; Vrsaljko, Savic, Hermoso, Lodi; Llorente, Thomas, Koke, Saúl; Vitolo y Correa. Dispuesto en 1-4-4-2 con una variante ofensiva haciendo rombo en el centro del campo con Koke en el vértice por detrás de los dos puntas. Al contrario que ante el Leganés, el último partido de local, el Atlético arrancó jugando en el campo del Granada. Y le bastaron cinco minutos para adelantarse en el marcador con un pase de Koke a Correa y una buena definición del argentino. Volvió a evidenciarse que el capitán del Atlético debe jugar en el medio y no en banda (ha corrido tanto sacrificándose en una posición que no es la suya que, con 28 años, Koke ya ha dado la vuelta al cuentakilómetros). Y también quedó patente que lo normal es que el Atleti salga a mandar en su campo.
Fútbol directo. La presión al rival duró cerca de media hora. El plan era tratar de neutralizar, obstaculizar o dificultar el lanzamiento en largo de los defensas del Granada y a partir de ahí combinar rápido buscando el area de Aarón. Cuando el Atlético tenía que construir desde atrás Simeone insistió en el fútbol directo esta vez lanzando a Saúl por la izquierda y Vrsaljko por la derecha.
Nihilismo. El primer tiempo fue un espejismo. En la segunda mitad volvió lo peor del cholismo esta temporada. Solo con un cambio (en el minuto 58 metió a Carrasco y sacó a Lodi, que dejó el terreno de juego visiblemente enfadado), Simeone empeoró al equipo ostensiblemente. Quitó a un buen medio (Saúl) para ponerle de lateral (horrible en el pase) y quitó al delantero que la aguantaba (Vitolo) para ponerle en banda, poniendo de referencia a Carrasco, que no sabe ser referencia. El equipo quedó así: Oblak; Vrsaljko, Savic, Hermoso, Saúl; Llórente; Thomas, Koke, Vitolo; Carrasco y Correa. Y, lo peor para los hastiados aficionados rojiblancos que silbaron, metió al equipo atrás y le dio el balón al Granada y Oblak volvió a dar los tres puntos con sus paradas. El Atlético necesitaba ganar y lo logró, pero volvió a mostrar que necesita mucho trabajo táctico y una mejora en la dirección de equipo. Simeone levantaba los brazos y solo le seguían los del fondo sur. Hizo ademán de sacar a Lemar un par de veces y le tuvo diez minutos esperando hasta que realizó un doble cambio en el minuto 87 (Lemar por Koke y Toni Moya por Vitolo). El Atlético terminó el partido encerrado en su área con este once: Oblak; Vrsaljko, Savic, Hermoso, Saúl; Llorente, Thomas, Toni Moya, Lemar; Carrasco y Correa. El Atleti de Simeone volvió a tirar un tiempo a la nada. Y volvió a hacer apología del nihilismo futbolístico.