Damian Lillard reina en el gran tributo de la NBA a Kobe Bryant

48+9+10 de Lillard en el Staples. Victoria para creer de Portland. Pero importaba poco el baloncesto y algo más el tributo. Noche mágica.

Mike Maestre
As
Los Lakers vistieron de emotividad la jornada de la NBA con un trabajado homenaje a su héroe caído, a la estrella que les iluminó durante veinte años y que ahora les hace apagar las luces del pabellón para poder llorar. Los jugadores llevaron parches personalizados con las iniciales de su nombre, a pie de pista se dejaron dos asientos libres con rosas en honor a Kobe y Gianna, las compañeras de equipo de la niña presenciaron el encuentro, los jugadores llevaron camisetas de entrenamiento personalizadas y el pabellón se inundó de los '8' y '24', Usher o Boyz II Men cantaron en recuerdo a Bryant... Parafernalia completa para uno de los jugadores que más se ha merecido tales honores y al que los Lakers siempre guardarán en su corazón.

Era difícil pasar página. La semana ha sido durísima en la franquicia californiana, partido suspendido mediante, y se ha notado la falta de actividad. No era un partido para ganar, sino para estar. Son los líderes de la NBA y absolutamente nada va a afectar que hayan perdido en casa y frente a un rival de conferencia. 119-127 se llevaron el encuentro los Trail Blazers con Lillard y Whiteside como pilares.

No se veía un ambiente propicio para la práctica del baloncesto con la emoción tan a flor de piel. Los ataques del primer cuarto fueron más propios de un All-Star, intentando encadenar jugadas pero sin tensión competitiva, que de un partido retransmitido a nivel nacional. ESPN, encargada del encuentro, centró sus esfuerzos también en la narrativa del homenaje. No parecía un partido, sino una gran fiesta para honrar a Kobe Bryant. Carmelo Anthony ni siquiera se vio con fuerzas para jugar. Y ahí es donde sale la 'Mamba mentality' a relucir. ¿Quién cogió el testigo? Damian Lillard, al que en su día -y ahora algunos recuerdan- Kobe catalogó como "real deal". Hay que seguir, hay que jugar. Lillard tiene la lección aprendida.

Los Blazers tuvieron más fuerzas

Qué absoluta exhibición de Lillard. Lleva así casi un mes, pero no está de más ir refrescando la memoria a los olvidadizos. El tercer cuarto fue golpe tras golpe, al estilo de Curry por la ejecución pero con cara de Kobe por la fiereza. Empezó a dominar el tiempo del partido sin que nadie pudiera reparar tal daño, subieron las líneas los rivales, le pitaron una técnica por protestar y avisó. '¿Sí? Queréis ver cómo la voy a meter', pareció decir. Mirada de depredador y picadura de reptil. Recordaba, sí, recordaba a Bryant: reminiscencia de haberlo visto allí tantos años.


23 puntos metió en esa tercera manga el base de los Blazers. Un matazo y triples desde todos los frentes. Acabaría sentenciando el partido con una bandeja. Puede con todo. En un segundo plano dejó a Hassan Whiteside, que estuvo realmente bien (30+12+5) frente a rivales de enjundia como Anthony Davis, Howard o McGee. Lillard ha metido 40 triples en 5 partidos, récord NBA, y en el Staples Center se fue hasta los 48 puntos, 9 rebotes y 10 asistencias. Un tributo de alta estofa.

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