Cayó “el Pablo Escobar de la heroína”: estaba comprando tickets para un partido de fútbol
Su nombre es Carlos Alberto Salazar, alias “El Señor de la Bata”, cabeza de una organización que ingresaba este alcaloide a los Estados Unidos asociado al Cártel de Sinaloa. Se volvió pionero en exportar químicos colombianos para mejorar la calidad de la droga producida en otros países de Latinoamérica
Jorge Cantillo
Infobae
Las autoridades colombianas capturaron a Carlos Alberto Salazar, un hombre de 53 años reconocido como un comerciante exitoso en su región natal del Eje Cafetero, pero que según investigaciones conjuntas con la DEA estadounidense sería uno de los más grandes traficantes de heroína del mundo.
Conocido bajo el alias de “El Señor de la Bata” e incluso referenciado en el dossier que contra él tiene la DEA como “el Pablo Escobar de la Heroína”, Carlos Alberto Salazar habría sido el responsable del ingreso de por lo menos 100 kilogramos de heroína a los Estados Unidos, para lo cual estaba asociado con los carteles mundiales más peligrosos.
De acuerdo a las investigaciones en su contra, “El Señor de la Bata” estaría trabajando en conjunto con el Cartel de Sinaloa, usando a México como punto de paso para que el alcaloide llegara finalmente a los Estados Unidos.
La contraprestación por este permiso, que para los sinaloenses significa darle una ventaja competitiva a su competencia directa por el mercado de la heroína en su vecino del norte, fue el entrenamiento por parte de químicos colombianos a los carteles mexicanos para que pudieran mejorar la calidad de su producto.
Así, Salazar habría llevado a México a sus químicos para enseñarle los procesos que hacen de su heroína una de las más puras que se consigue en el mercado de los Estados Unidos, promediando un 87% de pureza. Esto significa mayores ganancias por kilo para los carteles que la distribuyen.
El enlace con México le permitía a Salazar llevar la droga a los aeropuertos de Los Ángeles, Las Vegas, Nueva York y Tucson. También usaba correos humanos para que su heroína pasar desde Hermosillo (México), cerca al paso fronterizo de Nogales, hasta Estados Unidos. Por lo menos 18 envíos de heroína tienen referenciados las autoridades con la organización de Salazar.
Este narco, que hasta ahora había pasado desapercibido pese a su vida de lujos, logró montar una organización autosustentable: era el financiador y coordinador de toda la red, desde la fabricación hasta su envío y distribución en Estados Unidos.
Usando ingenieros químicos y habitantes de la zona del Cauca, donde empezaba la cadena, “El Señor de la Bata” pagaba para que se transformara en heroína de la más alta calidad el látex de la amapola, una característica de su producto en el exterior.
"El señor de la Bata" dirigía una organización que entraba al menos 100 kilos de heroína al mes a los Estados Unidos. Es requerido en extradición por una corte de Nueva York.
Para sacar la droga de Colombia usaba expertos en camuflaje y evasión de controles en aeropuertos, pasando la heroína escondida en equipajes. De acuerdo al dossier de la DEA en su contra, el alcaloide era sacado de Tumaco y Urabá con destino a Centroamérica, ruta que incluía países como Panamá, Guatemala, Costa Rica y Nicaragua; otras rutas la llevaban directamente a México donde sus contactos con el Cartel de Sinaloa se encargaban de cruzarla por la frontera.
Como controlaba personalmente todos los eslabones de la cadena, Salazar empezó a moverse entre Panamá y México, algo que despertó la atención de las autoridades antidrogas, ya que al tiempo empezaron a referenciar en testimonios de capturados en redadas a los ingenieros colombianos que estaban entrenando al Cartel de Sinaloa en México para que fabricaran heroína más pura.
Así se conoció el nombre de Salazar, quien empezó a ser seguido por la Policía colombiana y la DEA.
En Colombia las actividades del “Señor de la Bolsa” despertaban sospecha, pues en los periodos de tiempo que duraba en el país no se quedaba en un solo sitio, viajando por varias zonas del país y durmiendo siempre en casas distintas. En el exterior, llevaba una vida de extravagancias y excesos que hicieron fácil seguirle la pista.
Radicado en México, Carlos Alberto Salazar regresó en diciembre pasado a Colombia para pasar las fiestas de fin de año. En esa visita habría aprovechado para reunirse con La Cordillera, una organización criminal que tiene fuerte presencia en el Eje Cafetero.
La historia criminal del “Señor de la Bata”, que parece salida de un episodio de la popular serie de televisión “Breaking Bad”, terminó en enero pasado en un insólito hecho. Tras meses de seguimiento por parte de las autoridades, la afición al fútbol de Carlos Alberto Salazar hizo que fuera finalmente capturado cuando se encontraba comprando las entradas para el partido inaugural del pre olímpico Sub 23 que se jugó en el Eje Cafetero y disputaban las selecciones de Colombia contra Argentina.
De manera extraoficial se calcula que la organización de Salazar ingresaba cerca de 100 kilos mensuales de heroína a los Estados Unidos. “El señor de la Bata”, tenía circular roja de Interpol en su contra y está requerido en extradición por una corte de Nueva York donde tiene un expediente abierto por narcotráfico.
Jorge Cantillo
Infobae
Las autoridades colombianas capturaron a Carlos Alberto Salazar, un hombre de 53 años reconocido como un comerciante exitoso en su región natal del Eje Cafetero, pero que según investigaciones conjuntas con la DEA estadounidense sería uno de los más grandes traficantes de heroína del mundo.
Conocido bajo el alias de “El Señor de la Bata” e incluso referenciado en el dossier que contra él tiene la DEA como “el Pablo Escobar de la Heroína”, Carlos Alberto Salazar habría sido el responsable del ingreso de por lo menos 100 kilogramos de heroína a los Estados Unidos, para lo cual estaba asociado con los carteles mundiales más peligrosos.
De acuerdo a las investigaciones en su contra, “El Señor de la Bata” estaría trabajando en conjunto con el Cartel de Sinaloa, usando a México como punto de paso para que el alcaloide llegara finalmente a los Estados Unidos.
La contraprestación por este permiso, que para los sinaloenses significa darle una ventaja competitiva a su competencia directa por el mercado de la heroína en su vecino del norte, fue el entrenamiento por parte de químicos colombianos a los carteles mexicanos para que pudieran mejorar la calidad de su producto.
Así, Salazar habría llevado a México a sus químicos para enseñarle los procesos que hacen de su heroína una de las más puras que se consigue en el mercado de los Estados Unidos, promediando un 87% de pureza. Esto significa mayores ganancias por kilo para los carteles que la distribuyen.
El enlace con México le permitía a Salazar llevar la droga a los aeropuertos de Los Ángeles, Las Vegas, Nueva York y Tucson. También usaba correos humanos para que su heroína pasar desde Hermosillo (México), cerca al paso fronterizo de Nogales, hasta Estados Unidos. Por lo menos 18 envíos de heroína tienen referenciados las autoridades con la organización de Salazar.
Este narco, que hasta ahora había pasado desapercibido pese a su vida de lujos, logró montar una organización autosustentable: era el financiador y coordinador de toda la red, desde la fabricación hasta su envío y distribución en Estados Unidos.
Usando ingenieros químicos y habitantes de la zona del Cauca, donde empezaba la cadena, “El Señor de la Bata” pagaba para que se transformara en heroína de la más alta calidad el látex de la amapola, una característica de su producto en el exterior.
"El señor de la Bata" dirigía una organización que entraba al menos 100 kilos de heroína al mes a los Estados Unidos. Es requerido en extradición por una corte de Nueva York.
Para sacar la droga de Colombia usaba expertos en camuflaje y evasión de controles en aeropuertos, pasando la heroína escondida en equipajes. De acuerdo al dossier de la DEA en su contra, el alcaloide era sacado de Tumaco y Urabá con destino a Centroamérica, ruta que incluía países como Panamá, Guatemala, Costa Rica y Nicaragua; otras rutas la llevaban directamente a México donde sus contactos con el Cartel de Sinaloa se encargaban de cruzarla por la frontera.
Como controlaba personalmente todos los eslabones de la cadena, Salazar empezó a moverse entre Panamá y México, algo que despertó la atención de las autoridades antidrogas, ya que al tiempo empezaron a referenciar en testimonios de capturados en redadas a los ingenieros colombianos que estaban entrenando al Cartel de Sinaloa en México para que fabricaran heroína más pura.
Así se conoció el nombre de Salazar, quien empezó a ser seguido por la Policía colombiana y la DEA.
En Colombia las actividades del “Señor de la Bolsa” despertaban sospecha, pues en los periodos de tiempo que duraba en el país no se quedaba en un solo sitio, viajando por varias zonas del país y durmiendo siempre en casas distintas. En el exterior, llevaba una vida de extravagancias y excesos que hicieron fácil seguirle la pista.
Radicado en México, Carlos Alberto Salazar regresó en diciembre pasado a Colombia para pasar las fiestas de fin de año. En esa visita habría aprovechado para reunirse con La Cordillera, una organización criminal que tiene fuerte presencia en el Eje Cafetero.
La historia criminal del “Señor de la Bata”, que parece salida de un episodio de la popular serie de televisión “Breaking Bad”, terminó en enero pasado en un insólito hecho. Tras meses de seguimiento por parte de las autoridades, la afición al fútbol de Carlos Alberto Salazar hizo que fuera finalmente capturado cuando se encontraba comprando las entradas para el partido inaugural del pre olímpico Sub 23 que se jugó en el Eje Cafetero y disputaban las selecciones de Colombia contra Argentina.
De manera extraoficial se calcula que la organización de Salazar ingresaba cerca de 100 kilos mensuales de heroína a los Estados Unidos. “El señor de la Bata”, tenía circular roja de Interpol en su contra y está requerido en extradición por una corte de Nueva York donde tiene un expediente abierto por narcotráfico.