Carlos Sainz y Verstappen se dan un atracón en Barcelona
Completaron más vueltas que nadie en la primera jornada de test de 2020. Hamilton es el más rápido, Vettel no comparece y al Mercedes le surgen primos.
Jesús Balseiro
As
Helmut Marko llegó a media mañana, cruzó una barrera de selfies y sonrió por el paddock, con su maleta a cuestas. No había prisa porque ya sabía que tendría tiempo de sobra para ver al Red Bull en el asfalto: atracón de Max Verstappen en la primera jornada de test, 168 vueltas para bautizar al RB16 con buenos tiempos sobre neumáticos duros. Y con la sensación de que salen a exprimir a ese nuevo motor Honda y explotar su potencial porque les tiene que permitir luchar contra Mercedes esta temporada, ese es el plan. El holandés acabó a medio segundo del Mercedes en el que se repartieron el trabajo Hamilton y Bottas, que entre ambos sí superaban el número de pasos por meta de 'Mad Max'. Eso no cambia, la flecha de plata sigue siendo una referencia. Entre ellos se coló Sergio Pérez con el Racing Point R20 que es en realidad el coche que ganó el Mundial de 2019. Eso explica muchas cosas y acerca al viejo Force India a las aspiraciones del podio.
Algo más atrás, pero con aparente solidez, un McLaren MCL35 que ha nacido fuerte y sano, como un roble. Carlos Sainz se permitió liderar un buen tramo del inicio de la sesión y completar 161 vueltas con positivismo dentro del garaje, parece que todo está en su sitio. Superan en mucho las 119 del primer día del curso pasado, que ya era la mejor cifra de la era híbrida. Mientras tanto, siguen descontentos en el tercer sector, como hace un año, porque saca a relucir las carencias del coche de Woking, pero obviando ese último parcial el crono sale parecido al de Red Bull con la misma goma y eso ya es un paso adelante en prestaciones, aunque hasta ahora no ha habido más que una toma de contacto con el asfalto. El problema es que crecen los rivales porque se emparentan con coches ganadores: además del Racing Point, Kvyat fue más rápido con el Alpha Tauri, primo hermano del Red Bull.
El Red Bull RB16 de Max Verstappen, en Barcelona.
No salió a la pista Vettel, que tenía previsto subirse al Ferrari SF1000 para iniciar el trabajo. Una indisposición del alemán obligó a Leclerc a ponerse el mono de trabajo y debutar con el monoplaza italiano, lejos en la tabla de tiempos. Aunque ya se sabe que Maranello no traerá el paquete completo hasta la segunda semana. Hace un año ya escarmentaron liderando los tiempos de invierno para después sufrir en Australia. Por lo demás, el madrugón del miércoles dejó las presentaciones oficiales de Haas, Alfa Romeo y Renault, cada uno con sus particularidades. Los dos primeros, familiares de Ferrari pero lejanos, nada comparado con los otros equipos satélite de la parrilla. Del fabricante francés hay más dudas, convergen rumores negativos frente a un aspecto modernizado de su morro. Sólo se despejarán con rendimiento y kilometraje.
Jesús Balseiro
As
Helmut Marko llegó a media mañana, cruzó una barrera de selfies y sonrió por el paddock, con su maleta a cuestas. No había prisa porque ya sabía que tendría tiempo de sobra para ver al Red Bull en el asfalto: atracón de Max Verstappen en la primera jornada de test, 168 vueltas para bautizar al RB16 con buenos tiempos sobre neumáticos duros. Y con la sensación de que salen a exprimir a ese nuevo motor Honda y explotar su potencial porque les tiene que permitir luchar contra Mercedes esta temporada, ese es el plan. El holandés acabó a medio segundo del Mercedes en el que se repartieron el trabajo Hamilton y Bottas, que entre ambos sí superaban el número de pasos por meta de 'Mad Max'. Eso no cambia, la flecha de plata sigue siendo una referencia. Entre ellos se coló Sergio Pérez con el Racing Point R20 que es en realidad el coche que ganó el Mundial de 2019. Eso explica muchas cosas y acerca al viejo Force India a las aspiraciones del podio.
Algo más atrás, pero con aparente solidez, un McLaren MCL35 que ha nacido fuerte y sano, como un roble. Carlos Sainz se permitió liderar un buen tramo del inicio de la sesión y completar 161 vueltas con positivismo dentro del garaje, parece que todo está en su sitio. Superan en mucho las 119 del primer día del curso pasado, que ya era la mejor cifra de la era híbrida. Mientras tanto, siguen descontentos en el tercer sector, como hace un año, porque saca a relucir las carencias del coche de Woking, pero obviando ese último parcial el crono sale parecido al de Red Bull con la misma goma y eso ya es un paso adelante en prestaciones, aunque hasta ahora no ha habido más que una toma de contacto con el asfalto. El problema es que crecen los rivales porque se emparentan con coches ganadores: además del Racing Point, Kvyat fue más rápido con el Alpha Tauri, primo hermano del Red Bull.
El Red Bull RB16 de Max Verstappen, en Barcelona.
No salió a la pista Vettel, que tenía previsto subirse al Ferrari SF1000 para iniciar el trabajo. Una indisposición del alemán obligó a Leclerc a ponerse el mono de trabajo y debutar con el monoplaza italiano, lejos en la tabla de tiempos. Aunque ya se sabe que Maranello no traerá el paquete completo hasta la segunda semana. Hace un año ya escarmentaron liderando los tiempos de invierno para después sufrir en Australia. Por lo demás, el madrugón del miércoles dejó las presentaciones oficiales de Haas, Alfa Romeo y Renault, cada uno con sus particularidades. Los dos primeros, familiares de Ferrari pero lejanos, nada comparado con los otros equipos satélite de la parrilla. Del fabricante francés hay más dudas, convergen rumores negativos frente a un aspecto modernizado de su morro. Sólo se despejarán con rendimiento y kilometraje.