Al menos 32 elefantes blancos del MAS costaron Bs 18.000 millones

Muchas de las infraestructuras están abandonadas mientras que otras aún demandan un mantenimiento del Estado pese a ser deficitarias o no estar en funcionamiento.

Leny Chuquimia / La Paz
Página Siete
Al menos 32 megaobras construidas por el gobierno de Evo Morales -y las gobernaciones y alcaldías del MAS- se han convertido en elefantes blancos. El costo en conjunto que pagó el Estado por ellas supera los 18 .000 millones de bolivianos (18.623.212.000 bolivianos para ser precisos). Muchas de las infraestructuras están abandonadas mientras que otras no funcionan o son deficitarias.


“Hemos encontrado muchos elefantes blancos que lloran en soledad. Se está haciendo una investigación”, señaló el ministro de Obras Públicas, Iván Arias, a los medios poco después de ser posesionado en el cargo.

En una revisión de contratos estatales, publicaciones anteriores e investigaciones independientes, Página Siete identificó al menos 32 elefantes blancos entre aeropuertos, estadios, fábricas, mercados y campos feriales. Con una gran inversión fueron levantados en diferentes lugares del país. Algunos fueron ordenados por el presidente Evo Morales, mientras que otros por los exgobernadores de su partido como César Cocarico en La Paz, Lino Condori en Tarija o Iván Canelas en Cochabamba.

Este medio solicitó al Ministerio de Obras Públicas, Servicios y Vivienda un listado de las obras que no funcionan y dependen de esta cartera, además del monto que el Estado aún invierte en ellas. Lamentablemente no hubo respuesta.

Grandes infraestructuras


Sin duda una de las obras más criticadas y que hoy quedó en el abandono es la sede de Unasur, ubicada en San Benito, en Cochabamba. La inversión fue de 501.120.000 bolivianos.

Hoy el edificio está abandonado y tiene varios desperfectos. Las pocas veces que fue usado fue como salón de fiestas.

De igual manera el Museo de la Revolución Democrática y Cultural, en Orinoca, Oruro, es evaluado por el Ministerio de Culturas y Turismo para definir su futuro. La obra, que hoy es conocida como el museo de Evo porque resguarda todos los regalos hechos al exmandatario, costó 49 millones de bolivianos. El flujo de turistas desde su inauguración en 2017 ha sido escaso.

“Con lo que costó, cada capital de departamento y de ciudades medianas, podía haber tenido un museo de lujo que resalte la historia de cada departamento o ciudad. Tranquilamente se construían unos 15 edificios de buen nivel. Es una vergüenza, por ejemplo, que Pando y Beni no tengan un buen museo”, manifestó el museólogo e historiador Mariano Baptista.

Empresas estatales en déficit

Dentro de la lista de elefantes blancos hay 11 empresas y fábricas estatales como Cartonbol, Papelbol, Easba, la planta de úrea o la de cloruro de potasio. Se suma una fábrica de cítricos, el ingenio minero Lucianita y dos plantas industrializadoras de coca, entre otras.


Las dos últimas, levantadas en los Yungas de La Paz y en Villa Tunari en Cochabamba, nunca funcionaron, pese al compromiso de las organizaciones cocaleras.

“El ministerio tiene unas 21 instituciones empresariales públicas que eran parte del desarrollo del capitalismo de Estado que tenía el gobierno de Evo Morales. Hoy estamos tratando de abrir las que había como el ingenio azucarero de San Buenaventura, Cartonbol Papelbol, Quipus, EBA o las de alimentos como estevia, piña o palmito. Son empresas que -en su mayoría- no están bien enfocadas y tenían un proyecto muy grande en términos de su concepción y que hoy están presentando déficit. Hay algunas que pueden ser recuperadas y otras que hay que cambiar el objetivo”, dijo el ministro de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Wilfredo Rojo.

La autoridad señaló que dentro de todas las estatales hay empresas muy buenas. Citó como ejemplo a la fábrica de cemento Ecebol, emplazada en Oruro. “Y hay otra en Potosí que está terminando de construirse”, afirmó.

Indicó que la cartera que dirige trabaja para transparentar estas empresas y hacerlas rentables. “Y al mismo tiempo apoyar al sector productivo en general”.

Al menos cuatro aeropuertos fuera de función


El aeropuerto de Chimoré, en el trópico de Cochabamba, no tiene vuelos oficiales.
Foto: Archivo
Hasta la fecha, los aeropuertos de Apolo, Ixiamas, Monteagudo y Chimoré no funcionan o funcionan con bajísimo tráfico. La inversión en los tres primeros es de 44, 43 y 45 millones de bolivianos respectivamente, mientras que para el último fue de 254 millones por ser de categoría internacional.


“En el Aeropuerto Internacional de Chimoré, ubicado en el trópico de Cochabamba, los datos de 2017 lanzan un déficit importante, pues mientras se registró 54.000 bolivianos en ingresos, los gastos operativos superaron los 265 mil”, dice un informe que el Ministerio de Obras Públicas, Servicios y Viviendas publicó en su página web.

Según un boletín institucional, la pista de Chimoré nunca pasó a cargo de la Administración de Aeropuertos y Servicios Auxiliares a la Navegación Aérea (Aasana) debido a las falencias operativas que presentaba. El aeropuerto sólo era utilizado cuando se emitía una orden desde el Ejecutivo, entonces dirigido por Evo Morales.

Desde la entidad se explicó que la terminal aérea no entrará en operaciones mientras se desarrolle el proceso de tuición compartida entre los tres ministerios. Además, se debe superar el estado de tensión y conflicto que se vive en el Chapare, para garantizar la seguridad de los usuarios de la terminal aérea.

“Se construyeron aeropuertos sin realizar estudios de mercado, ni acuerdos con los sectores turísticos, con las agencias de turismo, operadores, hoteles y otros”, dijo Arias sobre éste y los otros aeropuertos.

Calificó a estas infraestructuras como elefantes blancos que deben ser investigados.


Estadios para comunidades de hasta 1.000 habitantes


El estadio Hugo Chávez se encuentra abandonado; costó 18.792.000 bolivianos.
Foto:Los Tiempos
Página Siete corroboró que al menos cuatro de los muchos estadios construidos en todo el país no son aprovechados al 100%. Unos están abandonados, mientras que otros tienen una capacidad mayor al número de habitantes del lugar.


Waldemar Peralta Méndez, en su libro Elefantes Blancos en Tarija, identificó una serie de obras abandonadas en el departamento sureño. Como ejemplo se desprenden el Estadio Celedonio Farfán en provincia Avilés, el Guadalupano en Entre Ríos y el Tonel en Valle Concepción.

El primero costó 10,3 millones de bolivianos, el segundo 56 millones y el tercero 33 millones.

En el caso del Guadalupano, este escenario deportivo tiene una capacidad para 12.570 espectadores, cuando toda la población de Entre Ríos llega a 4.044 habitantes.

Lo mismo pasa con el Tonel. Esta infraestructura puede albergar a 13.000 espectadores, una cifra muy por encima de los 1.722 habitantes que tiene el Valle de la Concepción.

Pero no son los únicos espacios deportivos mal planificados. En Chimoré fue construido el estadio Hugo Chávez con una inversión de 18.792.000 bolivianos. La infraestructura se encuentra abandonada. Sus graderías, según un reporte de un medio local, son usadas por los lugareños para secar las hojas de coca y los ambientes como un depósito.

Con los juegos deportivos Odesur, se realizó una serie de infraestructuras deportivas que fueron equipadas con todo lo necesario. La inversión fue de 1.500 millones de bolivianos; sin embargo, los espacios sólo funcionaron para el evento.

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