Venezuela agita la política española coincidiendo con la visita de Guaidó
La decisión de Pedro Sánchez de no recibir al líder sudamericano ha desatado un fuerte choque entre el Gobierno y la oposición
Carlos E. Cué
Fernando J. Pérez
Madrid, El País
La crisis en Venezuela logra colarse de vez en cuando en la política española hasta convertirse en epicentro de la batalla izquierda-derecha. La gira europea de Juan Guaidó, presidente encargado reconocido por España y la UE, y la decisión de Pedro Sánchez de no recibirlo en Madrid, al contrario de lo que hizo ayer en París Emmanuel Macron —será la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, quien lo haga— ha desatado un fuerte choque entre el Gobierno y la oposición y también ha alejado a los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, que discreparon en público sobre qué hacer con Guaidó.
Venezuela vuelve siempre. Tras meses en segundo plano, la oposición ha elegido de nuevo una crisis muy sensible para los españoles como campo de batalla contra el Ejecutivo. Y Sánchez y su ministra de Exteriores, que se estrena prácticamente en política nacional con este asunto, han abierto un espacio para esa crítica al decidir que no sea el presidente, sino González Laya quien hoy reciba a Guaidó.
Fuentes del Ejecutivo explican que cuando se tomó la decisión de limitar el rango de la visita a la ministra de Exteriores todos los demás países europeos tenían la intención de hacer lo mismo. De hecho, Guaidó fue recibido en la UE por el responsable de Exteriores, Josep Borrell, y no por su presidente. Pero ese acuerdo se ha roto porque el primer ministro británico, Boris Johnson, muy cercano a EE UU, el país que con más fuerza avala a Guaidó, y Macron decidieron recibir al líder venezolano, dejando así más en evidencia a Sánchez. Angela Merkel también se vio con él, pero ese encuentro tuvo menos fuerza porque fue una foto arrancada en un pasillo de la cumbre de Davos. En cualquier caso, el Gobierno no cambia su posición y mantiene que será la ministra quien se entreviste con él, algo que en cualquier caso no consideran un menosprecio porque es la máxima responsable de Exteriores del país y le va a recibir con toda la pompa.
González Laya lo explicó ayer desde Rabat, en lo que fue su primera visita oficial: “Me reuniré en nombre de un Gobierno que reconoce a Juan Guaidó como presidente de Venezuela y que busca que se celebren cuanto antes elecciones libres y quiere un arreglo entre venezolanos”. La ministra señaló que, “siguiendo la pauta” de la reunión del líder venezolano con Borrell, en la reunión en Madrid se abordará “cómo puede hoy la UE ayudar en este proceso para que haya nuevas elecciones libres y democráticas”. “España está dispuesta a albergar una reunión del grupo internacional de contacto, que lleva meses sin citarse. Sería útil, no solamente para hacerse una foto, sino para discutir cómo puede España ayudar a resolver las diferencias entre venezolanos. España busca ser constructiva”, añadió, informa Francisco Peregil.
El Ejecutivo está algo sorprendido por el nivel alcanzado por la polémica, con duras críticas de la oposición de centroderecha. Alega que no ha dejado de apoyar a Guaidó y a la oposición, y esgrime que Leopoldo López sigue albergado en la Embajada española en Caracas y su familia ha sido nacionalizada y acogida en España. El hecho de no involucrar al presidente en la reunión, según fuentes gubernamentales, estaba pensado más para lograr ser interlocutores de las dos partes enfrentadas en el país sudamericano y poder tener una mayor influencia en la resolución del conflicto.
Dentro del Gobierno ha habido mucha discusión sobre Venezuela en los últimos meses. En Exteriores, que claramente es quien ha impuesto ahora su línea, ni siquiera eran partidarios de reconocer a Guaidó hace un año. Fuentes diplomáticas argumentan que las fotos de Guaidó con mandatarios de otros países no son útiles en este momento, cuando hay mucha división también dentro de la oposición venezolana, ni ayuda a calmar los ánimos ni a buscar una presión que fuerce a Nicolás Maduro a convocar unas elecciones.
La polémica se complicó aún más con el confuso episodio del encuentro en Barajas, el pasado lunes, entre José Luis Ábalos, ministro de Transportes y hombre de la máxima confianza de Sánchez, y la vicepresidenta de Maduro, Delcy Rodríguez. González Laya insistió en que Rodríguez, que tiene prohibida la entrada a la UE, no ingresó en ningún momento al territorio español, pero las versiones sobre por qué estuvo Ábalos con ella en el avión son dispares. Esta confusión ha alentado las críticas de la oposición, que ha pedido la comparecencia del ministro y espera una gran movilización de apoyo a Guaidó hoy en Madrid, que será utilizada para criticar al Gobierno.
Venezuela ha demostrado de nuevo su capacidad para dividir no solo al Ejecutivo y a la oposición sino incluso a dos referentes históricos del socialismo como Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, una distancia avivada ahora en público por la polémica sobre la visita de Guaidó. Zapatero respaldó ayer la decisión del presidente. “Sánchez acierta con no recibir a Guaidó”, dijo en la Cadena SER. Sin mencionarlo expresamente, González lo rebatió después. En un comunicado señaló que Guaidó es el “único representante legitimado democráticamente, de acuerdo con la Constitución de Venezuela, frente al poder fáctico representado por la tiranía de Maduro” y los “apoyos espurios” de la “llamada Asamblea Constituyente, del Tribunal Supremo o de la cúpula militar”. “A Maduro solo hay que creerlo cuando dice que nunca más convocará elecciones para perderlas. Por eso controla el Consejo Nacional Electoral y los poderes citados. Así mismo se lo he reiterado a Juan Guaidó, con el que me mantengo en comunicación”, remató González.
La polémica no quedó ahí. Zapatero contestó más tarde el comunicado de González. “Hace tiempo que pienso que buena parte de las aproximaciones a Venezuela son equivocadas (...) En Naciones Unidas quien está representando a Venezuela es el Gobierno de Maduro, y resulta que Naciones Unidas es la institución internacional teóricamente que tiene la legitimidad. Es una aproximación que no ayuda”, dijo en referencia a la postura de González de considerar a Guaidó único líder legítimo de Venezuela.
Mientras, el PP, Ciudadanos y Vox están lanzados en su apoyo a Guaidó y en las duras críticas al Gobierno. Antes de participar en una manifestación a las seis de la tarde en la Puerta del Sol, el presidente encargado de Venezuela será recibido por Isabel Díaz-Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, y por José Luis Martínez-Almeida, alcalde de la ciudad, ambos del PP. Este último, junto a Begoña Villacís, vicealcaldesa, de Ciudadanos, le entregará la Llave de Oro de la ciudad, una distinción habitual por parte del Ayuntamiento a los jefes de Estado que visitan la ciudad. Guaidó también será condecorado por Díaz Ayuso con la Medalla Internacional de la Comunidad de Madrid, que todavía no ha recibido nadie desde su creación en 2017. La diferencia entre este trato especial y el rechazo de Sánchez a recibirlo reabrirá el choque Gobierno-oposición, que pasa así por un rato de Cataluña a Venezuela.
Carlos E. Cué
Fernando J. Pérez
Madrid, El País
La crisis en Venezuela logra colarse de vez en cuando en la política española hasta convertirse en epicentro de la batalla izquierda-derecha. La gira europea de Juan Guaidó, presidente encargado reconocido por España y la UE, y la decisión de Pedro Sánchez de no recibirlo en Madrid, al contrario de lo que hizo ayer en París Emmanuel Macron —será la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, quien lo haga— ha desatado un fuerte choque entre el Gobierno y la oposición y también ha alejado a los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, que discreparon en público sobre qué hacer con Guaidó.
Venezuela vuelve siempre. Tras meses en segundo plano, la oposición ha elegido de nuevo una crisis muy sensible para los españoles como campo de batalla contra el Ejecutivo. Y Sánchez y su ministra de Exteriores, que se estrena prácticamente en política nacional con este asunto, han abierto un espacio para esa crítica al decidir que no sea el presidente, sino González Laya quien hoy reciba a Guaidó.
Fuentes del Ejecutivo explican que cuando se tomó la decisión de limitar el rango de la visita a la ministra de Exteriores todos los demás países europeos tenían la intención de hacer lo mismo. De hecho, Guaidó fue recibido en la UE por el responsable de Exteriores, Josep Borrell, y no por su presidente. Pero ese acuerdo se ha roto porque el primer ministro británico, Boris Johnson, muy cercano a EE UU, el país que con más fuerza avala a Guaidó, y Macron decidieron recibir al líder venezolano, dejando así más en evidencia a Sánchez. Angela Merkel también se vio con él, pero ese encuentro tuvo menos fuerza porque fue una foto arrancada en un pasillo de la cumbre de Davos. En cualquier caso, el Gobierno no cambia su posición y mantiene que será la ministra quien se entreviste con él, algo que en cualquier caso no consideran un menosprecio porque es la máxima responsable de Exteriores del país y le va a recibir con toda la pompa.
González Laya lo explicó ayer desde Rabat, en lo que fue su primera visita oficial: “Me reuniré en nombre de un Gobierno que reconoce a Juan Guaidó como presidente de Venezuela y que busca que se celebren cuanto antes elecciones libres y quiere un arreglo entre venezolanos”. La ministra señaló que, “siguiendo la pauta” de la reunión del líder venezolano con Borrell, en la reunión en Madrid se abordará “cómo puede hoy la UE ayudar en este proceso para que haya nuevas elecciones libres y democráticas”. “España está dispuesta a albergar una reunión del grupo internacional de contacto, que lleva meses sin citarse. Sería útil, no solamente para hacerse una foto, sino para discutir cómo puede España ayudar a resolver las diferencias entre venezolanos. España busca ser constructiva”, añadió, informa Francisco Peregil.
El Ejecutivo está algo sorprendido por el nivel alcanzado por la polémica, con duras críticas de la oposición de centroderecha. Alega que no ha dejado de apoyar a Guaidó y a la oposición, y esgrime que Leopoldo López sigue albergado en la Embajada española en Caracas y su familia ha sido nacionalizada y acogida en España. El hecho de no involucrar al presidente en la reunión, según fuentes gubernamentales, estaba pensado más para lograr ser interlocutores de las dos partes enfrentadas en el país sudamericano y poder tener una mayor influencia en la resolución del conflicto.
Dentro del Gobierno ha habido mucha discusión sobre Venezuela en los últimos meses. En Exteriores, que claramente es quien ha impuesto ahora su línea, ni siquiera eran partidarios de reconocer a Guaidó hace un año. Fuentes diplomáticas argumentan que las fotos de Guaidó con mandatarios de otros países no son útiles en este momento, cuando hay mucha división también dentro de la oposición venezolana, ni ayuda a calmar los ánimos ni a buscar una presión que fuerce a Nicolás Maduro a convocar unas elecciones.
La polémica se complicó aún más con el confuso episodio del encuentro en Barajas, el pasado lunes, entre José Luis Ábalos, ministro de Transportes y hombre de la máxima confianza de Sánchez, y la vicepresidenta de Maduro, Delcy Rodríguez. González Laya insistió en que Rodríguez, que tiene prohibida la entrada a la UE, no ingresó en ningún momento al territorio español, pero las versiones sobre por qué estuvo Ábalos con ella en el avión son dispares. Esta confusión ha alentado las críticas de la oposición, que ha pedido la comparecencia del ministro y espera una gran movilización de apoyo a Guaidó hoy en Madrid, que será utilizada para criticar al Gobierno.
Venezuela ha demostrado de nuevo su capacidad para dividir no solo al Ejecutivo y a la oposición sino incluso a dos referentes históricos del socialismo como Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, una distancia avivada ahora en público por la polémica sobre la visita de Guaidó. Zapatero respaldó ayer la decisión del presidente. “Sánchez acierta con no recibir a Guaidó”, dijo en la Cadena SER. Sin mencionarlo expresamente, González lo rebatió después. En un comunicado señaló que Guaidó es el “único representante legitimado democráticamente, de acuerdo con la Constitución de Venezuela, frente al poder fáctico representado por la tiranía de Maduro” y los “apoyos espurios” de la “llamada Asamblea Constituyente, del Tribunal Supremo o de la cúpula militar”. “A Maduro solo hay que creerlo cuando dice que nunca más convocará elecciones para perderlas. Por eso controla el Consejo Nacional Electoral y los poderes citados. Así mismo se lo he reiterado a Juan Guaidó, con el que me mantengo en comunicación”, remató González.
La polémica no quedó ahí. Zapatero contestó más tarde el comunicado de González. “Hace tiempo que pienso que buena parte de las aproximaciones a Venezuela son equivocadas (...) En Naciones Unidas quien está representando a Venezuela es el Gobierno de Maduro, y resulta que Naciones Unidas es la institución internacional teóricamente que tiene la legitimidad. Es una aproximación que no ayuda”, dijo en referencia a la postura de González de considerar a Guaidó único líder legítimo de Venezuela.
Mientras, el PP, Ciudadanos y Vox están lanzados en su apoyo a Guaidó y en las duras críticas al Gobierno. Antes de participar en una manifestación a las seis de la tarde en la Puerta del Sol, el presidente encargado de Venezuela será recibido por Isabel Díaz-Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, y por José Luis Martínez-Almeida, alcalde de la ciudad, ambos del PP. Este último, junto a Begoña Villacís, vicealcaldesa, de Ciudadanos, le entregará la Llave de Oro de la ciudad, una distinción habitual por parte del Ayuntamiento a los jefes de Estado que visitan la ciudad. Guaidó también será condecorado por Díaz Ayuso con la Medalla Internacional de la Comunidad de Madrid, que todavía no ha recibido nadie desde su creación en 2017. La diferencia entre este trato especial y el rechazo de Sánchez a recibirlo reabrirá el choque Gobierno-oposición, que pasa así por un rato de Cataluña a Venezuela.