Una máquina llamada Cristiano

El exmadridista fue protagonista en el triunfo turinés. La Juventus aumenta la ventaja sobre el Inter a cuatro puntos. El portugués lleva 12 goles en los últimos nueve partidos.

Mirko Calemme
As
Doce goles en los últimos nueve partidos: Cristiano Ronaldo ha vuelto a ser una máquina imparable. El exmadridista fue decisivo una vez más, con un doblete ante el Parma, ‘mojando’ por siete jornadas consecutivas de Serie A, algo que un jugador de la Juventus no conseguía desde 2005 (en aquel caso, fue Trezeguet). Un 2-1 resultado importante, con el que los de Turín aumentaron a cuatro puntos su ventaja sobre el Inter, que esta tarde no pasó del empate en Lecce.


El luso fue el hombre más peligroso de la Vecchia Signora (que salió de inicio con Dybala a su lado e Higuaín en el banquillo) desde el comienzo del partido, pero el gol llegó solo en el 43’. Ronaldo, desde la izquierda, condujo el balón hacia el centro y con un violento disparo, desviado por Darmian, abrió la lata.

El equipo de D’Aversa, que vivió una excepcional primera vuelta, comenzó bien la segunda parte y puso las tablas con un preciso cabezazo de Cornelius después de un córner de Scozzarella. Era el 55’, pero el 1-1 aguantó solo tres minutos en el marcador: Dybala combinó con Cristiano, que recibió el pase del argentino y, tras un derechazo cruzado, terminó la jugada con el enésimo ‘siuu’. Ese tanto valió otro récord: como señaló la Opta, es el único futbolista que marcó siempre al menos 15 goles en los cinco campeonatos top de Europa desde 2006 hasta hoy.

En los últimos minutos la Vecchia Signora (ya con Higuaín) le dio quizás demasiado campo a los Ducali, pero sin sufrir peligros. Estuvo más cerca, en cambio, el hat-trick de Cristiano, en un momento de forma increíble que le permitió hasta ayudar a la defensa en el descuento. La Juve cosechó así una victoria fundamental antes de una semana complicadísima: el miércoles recibirá a la Roma jugándose el pase a las semifinales de Copa, mientras que el domingo le tocará visitar el San Paolo de un Nápoles herido y hambriento. Si Cristiano sigue su racha, todo será más sencillo.

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