¿Suicidio o asesinato? Las dos hipótesis sobre la muerte de Alberto Nisman, cinco años después

Un abogado querellante y el perito de las defensa sostienen su teoría. La pólvora en las manos, la ketamina, las manchas de sangre, la escena de la muerte. Qué concluyó cada uno de los cinco informes médicos y criminalísticos

Martín Angulo
mangulo@infobae.com
“Le suministraron ketamina, más allá de que lo golpearon antes, eso lo coloca en un estado de sumisión química, de forma tal que se entiende que deben haber sido dos: uno que lo sostenía de las axilas y el segundo que lo ejecuta”, asegura Manuel Romero Victoria, quien fue durante cuatro años uno de los abogados de las hijas del fiscal Alberto Nisman. “Nisman abre la puerta, cierra la puerta, entra al baño y hay un dato significativo que es el paño verde, donde estaba el arma. Toma el paño verde, abre, saca, toma el arma, se reformula y hace esto”, dice con sus manos sobre un costado de la cabeza Luis Olavarría, licenciado en criminalística que representa como perito a Diego Lagomarsino, el informático que le llevó a Nisman la pistola y que está procesado como como participe de un crimen en la causa.


Y así están planteadas en la causa judicial dos maneras distintas de morir sobre una misma muerte, ocurrida hoy hace cinco años. ¿Por qué la grieta si el juez Julián Ercolini y el fiscal Eduardo Taiano, quienes están cargo del caso, consideraron en sus resoluciones que se trató de un homicidio? Porque el peritaje de Gendarmería Nacional, que concluyó que a Nisman lo mataron, presenta objeciones sobre su modalidad de trabajo y algunos de sus puntos. Y porque otros expertos, como los del Cuerpo Médico Forense, no pudieron llegar a una conclusión y los de la defensa dicen que se trató de un suicidio.

Infobae convocó, a cinco años de la muerte de Nisman, a Romero Victoria y a Olavarría a que expongan sus posiciones y repasó los informes forenses y criminalísticos del expediente judicial que ya acumula más de 47 mil páginas.

El primer estudio se hizo el 19 de enero de 2015 a las 8 de la mañana. Menos de 12 horas después de que el cuerpo de Nisman fuera encontrado en el baño principal de su departamento del complejo Le Parc. Allí tuvo lugar la autopsia del Cuerpo Médico Forense, a cargo del doctor Héctor Di Salvo. Se trata de 14 páginas de informes médicos y clínicos sobre cada aspecto analizado del cadáver de Nisman. “La muerte de Natalio Alberto Nisman fue producida por lesiones cráneo encefálicas por proyectil de arma de fuego – hemorragia interna”, señala el informe.

La autopsia no concluye si fue un suicidio o un homicidio. En la causa consta un adelanto telefónico: “El cuerpo no presenta indicadores de lucha o defensa; que presenta espasmo cadavérico en su mano y dedo índice, y que por el momento todo ello permite inferir que no hubo participación de terceras personas en el resultado muerte, por lo que podría tratarse de un disparo auto-provocado”. Pero al día siguiente de esa notificación, el decano del Cuerpo Médico Forense, Roberto Godoy, le envió una nota a la fiscal Viviana Fein, a cargo por entonces de la investigación, en la que sostuvo: “Tampoco manifesté que por los hallazgos necrópsicos, cabe excluir la eventual participación de terceras personas en el hecho de la muerte”.

En mayo de 2015, dos meses después de que las hijas de Nisman se presentaran como querellantes y su madre, la jueza Sandra Arroyo Salgado, denunciara un magnicidio, una Junta Médica de 13 peritos del Cuerpo Médico Forense volvió a analizar el caso. “Desde la perspectiva médico-legal, no podemos afirmar ni descartar -con certeza científica-, cualquier hipótesis de causalidad subjetiva; es decir, que se trate de una muerte voluntariamente auto-provocada u ocasionada por la acción directa o indirecta de terceras personas”, se sostuvo.

El segundo informe de importancia en la causa lo presentó en junio de 2015 la División Criminalística de la Policía Federal. Los peritos concluyeron que se trató de un suicidio: “la hipótesis más probable es que el Dr. Nisman habría estado parado junto a la bañera, frente al vanitory, sobre la alfombra, de cara al espejo y con el lateral del dorso levemente perfilado hacia la puerta al momento de producirse el disparo”.

El suicidio de Nisman según la Junta Médica

El segundo informe de importancia en la causa lo hizo el Centro de Investigaciones Fiscales (CIF) de Salta en febrero de 2015. Fue un barrido electrónico sobre las manos de Nisman. En rigor, es sobre adhesivos de carbono que se tomaron de las manos del fiscal fallecido. El estudio indicó que “se hallaron partículas consistentes con residuos de disparo” que “pueden estar asociadas con la descarga de un arma, pero también podrían originarse a partir de otras fuentes no relacionada con una deflagración de armas”. En aquel momento, los técnicos explicaron que los residuos pueden no detectarse por varios factores. El CIF hizo en septiembre de 2015 un segundo informe: se disparó tres veces el arma y se analizó qué tipo de rastros dejó, con distintas horas de diferencia. Los expertos usaron un maniquí con piel de cerdo para intentar reconstruir lo que pasó con las manos de Nisman. La conclusión fue que en “las muestras colectadas después de cada disparo se hallaron partículas características y consistentes con residuos de disparo de arma de fuego”.

El tercer informe clave para la causa se le ordenó a la Gendarmería, cuando la causa ya había pasado al fuero federal bajo la hipótesis de que la muerte del fiscal ocurrió en el marco de su función. El fiscal Taiano entendió que los anteriores no eran concluyentes y el caso requería una Junta Interdisciplinaria.

En septiembre de 2017, la fuerza sostuvo que Nisman “no utilizó las manos para efectuar el disparo que le causara la muerte violenta”. Esa conclusión fue avalada por las dos querellas que entonces tenía de la causa y objetada por los peritos profesionales que representan a Lagomarsino. Los puntos centrales de ese informe establecen que a Nisman lo mataron dos personas (uno lo sostenía por las axilas y otro le disparó) y que en sus vísceras tenía ketamina, aunque sin especificar la cantidad ni cómo fue suministrada. Sin embargo, ninguno de esos elementos fueron tomados por el juez y el fiscal. Pero sí se basaron en otras conclusiones del mismo análisis para concluir que se trató de un homicidio. Gendarmería dio un horario exacto de la muerte: las 2:46 horas del domingo 18. Pero las críticas apuntan a que en la data de una muerte no hay un horario preciso sino franjas de tiempo.

Para Romero Victoria, quien fue abogado en la causa desde junio de 2015 hasta diciembre de 2018, cuando las hijas del fiscal renunciaron a seguir querellando, a Nisman lo mataron. Una de las claves que lo demuestra es que en sus manos no hay residuos de disparo. “Tenía partículas consistentes. El residuo de disparo, llamado deflagración, y en criollo tener pólvora en las manos, es que cuando el arma se dispara salen de las ranuras del arma -el percutor, el gatillo, cuando la corredera vuelve hacia atrás- salen partículas, bario, plomo y antimonio. Con eso se hace la pólvora. En el caso de un arma dispara, como sale el proyectil, fusiona esas partículas químicas entonces se habla de bario, plomo y antimonio fusionado y eso se lo denomina en criminalística partículas características”, explica y dice que en las manos de Nisman “de esos tres elementos químicos hay dos y no fusionados”.

A contrapelo, Olavarría sostiene que “si están las tres partículas es una característica que es de producto de arma de fuego". Según precisa, "a veces no hay tres partículas, hay dos partículas unidas que no alcanzan a la categoría que se llaman partículas consistentes. Pero consistentes con residuo de disparo. ¿Y había en las manos de Alberto Nisman? Sí, había. ¿Cuántas? 88, 69 en una mano y 19 en la otra. O sea que en ambas manos tenia”. El perito sostiene que ese residuo lo pueden dejar otras acciones como las campanas de freno de un auto, el uso de pirotecnia, las herramientas para clavar en hormigones.

“Pero Nisman no estuvo tirando fuegos artificiales, ni frenando un auto ni tampoco estuvo clavando. ¿Así que de dónde creemos nosotros, pensando con la lógica, que puede tener? Pero acá hay un elemento que suma y que resta al mismo tiempo que es la sangre. No olvidemos que es tan rápido el suceso que viene la partícula y viene la sangre. Así que la sangre puede barrer perfectamente lo que está”, dice Olavarría. Pero Romero Victorica no coincide: “¿Qué sé yo qué hacía? No puedo saber qué estuvo haciendo Nisman, qué elementos tocó. No sabes qué pasó en la escena del crimen, qué hizo Nisman”.

Otro punto de debate es la línea de sangre que hay sobre la mesada del lavatorio. “Es de la boca, no merece discusión. Para que salga del orificio de entrada la conformación se produce cuando el arma está en contacto apoyado no siempre pero se produce por la gran presión que los gases producen en el cráneo y la sangre sale expulsada de manera de un spray como si fueran pequeñas gotitas de menos de un milímetro, se llama blood splatters, retro salpicadura o retroproyección, que no tiene nada que ver con la imagen que estamos viendo de esa salida de sangre que es de la boca”, sostiene Olavarría.

“Si me estás diciendo que estaba parado frente al espejo, es nariz o boca (de donde saltó la sangre). ¿Buscaron si tenía mucosa, saliva, o si era del orificio de entrada si tenía restos de masa encefálica? No, ni siquiera lo buscaron porque no tomaron lo que se llama una prueba citológica. Si no podés decir el origen de la franja, no me podés decir tampoco de dónde salió la sangre y con eso que me digas que está parado frente al espejo me estás haciendo una ficción y no me sirve. Entonces pasó a ser más creíble la postura del licenciado (Daniel) Salcedo (perito de la querella) que lo ubicaba (a Nisman) de costado al espejo, mirando la bañadera y que decía que la franja correspondía al orificio de salida”, postula Romero Victorica.

El asesinato de Nisman según la Gendarmería

Para el perito Olavarría, un elemento que marca que no hubo dos personas con Nisman en el baño es una pequeña mancha de sangre que se halló en el inodoro. “Hay una pequeña mancha al lado del inodoro, de aproximadamente un milímetro, muy pequeño, mi pregunta es: ‘¿Qué hace ahí si hay una o dos personas paradas frente al inodoro?’. En el caso de un homicida o en el caso de dos homicidas. No tiene razón de ser, no puede estar. Así que no hay ningún telón de interposición entre la fuente de producción del sangrado y la llegada de la posición final”, se pregunta y responde.

Por su parte, para Romero Victoria los autores del homicidio pudieron salir del baño sin contaminar el lugar. “Salieron porque en ese momento el cuerpo del fiscal Nisman estaba agonizando. Por eso esa gran cantidad de sangre. ¿Qué significa? Que el cadáver no queda rígido, de ahí si se ve las fotos del baño del lado de adentro se ve como una especie de cepillado. Ese fue el pelo de Nisman, que cuando salen y hasta que se cierra la puerta deja ese cepillado típico de un cuello que se puede mover”.

Respecto de la ketamina, Romero Victorica considera que no le “llama la atención” que haya aparecido en el informe de Gendarmería y no en el del Cuerpo Médico Forense. “Explicaciones en este caso, donde hubo tantas irregularidades, no me llama la atención”, dijo. A su criterio, si se dijera “que se hizo todo bien y nos aparece este tema de la ketamina” sería “única excepción a la regla”. Pero a su criterio fueron muchas las falencias que rondaron el hecho. Olavarría, en cambio, da otra hipótesis: “Los papers nos están diciendo que la ketamina en los mejores términos para conservarse y no degradarse es a una temperatura de -20 grados celsius durante un año. Pasado ese tiempo se degrada y acá pasaron dos años y medio. Si dijeron que la ketamina estaba en viseras, sobre todo en el hígado, ¿por qué no está metabolizada? Si no encuentro el metabolito es porque no hizo efecto y si no hizo efecto es porque no está bajo los efectos de la ketamina. Entonces consideramos nosotros que esto es una contaminación de equipo, que los equipos (de Gendarmería, al momento del estudio) pueden haber estado contaminados”.

Quizás, en un único punto, el abogado y el perito coinciden: fue un error haber desvestido a Nisman en el baño de su casa. “No preservaron nada, ni siquiera la ropa para poder peritarla. Innecesariamente lo desnudaron”, sostiene Romero Victoria. “El cadáver no debe ser desvestido en el lugar porque para eso está la morgue. Eso puede contaminar con la ropa, con la sangre. Yo quisiera estudiar cosas de la ropa y hoy no podría porque ya fue muy manipulado, alterado a mi criterio innecesariamente”, dice en la misma línea Olavarría.

Pero ambos vuelven a discrepar cuando Infobae pregunta si el baño donde apareció Nisman fue manipulado o si los expertos que estuvieron en el lugar trabajaron mal. “Fue una vergüenza. Directamente no hay otra palabra. Las fotos circularon por todos lados, hay un video que circula en la web y lo han levantado montones de programas de televisión y noticieros. Pareciera que hubiese caminado un ejército de elefantes ahí adentro”, critica quien fuera abogado querellante. “Las fotografías que yo trabajé en el expediente fueron perfectas. Lo que quizás se mostró fueron desprolijidades. Son espacios chicos y con mucha sangre, un fiscal y mucha gente, que el testigo, el perito, la fiscal, el muerto, que el que filma, el que graba. El lugar no se alteró, está dicho en el expediente que el lugar no fue alterado. Quizás después (...) se fue modificando (el lugar) pero las primeras imágenes fueron perfectas”, opina Olavarría.

Para Romero Victoria, hay más elementos que avalan el homicidio. “El teléfono había sido borrado. No hay un solo mensaje entrante ni saliente antes de ese domingo en que apareció muerto. Estaba hecho a través de lo que se conoce como un método de borrado seguro. La computadora fue manipulada. Le borraron los registros de Windows. No sabemos qué porque no sabemos qué tenía. En su departamento no se encontraron huellas, ahora encontraron la del prefecto Aranda, en la taza de Lagomarsino. No había huellas de las hijas. Al departamento lo limpiaron”.

Sin embargo, en el estudio de las fotografías, Olavarría encontró otro elemento que ratifica, a su juicio, que fue un suicidio. “Hay una imagen super representativa que es que en el índice izquierdo hay un sangrado vertical que consideramos que es una mordedura, un pellizco, producto de la corredera que va hacia atrás”, explica Olavarría para señalar que Nisman usó el arma.

Dos posturas. Dos hipótesis. Contrarias entre sí y sobre las mismas pruebas. A cinco años de la muerte de Nisman, las dudas sobre qué pasó con el fiscal siguen latentes. Y las respuestas no cierran la grieta.

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