¿Qué le pasa a nuestro cuerpo cuando bebemos café?
Thomas Merritt
Infobae
Seguro que mientras lee esto tiene una taza de café entre las manos. El café es la bebida más popular en buena parte del mundo. Tanto es así que los estadounidenses beben más café que refrescos, zumo y té juntos.
¿Tan popular es el café? Para que nos hagamos una idea, cuando el príncipe Harry y Meghan Markle anunciaron que pensaban trasladar su residencia a Canadá, la cadena internacional de cafeterías Tim Hortons les ofreció café gratis de por vida como un aliciente extra para mudarse al país norteamericano.
Dada la fama del café, sorprende sobremanera la confusión que rodea a cómo este cálido y oscuro néctar de los dioses afecta a nuestra biología.
Los ingredientes del café
Los principales ingredientes activos del café son la cafeína (un estimulante) y toda una serie de antioxidantes. ¿Qué sabemos acerca de cómo ambos influyen en nuestro organismo? A grandes rasgos, la información de la que disponemos es bastante simple, pero el diablo está en los detalles, y las especulaciones sobre si el café podría ayudar o perjudicar se disparan sin que nadie les ponga freno.
Las propiedades estimulantes de la cafeína son las que convierten una taza de café en la opción perfecta para despertarse. De hecho, el café, o la cafeína que contiene, es la sustancia psicoactiva más consumida en el mundo. Parece funcionar, al menos en parte, como un estimulante al bloquear el receptor de adenosina, un nucleósido que estimula el sueño.
La cafeína y la adenosina poseen compuestos heterocíclicos similares. La primera lleva a cabo un mimetismo molecular al bloquear el receptor de adenosina, lo cual impide que el cuerpo desarrolle su capacidad natural para descansar cuando lo necesita.
Además, este bloqueo es la razón por la que el consumo excesivo de café puede producir agitación y falta de sueño. La fatiga se puede posponer hasta que los organismos reguladores del cuerpo humano comienzan a fallar, momento en el que se producen los nervios y hasta consecuencias de mayor gravedad, como ansiedad e insomnio. Los efectos adversos suelen ser habituales y se conocen desde hace tiempo: la posible relación entre el consumo de café y el insomnio se descubrió hace más de 100 años.
Respuestas únicas
Cada persona responde de manera distinta a la cafeína. Al menos parte de esta alteración procede de los diferentes tipos de receptores de adenosina, las moléculas a las que la cafeína se adhiere y bloquea, aunque pueden existir otras formas de variación genética.
Algunos individuos no procesan la cafeína, por lo que beber café podría suponer un riesgo para su salud. Alejándonos de esos extremos, sin embargo, existen diferencias en la manera en que respondemos a una taza de café. Como gran parte de la biología, esa diferencia es producto del ambiente, del consumo de café en el pasado, de la genética y, por inverosímil que pueda parecer, del azar.
Puede que lo que más nos atraiga del café sea el excitante chute de cafeína que nos proporciona. Pero eso no quiere decir que sea el aspecto más interesante desde el punto de vista biológico.
En un estudio con ratas se observó que la cafeína provocó en los animales contracciones musculares, por lo que es posible que trabaje como un estimulante de la actividad digestiva. No obstante, otras investigaciones han demostrado que el café descafeinado puede producir el mismo efecto, por lo que todo apunta a la existencia de un complejo mecanismo que abarca otras moléculas presentes en el café.
Los beneficios de los antioxidantes
¿Qué sabemos acerca de los antioxidantes del café y del aura que los rodea? Lo cierto es que no constituyen ningún misterio. Los procesos metabólicos generan la energía necesaria para la vida a la vez que producen residuos, a menudo en forma de moléculas oxidadas que pueden resultar perjudiciales para ellas mismas o para otras moléculas.
Los antioxidantes son un grupo amplio de moléculas que pueden eliminar los residuos peligrosos. Todos los organismos producen antioxidantes como parte de su equilibrio metabólico. Aun así, no está claro si los suplementos adicionales de antioxidantes poseen la capacidad de aumentar estas defensas naturales, duda que no ha evitado las especulaciones.
Se ha relacionado a los antioxidantes con casi todo lo que tiene que ver con la salud, incluso la eyaculación precoz. Sin embargo, ¿tienen algún fundamento los tan cacareados efectos positivos? Sorprendentemente, la respuesta es, de nuevo, un rotundo “quizá”.
El café y el cáncer
El café no va a curar el cáncer, pero puede que lo prevenga, así como otras enfermedades. Parte de la relación entre el café y el cáncer reside en la pregunta de qué es el cáncer: explicado de forma sencilla, se trata de un crecimiento celular descontrolado, lo cual indica cuándo los genes se expresan activamente y cuándo no.
El grupo de investigación del que formo parte estudia la regulación de la expresión génica. Por ello, estoy en condiciones de asegurar que ni una buena taza de café ni una inyección de cafeína harán que los genes activos o inactivos en el momento incorrecto empiecen a seguir las reglas.
Los antioxidantes que contiene el café podrían tener un efecto anticancerígeno, ya que combaten el deterioro celular. Un tipo de daño que podrían ayudar a mitigar es el producido por las mutaciones genéticas; de hecho, el cáncer es provocado por mutaciones que desembocan en la desregulación de los genes.
Los estudios elaborados han demostrado que el consumo de café combate el cáncer en ratas. Por su parte, investigaciones desarrolladas con humanos indican que el consumo de café está asociado a la reducción de casos de algunos cánceres.
Resulta interesante constatar que el café ha sido relacionado también con la disminución de otras enfermedades. El consumo elevado de café se ha vinculado con la reducción de casos de párkinson y otras formas de demencia. Al menos un estudio experimental con ratones y cultivos celulares evidencia que la protección generada encuentra su origen en la combinación de cafeína y antioxidantes del café.
De igual manera, el consumo notable ha sido relacionado con la disminución de pacientes de diabetes tipo 2. Si hay algo que parece común a todas las enfermedades es su complejidad, la combinación de efectos y las diferencias existentes entre individuos.
Tras conocer toda esta información ¿qué podemos intuir sobre la biología del café? Bueno, tal y como le explico a mis alumnos, es complicado. Sin embargo, como bien sabe la mayoría de los lectores de este artículo, lo que es seguro es que el café ayuda a que abramos los ojos por la mañana.
Esta es una versión actualizada de un artículo publicado en inglés el 19 de enero de 2020. La pieza original afirmaba que el café era la bebida más popular en todo el mundo. La expresión “más popular” puede albergar diferentes acepciones. Las ventas de café al por menor superan a las de té, pero lo cierto es que el té es la bebida más consumida a escala mundial después del agua.
Infobae
Seguro que mientras lee esto tiene una taza de café entre las manos. El café es la bebida más popular en buena parte del mundo. Tanto es así que los estadounidenses beben más café que refrescos, zumo y té juntos.
¿Tan popular es el café? Para que nos hagamos una idea, cuando el príncipe Harry y Meghan Markle anunciaron que pensaban trasladar su residencia a Canadá, la cadena internacional de cafeterías Tim Hortons les ofreció café gratis de por vida como un aliciente extra para mudarse al país norteamericano.
Dada la fama del café, sorprende sobremanera la confusión que rodea a cómo este cálido y oscuro néctar de los dioses afecta a nuestra biología.
Los ingredientes del café
Los principales ingredientes activos del café son la cafeína (un estimulante) y toda una serie de antioxidantes. ¿Qué sabemos acerca de cómo ambos influyen en nuestro organismo? A grandes rasgos, la información de la que disponemos es bastante simple, pero el diablo está en los detalles, y las especulaciones sobre si el café podría ayudar o perjudicar se disparan sin que nadie les ponga freno.
Las propiedades estimulantes de la cafeína son las que convierten una taza de café en la opción perfecta para despertarse. De hecho, el café, o la cafeína que contiene, es la sustancia psicoactiva más consumida en el mundo. Parece funcionar, al menos en parte, como un estimulante al bloquear el receptor de adenosina, un nucleósido que estimula el sueño.
La cafeína y la adenosina poseen compuestos heterocíclicos similares. La primera lleva a cabo un mimetismo molecular al bloquear el receptor de adenosina, lo cual impide que el cuerpo desarrolle su capacidad natural para descansar cuando lo necesita.
Además, este bloqueo es la razón por la que el consumo excesivo de café puede producir agitación y falta de sueño. La fatiga se puede posponer hasta que los organismos reguladores del cuerpo humano comienzan a fallar, momento en el que se producen los nervios y hasta consecuencias de mayor gravedad, como ansiedad e insomnio. Los efectos adversos suelen ser habituales y se conocen desde hace tiempo: la posible relación entre el consumo de café y el insomnio se descubrió hace más de 100 años.
Respuestas únicas
Cada persona responde de manera distinta a la cafeína. Al menos parte de esta alteración procede de los diferentes tipos de receptores de adenosina, las moléculas a las que la cafeína se adhiere y bloquea, aunque pueden existir otras formas de variación genética.
Algunos individuos no procesan la cafeína, por lo que beber café podría suponer un riesgo para su salud. Alejándonos de esos extremos, sin embargo, existen diferencias en la manera en que respondemos a una taza de café. Como gran parte de la biología, esa diferencia es producto del ambiente, del consumo de café en el pasado, de la genética y, por inverosímil que pueda parecer, del azar.
Puede que lo que más nos atraiga del café sea el excitante chute de cafeína que nos proporciona. Pero eso no quiere decir que sea el aspecto más interesante desde el punto de vista biológico.
En un estudio con ratas se observó que la cafeína provocó en los animales contracciones musculares, por lo que es posible que trabaje como un estimulante de la actividad digestiva. No obstante, otras investigaciones han demostrado que el café descafeinado puede producir el mismo efecto, por lo que todo apunta a la existencia de un complejo mecanismo que abarca otras moléculas presentes en el café.
Los beneficios de los antioxidantes
¿Qué sabemos acerca de los antioxidantes del café y del aura que los rodea? Lo cierto es que no constituyen ningún misterio. Los procesos metabólicos generan la energía necesaria para la vida a la vez que producen residuos, a menudo en forma de moléculas oxidadas que pueden resultar perjudiciales para ellas mismas o para otras moléculas.
Los antioxidantes son un grupo amplio de moléculas que pueden eliminar los residuos peligrosos. Todos los organismos producen antioxidantes como parte de su equilibrio metabólico. Aun así, no está claro si los suplementos adicionales de antioxidantes poseen la capacidad de aumentar estas defensas naturales, duda que no ha evitado las especulaciones.
Se ha relacionado a los antioxidantes con casi todo lo que tiene que ver con la salud, incluso la eyaculación precoz. Sin embargo, ¿tienen algún fundamento los tan cacareados efectos positivos? Sorprendentemente, la respuesta es, de nuevo, un rotundo “quizá”.
El café y el cáncer
El café no va a curar el cáncer, pero puede que lo prevenga, así como otras enfermedades. Parte de la relación entre el café y el cáncer reside en la pregunta de qué es el cáncer: explicado de forma sencilla, se trata de un crecimiento celular descontrolado, lo cual indica cuándo los genes se expresan activamente y cuándo no.
El grupo de investigación del que formo parte estudia la regulación de la expresión génica. Por ello, estoy en condiciones de asegurar que ni una buena taza de café ni una inyección de cafeína harán que los genes activos o inactivos en el momento incorrecto empiecen a seguir las reglas.
Los antioxidantes que contiene el café podrían tener un efecto anticancerígeno, ya que combaten el deterioro celular. Un tipo de daño que podrían ayudar a mitigar es el producido por las mutaciones genéticas; de hecho, el cáncer es provocado por mutaciones que desembocan en la desregulación de los genes.
Los estudios elaborados han demostrado que el consumo de café combate el cáncer en ratas. Por su parte, investigaciones desarrolladas con humanos indican que el consumo de café está asociado a la reducción de casos de algunos cánceres.
Resulta interesante constatar que el café ha sido relacionado también con la disminución de otras enfermedades. El consumo elevado de café se ha vinculado con la reducción de casos de párkinson y otras formas de demencia. Al menos un estudio experimental con ratones y cultivos celulares evidencia que la protección generada encuentra su origen en la combinación de cafeína y antioxidantes del café.
De igual manera, el consumo notable ha sido relacionado con la disminución de pacientes de diabetes tipo 2. Si hay algo que parece común a todas las enfermedades es su complejidad, la combinación de efectos y las diferencias existentes entre individuos.
Tras conocer toda esta información ¿qué podemos intuir sobre la biología del café? Bueno, tal y como le explico a mis alumnos, es complicado. Sin embargo, como bien sabe la mayoría de los lectores de este artículo, lo que es seguro es que el café ayuda a que abramos los ojos por la mañana.
Esta es una versión actualizada de un artículo publicado en inglés el 19 de enero de 2020. La pieza original afirmaba que el café era la bebida más popular en todo el mundo. La expresión “más popular” puede albergar diferentes acepciones. Las ventas de café al por menor superan a las de té, pero lo cierto es que el té es la bebida más consumida a escala mundial después del agua.