Perfil del nuevo jefe de ISIS: el ideólogo de las brutales leyes del Califato que masacró al pueblo yazidí

Las agencias de inteligencia de Estados Unidos y Europa identificaron a Mohammed al-Salbi

Gustavo Sierra
Especial para Infobae America
Los servicios de inteligencia europeos y estadounidenses confirmaron esta semana que el nuevo líder del ISIS, el Estado Islámico o Daesh, es Amir Mohammed Abdul Rahman al-Mawli al-Salbi. Se trata de uno de los miembros fundadores del grupo terrorista considerado aún más duro que su antecesor, que estaba a cargo de las operaciones internacionales y que es el máximo responsable del genocidio del pueblo Yazidí, una minoría musulmana de Irak cuyos hombres fueron, en gran parte, asesinados y sus mujeres convertidas en esclavas sexuales.


Salbi había sido nombrado nuevo jefe en octubre, horas después de la muerte del líder Abu Bakr al-Baghdadi, en un bombardeo estadounidense en el norte de Siria. En ese momento, el ISIS lo presentó como Abu Ibrahim al-Hashimi al-Quraishi, que era su “nombre de guerra” no reconocido por otros líderes de alto rango o agencias de inteligencia. Después de tres meses de análisis de la información entregada por espías que operan en la zona, las agencias llegaron a la conclusión de que se trataba de Salbi, un veterano muy cercano a Baghdadi, integrante del primer grupo creador del ISIS y uno de sus principales ideólogos.

De acuerdo a los nuevos informes, Salbi proviene de una familia iraquí turcomana de la ciudad de Tal Afar y es uno de los pocos no árabes de los líderes del grupo terrorista. Tuvo otro “nom de guerre”, Haji Abdullah, y entre los combatientes libios cercanos al ISIS se lo conocía como Abdullah Qardash, identidad que aparentemente había tomado de otro jefe terrorista muerto hace unos años. Es licenciado en Derecho Islámico de la Universidad de Mosul y considerado uno de los máximos eruditos de la línea más radical. Tiene un hermano en Turquía, Adel Salbi, que integra la directiva de un partido político llamado Frente Iraquí de Turkmenistán. Los servicios de inteligencia creen que los hermanos tuvieron contacto hasta hace muy poco.

Tras la rápida campaña de los milicianos del ISIS en la guerra civil siria, la conquista del norte de Irak y la autoproclamación de un califato y estado independiente en junio de 2014, Salbi tuvo un papel preponderante en la creación de las brutales leyes que tuvieron que cumplir los seis millones de habitantes de ese territorio.

Entre las normas inspiradas por Salbi estaban: Ochenta azotes por vender o consumir alcohol. Cincuenta por fumar, incluso la “shisha”, la clásica pipa de agua. Amputación de una mano por robar. Crucifixión pública si el robo fue a mano armada. Ninguna mujer puede salir a la calle sin su niqab, cubierta de negro de pies a cabeza, y acompañada por un hombre de su familia. Los comerciantes deben cerrar sus negocios cinco veces al día a la hora de los rezos bajo la amenaza de clausura y la cárcel. Cualquier chica mayor de nueve años puede ser tomada como esposa por un miliciano. Tener fotos de modelos en una tienda o en la casa conlleva al menos diez latigazos por imagen. Escuchar música con auriculares, o simplemente tenerla cargada en el teléfono o tomar una foto o tener una foto de alguien que no sea de la familia cercana en la memoria del aparato, puede ser castigado con hasta cien azotes. Si la policía de la moral y las buenas costumbres, la Hisbah, detecta cualquier “sharam” (pecado) detiene de inmediato al infractor y, muchas veces, al resto de la familia por “haberle permitido cometer la infracción”. Todo depende, después, del tribunal que impone la sharía (la ley coránica del siglo XII) que es el que reparte los castigos. Si el “sharam” es considerado una traición al Daesh, el ISIS en árabe, entonces todo termina en la decapitación en plaza pública.

Salbi integraba la filial iraquí de la red terrorista Al Qaeda cuando fue apresado por las fuerzas estadounidenses y enviado al campo de detención más grande del sur de Irak, Camp Bucca. Allí conoció a Baghdadi y otros combatientes presos que terminaron fundando el ISIS, una vez que Al Qaeda en la Mesopotamia fue derrotada. La guerra civil siria les dio la oportunidad de conquistar territorio y a partir de algunos campamentos en el norte del país, fueron avanzando a lo largo del río Éufrates hasta borrar la frontera sirio-iraquí y proclamar el califato. Los agentes de la CIA tenían detectado a Salbi como uno de los hombres más cercano al ex jefe del ISIS. Después del ataque del 27 de octubre de 2019 en el que Baghdadi cayó tras esconderse en un túnel escudado por algunos de sus hijos, el Departamento de Estado ofreció una recompensa de cinco millones de dólares por Salbi y otros cuatro comandantes que sobrevivieron al ataque. Ya había rumores de que éste podría ser el reemplazante desde que Baghdadi cayó enfermo en agosto del año pasado.

Desde que perdió hace diez meses su último bastión, la pequeña ciudad de Baguz, en el norte de Siria, el ISIS intenta reagruparse en zonas desérticas de la frontera sirio-iraquí. Las fuerzas kurdas que los combatieron con éxito fueron abandonadas por la Administración Trump ante el avance de sus enemigos turcos y desde entonces, los terroristas lograron nuevamente el control de territorio. Los medios de propaganda del ISIS, que continúan publicando en las redes sociales, afirmaron haber llevado a cabo 106 ataques entre el 20 y el 26 de diciembre para vengar la muerte de Baghdadi y el jefe de prensa, Abu Hassan al-Muhajir. Y un alto funcionario kurdo citado por el diario The Guardian dijo que “hemos visto un aumento significativo en los ataques de ISIS desde mediados del año pasado, con el centro de gravedad moviéndose más al sur. Ahora, se están registrando un promedio de 60 ataques al mes con asesinatos, bombas en las rutas y asaltos a las fuerzas de seguridad iraquíes”. Y agregó que “sus redes rurales permanecen intactas; Después de todo, los miembros del Daesh en Iraq todavía reciben salarios mensuales y capacitación en áreas montañosas remotas. Esa red permite que la organización perdure, incluso cuando es derrotada militarmente”.

Los agentes de inteligencia creen que es poco probable que Salbi haya estado cerca de Baghdadi cuando fue acorralado en la provincia siria de Idlib. Es probable que se haya quedado con otros milicianos viviendo en la clandestinidad en los suburbios del norte de Mosul, en Irak. Allí fue arrestado la semana pasada, Shifa al-Nima, otro clérigo importante entre los terroristas, que había acumulado 245 kilos de peso y tuvo que ser rescatado desde el refugio en el que se encontraba con una pala mecánica. Nima fue un sanguinario jefe de contrainteligencia del ISIS que ordenó regularmente la ejecución de clérigos y funcionarios de seguridad que no cumplieron con los rígidos decretos de la organización.

También se cree que estaba a cargo de la organización de la “resistencia” del ISIS en los campos de detención donde se encuentran los miembros del grupo y sus familias que huyeron de su último reducto. Los campos de Al-Hol y Al-Roj, controlados por las fuerzas kurdas sirias, siguen siendo lugar de entrenamiento y adoctrinamiento de los terroristas. Allí, funciona una policía religiosa que impone las reglas del califato y se cree que desde allí también partieron células que produjeron ataques contra los kurdos y regresaron al campamento. En ese lugar están detenidos unos 2.000 europeos y sus descendientes que se unieron al ISIS y que no pueden regresar a sus países e origen.

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