Maxi Gómez, mini Barça

El Valencia desnuda el efecto Setién. Ter Stegen evitó la goleada. Maxi marcó un gol en colaboración con Alba, hizo otro y falló un penalti.

Santi Giménez
As
La primera prueba de Setién acabó en tragedia ante la fiesta de un Valencia que venía de ser goleado por el Mallorca hace una semana y que no ganaba un partido sin Parejo sobre el césped desde 2014 y que borró al equipo blaugrana del campo venciendo sólo por 2-0 gracias a la gran actuación de Ter Stegen. El efecto Setién no se nota. A cada partido el Barça parece más perdido y no es que mejore, es que las pocas cosas que hacía bien y que le valieron para conquistar el liderato han quedado olvidadas.


Setién se presentó en Mestalla con el centro del campo soñado para su sistema: Busquets, De Jong y Arthur y si la idea era dar muchos pases, el éxito fue rotundo. Si era jugar a fútbol, fracasó estrepitosamente. El monólogo insulso y estéril del Barça con la pelota podría tener el objetivo de desgastar al rival para, tal y como dijo el técnico blaugrana en la previa "acabar ganando el partido en el minuto 80". Tampoco resultó, en el 77 fue el Valencia el que mató el partido.

La táctica de Setién era una apuesta arriesgada, especialmente si en defensa eres un drama, como es el caso que nos ocupa. Tras nueve minutos de dormir a las ovejas con el balón y no ver el área rival ni con catalejo, el Barça perdió un balón y el equipo local se plantó en tres pases ante Ter Stegen. Sergi Roberto se derrumbó ante Gayà y Piqué le hizo penalti.

Maxi Gómez fue a los once metros y allí se encontró a un gigantesco Ter Stegen, que empezó su recital. Gracias al alemán el equipo blaugrana no se fue al vestuario con el partido perdido y un roto irremediable en el crédito de Setién. El portero blaugrana volvió a salvar a su equipo ante un rechace contra su propia portería de Piqué, luego tuvo una actuación doble sensacional en la que también intervino el palo y finalmente atajó otro chut de lejos de Coquelin. Si a Ter Stegen le salía la faena por las orejas, en la otra portería Jaume podía echarse la siesta. Ni un jugador del Barça pasó cerca suyo hasta el minuto 42. Antes, Messi disparó dos faltas lejanas. Una se fue muy alta y la otra a las manos del portero.

Ante el desbarajuste total, a la media hora de partido, Setién decidió cambiar el sistema con el que salió a jugar y volver al viejo sistema de Valverde, fue entonces cuando el Barça dio signos de no estar muerto. El equipo blaugrana pudo irse al descanso dando gracias al cielo de que el partido siguiera 0-0. Tenía 45 minutos para salvar otra tarde nefasta. Nada más empezar la segunda parte, el partido se le puso más cuesta arriba al Barcelona con el gol de Maxi ante el que Ter Stegen nada pudo hacer esta vez porque el balón tocó en Alba y le descolocó.
A partir de ahí, al Barça no le quedaba otra que reaccionar, ni que fuera por orgullo. Peor no se podía jugar. Un Arthur desastroso dejó su puesto a Arturo Vidal, que reactivó el ánimo culé.

El chileno empezó a conectar con Messi, que dispuso de dos ocasiones, una clarísima que desbarató Gabriel Paulista cuando los culés ya cantaban el gol. Vidal era el único argumento ofensivo de un Barça que no tenía a ningún delantero en el banquillo para amenazar a un Valencia que empezaba a asustarse ante el argentino, como siempre, el único argumento culé.
Pero el ansia de ir a por el partido desnudó al Barça atrás y Maxi Gómez recibió un balón absolutamente solo en un contragolpe y sentenció el partido. Podría haber sido peor para el Barça, que encajó el tercero a la salida de un córner, pero fue anulado por falta a Busquets. De haber subido al marcador, el Barça habría perdido el liderato sin necesidad de que el Madrid saliera a jugar.

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