Los primeros desafíos de Setién
Barcelona, AS
Quique Setién se enfrenta al mayor desafío que tendrá en su carrera profesional. No coge al Barça en una posición desesperada, sino líder. Su primer reto, por tanto, es bien sencillo. Que el equipo no caiga de esa posición privilegiada. Valverde se ha ido con el equipo primero y después de ganar dos Ligas. Setién sólo puede igualarlo.
O empeorarlo. Un reto durísimo para ser inicial que deberá gestionar bien. Primero, con un mensaje convincente a los jugadores. Pese a que fue un jugador de cierta fama y tiene buena prensa como técnico, Setién ni ha pasado por el Barça ni es una figura de renombre mundial. Ganarse un vestuario cuajado de egos, estrellas y ganadores de título requerirá de algo más que de una buena declaración de intenciones. Setién tampoco es un entrenador de carácter fácil. Deberá relajarlo mucho si quiere entrar con buen pie ante los pesos pesados.
El Barça también ha traído a Setién por dos motivos 'populistas'. El primero, recuperar frescura en el juego, estilo en el toque, cierto cruyffismo, como vende Setién que tiene. Un juego algo menos burocrático que enganche más a la afición, con ganas de divertirse como hizo, paradójicamente, durante 70 minutos en el partido ante el Atlético de Madrid en la Supercopa. La afición quiere algo más de vértigo, un poco de emociones fuertes. Creen que el ritmo con Valverde era demasiado pastoso. La jugada es si con jugadores de más de treinta años llenando el once inicial, eso es posible. Y luego, cambiarle la cara perdedora a un equipo que desde que empezó a caer a plomo en Europa con Luis Enrique, con el 4-0 en París o el 3-0 en Turín, se ha ido haciendo un traje de perdedor a medida que lució por todo lo alto en Roma y, sobre todo, en Liverpool. Es más que probable que la derrota ante el Atlético en Yeda sólo fue la última gota que colmó el vaso de la paciencia del Barça.
Pero antes que nada, Setién tiene que tomar una decisión de calado junto al vicepresidente deportivo, figura encarnada por la misma persona que es presidente, Josep Maria Bartomeu; además de Eric Abidal y Ramon Planes. Setién no va a tener delantero centro los próximos cuatro meses. Ni Griezmann ni Messi pueden jugar como referentes y Dembélé, Carles Pérez y Ansu tampoco se mueven por ahí. El Barça se negó a que hubiese más casos como Boateng, de manera que si ficha a alguien tendrá que hacerlo con ciertas garantías. Pero parece difícil sobrevivir y afrontar grandes retos sin un futbolista que ha participado en el 41,6 por ciento de los goles que ha marcado el Barça esta temporada. Veremos cuál es la decisión de Setién, que también tendrá que dar una opinión sobre Arturo Vidal, pretendido por el Inter. Con Aleñá ya en el Betis, Abidal y Planes también deberían estar obligados a saber cuál es la opinión del técnico acerca de Tobido.
En general, lo que el Barça intenta cambiar con Setién es el estado de ánimo. Es agitar a un equipo que daba síntomas de cierto agotamiento emocional. Es el momento de darle un empujón de motivación y de recuperar cierta autoestima. El asunto es que, pese a esos déficits, el Barça iba líder de LaLiga y había vuelto a firmar una primera fase inmaculada en la Champions. Es una tremenda ilusión para Quique, pero también puede ser un caramelo envenenado.
Quique Setién se enfrenta al mayor desafío que tendrá en su carrera profesional. No coge al Barça en una posición desesperada, sino líder. Su primer reto, por tanto, es bien sencillo. Que el equipo no caiga de esa posición privilegiada. Valverde se ha ido con el equipo primero y después de ganar dos Ligas. Setién sólo puede igualarlo.
O empeorarlo. Un reto durísimo para ser inicial que deberá gestionar bien. Primero, con un mensaje convincente a los jugadores. Pese a que fue un jugador de cierta fama y tiene buena prensa como técnico, Setién ni ha pasado por el Barça ni es una figura de renombre mundial. Ganarse un vestuario cuajado de egos, estrellas y ganadores de título requerirá de algo más que de una buena declaración de intenciones. Setién tampoco es un entrenador de carácter fácil. Deberá relajarlo mucho si quiere entrar con buen pie ante los pesos pesados.
El Barça también ha traído a Setién por dos motivos 'populistas'. El primero, recuperar frescura en el juego, estilo en el toque, cierto cruyffismo, como vende Setién que tiene. Un juego algo menos burocrático que enganche más a la afición, con ganas de divertirse como hizo, paradójicamente, durante 70 minutos en el partido ante el Atlético de Madrid en la Supercopa. La afición quiere algo más de vértigo, un poco de emociones fuertes. Creen que el ritmo con Valverde era demasiado pastoso. La jugada es si con jugadores de más de treinta años llenando el once inicial, eso es posible. Y luego, cambiarle la cara perdedora a un equipo que desde que empezó a caer a plomo en Europa con Luis Enrique, con el 4-0 en París o el 3-0 en Turín, se ha ido haciendo un traje de perdedor a medida que lució por todo lo alto en Roma y, sobre todo, en Liverpool. Es más que probable que la derrota ante el Atlético en Yeda sólo fue la última gota que colmó el vaso de la paciencia del Barça.
Pero antes que nada, Setién tiene que tomar una decisión de calado junto al vicepresidente deportivo, figura encarnada por la misma persona que es presidente, Josep Maria Bartomeu; además de Eric Abidal y Ramon Planes. Setién no va a tener delantero centro los próximos cuatro meses. Ni Griezmann ni Messi pueden jugar como referentes y Dembélé, Carles Pérez y Ansu tampoco se mueven por ahí. El Barça se negó a que hubiese más casos como Boateng, de manera que si ficha a alguien tendrá que hacerlo con ciertas garantías. Pero parece difícil sobrevivir y afrontar grandes retos sin un futbolista que ha participado en el 41,6 por ciento de los goles que ha marcado el Barça esta temporada. Veremos cuál es la decisión de Setién, que también tendrá que dar una opinión sobre Arturo Vidal, pretendido por el Inter. Con Aleñá ya en el Betis, Abidal y Planes también deberían estar obligados a saber cuál es la opinión del técnico acerca de Tobido.
En general, lo que el Barça intenta cambiar con Setién es el estado de ánimo. Es agitar a un equipo que daba síntomas de cierto agotamiento emocional. Es el momento de darle un empujón de motivación y de recuperar cierta autoestima. El asunto es que, pese a esos déficits, el Barça iba líder de LaLiga y había vuelto a firmar una primera fase inmaculada en la Champions. Es una tremenda ilusión para Quique, pero también puede ser un caramelo envenenado.