Las manos de Dios
Dos paradones del portero en la segunda parte salvaron al Atlético y sirvieron para impulsarle al tercer puesto. Marcó Correa, empató Roger y Felipe hizo en 2-1 final.
Patricia Cazón
As
El partido que al final estuvo en las manos de Dios, comenzó con todas las palmas del Metropolitano en ese aplauso, a Filipe, último de una generación inolvidable, la primera del cholismo. Y desde el palco, tras el homenaje, el ‘3’ pudo ver cómo el Atleti trató de quitarle el forro pronto a 2020 con los mejores propósitos pero entre viejos vicios: una triple ocasión que acabó en las nubes. Porque era el segundo 48, cuando Correa se escapaba, sentaba a un rival y chutaba a Aitor. El portero del Levante, aún frío, despejó. El segundo intento, de João, lo despejó un defensa. El tercero, de Saúl, iba forzado desde el control, y fue el que se marchó al cielo del campo.
Desnudó el Atleti al Levante de inicio con transiciones rapidísimas y un ritmo que a los de Paco López les costó templar. Corría en estampida hacia Aitor. Sólo debía seguir un camino: el que abría Correa. El futbolista diferente del Cholo, novedad en el once, bailaba y arrastraba en su movimiento a todos los demás, propios y contrarios. Su derecha era la vía hacia el gol y por ahí iba el Atleti una vez y otra. En el 9’ cabeceaba Felipe con toda malicia una falta de Herrera que detuvo Aitor. En el 11’ le tocaba al portero volver a sacar los guantes aunque ni falta habría hecho: era ante Morata y estaba en fuera de juego. Ese vicio no se fue con 2019. Lo de la falta de goles quizá sí.
Porque seguía Correa a lo suyo y el Atleti en un homenaje a los tiempos de Filipe, amenazando con la intensidad y desde el balón parado, ante un Levante que, pasado el primer sofoco, también alzaba mentón a balón parado y un cabezazo de Cabaco se iba fuera silbando sobre la madera de Oblak en un córner. Fue Correa, entre la lluvia de ocasiones, el que acabó con el fogueo.
Minuto 12. Thomas cambia el juego hacia la carrera de Trippier, que gana la línea de fondo. Plac. Sin dejar caer la pelota, el inglés la envía hacia el escurridizo argentino que, al primer toque también, plic, la deposita en la red. Comenzaban cinco minutos de furia en el Metropolitano. Porque el Levante respondía en la jugada siguiente. A Roger le llovía un balón que remataba a media volea y no hay delantero más efectivo que él. Ayudaron Morata, que lo rozó, y Oblak, que pareció no estirarse lo suficiente. Pero era el 18’ cuando Felipe saltaba hacia atrás en una voltereta de capoeira. Así celebra los goles. Y así lo hizo ayer, tras cabecear una falta botada de Lodi. Lleva en la frente al Atlético Aviación.
Respiró el partido después, tras tanto vértigo. El Levante ordenado, con balón pero no ideas en los metros finales. Y Morales viendo desde el banco la titularidad de un Mayoral invisible. El Atleti se conformó y dejó de tener prisa por llegar ante Aitor.
Morales, Vitolo, Valera... y los milagros
Morales esperaba el inicio de la segunda parte ya al lado del cuarto árbitro con el cartelón. Adentro, Mayoral fuera. Paco López buscaba sumar peligro real. Tenía la iniciativa, tenía el pase, le faltaba eso: pasó de cuatro centrocampistas al 4-3-3 con Bardhi, Roger y Morales. Y Coke en su ir y venir por la banda y enorme en la labor de ensombrecer a João. Ahora era el Levante quien desnudaba a los de Simeone. Por mucho que siguiera bailando Correa, ahora eran los rojiblancos, fiados sólo a las contras, quienes pisaban los metros finales con los ojos vendados. Todos sus remates, fallidos.
A la hora volvía Vitolo y Herrera lateralizaba su posición. El Levante perdía el balón y Correa obligaba a Aitor a dos despejes con la punta del guante. Pero no pudieron batirle ni él ni João las dos veces que logró quitarse a Coke de encima. Asomaba el final ya cuando apareció la primera de las manos de Dios: la zurda de Oblak, ante Bardhi. Simeone cambiaba a perla por perla: debutaba Valera, se iba João, que llega pero remata precipitado. Si la penúltima jugada del partido fue un casi entre Correa y Valera, la última, el segundo milagro de Oblak: le disparó de nuevo Bardhi, ahora a quemarropa, pero el portero sacó a contrapié su mano, la que sin Koke lleva la C de capitán rojiblanco, y evitó el empate. Acaba la primera vuelta y el Atleti es tercero, por detrás de Madrid y Barça. Aún a punto de todo en este 2020.
Patricia Cazón
As
El partido que al final estuvo en las manos de Dios, comenzó con todas las palmas del Metropolitano en ese aplauso, a Filipe, último de una generación inolvidable, la primera del cholismo. Y desde el palco, tras el homenaje, el ‘3’ pudo ver cómo el Atleti trató de quitarle el forro pronto a 2020 con los mejores propósitos pero entre viejos vicios: una triple ocasión que acabó en las nubes. Porque era el segundo 48, cuando Correa se escapaba, sentaba a un rival y chutaba a Aitor. El portero del Levante, aún frío, despejó. El segundo intento, de João, lo despejó un defensa. El tercero, de Saúl, iba forzado desde el control, y fue el que se marchó al cielo del campo.
Desnudó el Atleti al Levante de inicio con transiciones rapidísimas y un ritmo que a los de Paco López les costó templar. Corría en estampida hacia Aitor. Sólo debía seguir un camino: el que abría Correa. El futbolista diferente del Cholo, novedad en el once, bailaba y arrastraba en su movimiento a todos los demás, propios y contrarios. Su derecha era la vía hacia el gol y por ahí iba el Atleti una vez y otra. En el 9’ cabeceaba Felipe con toda malicia una falta de Herrera que detuvo Aitor. En el 11’ le tocaba al portero volver a sacar los guantes aunque ni falta habría hecho: era ante Morata y estaba en fuera de juego. Ese vicio no se fue con 2019. Lo de la falta de goles quizá sí.
Porque seguía Correa a lo suyo y el Atleti en un homenaje a los tiempos de Filipe, amenazando con la intensidad y desde el balón parado, ante un Levante que, pasado el primer sofoco, también alzaba mentón a balón parado y un cabezazo de Cabaco se iba fuera silbando sobre la madera de Oblak en un córner. Fue Correa, entre la lluvia de ocasiones, el que acabó con el fogueo.
Minuto 12. Thomas cambia el juego hacia la carrera de Trippier, que gana la línea de fondo. Plac. Sin dejar caer la pelota, el inglés la envía hacia el escurridizo argentino que, al primer toque también, plic, la deposita en la red. Comenzaban cinco minutos de furia en el Metropolitano. Porque el Levante respondía en la jugada siguiente. A Roger le llovía un balón que remataba a media volea y no hay delantero más efectivo que él. Ayudaron Morata, que lo rozó, y Oblak, que pareció no estirarse lo suficiente. Pero era el 18’ cuando Felipe saltaba hacia atrás en una voltereta de capoeira. Así celebra los goles. Y así lo hizo ayer, tras cabecear una falta botada de Lodi. Lleva en la frente al Atlético Aviación.
Respiró el partido después, tras tanto vértigo. El Levante ordenado, con balón pero no ideas en los metros finales. Y Morales viendo desde el banco la titularidad de un Mayoral invisible. El Atleti se conformó y dejó de tener prisa por llegar ante Aitor.
Morales, Vitolo, Valera... y los milagros
Morales esperaba el inicio de la segunda parte ya al lado del cuarto árbitro con el cartelón. Adentro, Mayoral fuera. Paco López buscaba sumar peligro real. Tenía la iniciativa, tenía el pase, le faltaba eso: pasó de cuatro centrocampistas al 4-3-3 con Bardhi, Roger y Morales. Y Coke en su ir y venir por la banda y enorme en la labor de ensombrecer a João. Ahora era el Levante quien desnudaba a los de Simeone. Por mucho que siguiera bailando Correa, ahora eran los rojiblancos, fiados sólo a las contras, quienes pisaban los metros finales con los ojos vendados. Todos sus remates, fallidos.
A la hora volvía Vitolo y Herrera lateralizaba su posición. El Levante perdía el balón y Correa obligaba a Aitor a dos despejes con la punta del guante. Pero no pudieron batirle ni él ni João las dos veces que logró quitarse a Coke de encima. Asomaba el final ya cuando apareció la primera de las manos de Dios: la zurda de Oblak, ante Bardhi. Simeone cambiaba a perla por perla: debutaba Valera, se iba João, que llega pero remata precipitado. Si la penúltima jugada del partido fue un casi entre Correa y Valera, la última, el segundo milagro de Oblak: le disparó de nuevo Bardhi, ahora a quemarropa, pero el portero sacó a contrapié su mano, la que sin Koke lleva la C de capitán rojiblanco, y evitó el empate. Acaba la primera vuelta y el Atleti es tercero, por detrás de Madrid y Barça. Aún a punto de todo en este 2020.