La primera noche negra de De Jong en el Barcelona
Hizo la falta del 1-0 y vio dos tarjetas en diez minutos. Su expulsión permitió al Espanyol levantarse. El fútbol del holandés ha perdido fuerza en los últimos tiempos.
Juan Jiménez
As
Frenkie De Jong casi se echó a llorar en los brazos de Gerard Piqué cuando Del Cerro Grande le sacó la segunda amarilla en su primer derbi después de una pérdida de balón dramática que terminó en una falta casi inevitable. Su expulsión, la primera de su carrera profesional, fue algo más que el colofón a un partido horrible. Tuvo la peor consecuencia posible. El Espanyol, que por entonces estaba boqueando, se sintió con fuerzas y dio un último empujón. Valverde no quiso cargarse los estatus y prefirió mantener a Suárez y Messi en lugar de intentar meter un cambio más para cerrar el partido con un 4-4-1. Y el Barça terminó regalando dos puntos decisivos.
El partido señaló de mala manera a De Jong, al que la falta del 1-0 del Espanyol, algo absurda, pareció afectar. El holandés, sin confianza, fue menguando en el partido hasta terminar de perder el norte entre los minutos 65 y 74, cuando vio las dos tarjetas. En esos minutos ya había hecho otra falta que, si bien no era merecedora de la amarilla, evidenció nervios y falta de control en un jugador que normalmente destaca por lo contrario. Puede decirse que fue persiguiendo la expulsión hasta que la consiguió. Valverde no pudo deslizar un lamento al final del partido: "La expulsión de De Jong nos ha hecho daño".
Arrebatador e ilusionante en el inicio de temporada, con fantásticos partidos en el inicio de curso y exhibiciones en días como Ipurúa, De Jong se ha ido apagando ante los últimos meses. Su Clásico fue decepcionante. No se elevó ante los centrocampistas del Madrid y se fue de vacaciones con la suplencia ante el Alavés. Su regreso después de Navidad no ha mejorado las cosas. De Jong llega a la Supercopa de España en un momento bajo, aunque sus niveles de popularidad no han bajado. Los protectores de De Jong achacan el bajón de juego a la falta de personalidad del Barça con el balón ya la pérdida de estilo. Pero el caso es que De Jong tampoco se está rebelando contra eso. Al contrario, el brillo que acompañó a su llegada, la sensación de frescor en el centro del campo del Barça, se ha ido apagando. Buen momento para sentarlo en el diván.
Juan Jiménez
As
Frenkie De Jong casi se echó a llorar en los brazos de Gerard Piqué cuando Del Cerro Grande le sacó la segunda amarilla en su primer derbi después de una pérdida de balón dramática que terminó en una falta casi inevitable. Su expulsión, la primera de su carrera profesional, fue algo más que el colofón a un partido horrible. Tuvo la peor consecuencia posible. El Espanyol, que por entonces estaba boqueando, se sintió con fuerzas y dio un último empujón. Valverde no quiso cargarse los estatus y prefirió mantener a Suárez y Messi en lugar de intentar meter un cambio más para cerrar el partido con un 4-4-1. Y el Barça terminó regalando dos puntos decisivos.
El partido señaló de mala manera a De Jong, al que la falta del 1-0 del Espanyol, algo absurda, pareció afectar. El holandés, sin confianza, fue menguando en el partido hasta terminar de perder el norte entre los minutos 65 y 74, cuando vio las dos tarjetas. En esos minutos ya había hecho otra falta que, si bien no era merecedora de la amarilla, evidenció nervios y falta de control en un jugador que normalmente destaca por lo contrario. Puede decirse que fue persiguiendo la expulsión hasta que la consiguió. Valverde no pudo deslizar un lamento al final del partido: "La expulsión de De Jong nos ha hecho daño".
Arrebatador e ilusionante en el inicio de temporada, con fantásticos partidos en el inicio de curso y exhibiciones en días como Ipurúa, De Jong se ha ido apagando ante los últimos meses. Su Clásico fue decepcionante. No se elevó ante los centrocampistas del Madrid y se fue de vacaciones con la suplencia ante el Alavés. Su regreso después de Navidad no ha mejorado las cosas. De Jong llega a la Supercopa de España en un momento bajo, aunque sus niveles de popularidad no han bajado. Los protectores de De Jong achacan el bajón de juego a la falta de personalidad del Barça con el balón ya la pérdida de estilo. Pero el caso es que De Jong tampoco se está rebelando contra eso. Al contrario, el brillo que acompañó a su llegada, la sensación de frescor en el centro del campo del Barça, se ha ido apagando. Buen momento para sentarlo en el diván.