Eriksen debuta, el Inter a semis
Los goles de Candreva y Barella clasifican a los nerazzurri ante la Fiorentina, que había empatado con Cáceres. El danés entró en la segunda parte.
Mirko Calemme
As
El Inter es el cuarto semifinalista de la Copa italiana: los nerazzurri tumbaron 2-1 a la Fiorentina y se jugarán el pase a la final ante el Nápoles (el otro encuentro será entre Milán y Juventus), en la única eliminatoria de ida y vuelta de la competición.
Antonio Conte mostró su interés en el trofeo ya desde la alineación, haciendo pocas rotaciones y apostando por un tridente con Lukaku, Lautaro y Alexis. Lo mismo hizo Iachini, aunque no pudo contar con el lesionado Castrovilli y salió de inicio con Vlahovic y Chiesa arriba.
La primera parte del choque fue igualada y, por momentos, descafeinada. La Viola esperaba al rival para golpear con los contragolpes, táctica que desde la llegada de su nuevo técnico le está funcionando bien, pero tuvo poca puntería y los milaneses, con el tiempo, crecieron.
Justo a instantes del descanso, el Inter consiguió el 1-0 con algo de suerte y una buena iniciativa de Candreva, que apuntó al área, aprovechó un rebote entre Lautaro y Ceccherini, y empujó entre palos casi sin apuros.
Los interisti arrancaron la reanudación empujando fuerte, pero cuando estaba en el aire el 2-0, en cambio, llegó el empate. Cáceres cabeceó a la red un córner de Pulgar y sus compañeros, a partir de ahí, creyeron en la remontada.
Sin embargo, después de un paradón de Handanovic sobre Vlahovic, la dinámica del enfrentamiento volvió a cambiar.
Conte hizo estrenar al recién llegado Eriksen, y nada más saltar al campo la nueva estrella de San Siro, Barella firmó el 2-1 con una maravillosa volea.
El danés dejó enseguida destellos de calidad (poco después, también entró otro recién fichaje, Moses), y de una iniciativa suya nació el 3-1 firmado por Lautaro, aunque anulado por fuera de juego. No hubo otra reacción de la Fiore y el Meazza celebró por partida doble, por el pase a la semifinal y la primera noche de su nuevo ídolo. Con Eriksen, el Inter da todavía más miedo.
Mirko Calemme
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El Inter es el cuarto semifinalista de la Copa italiana: los nerazzurri tumbaron 2-1 a la Fiorentina y se jugarán el pase a la final ante el Nápoles (el otro encuentro será entre Milán y Juventus), en la única eliminatoria de ida y vuelta de la competición.
Antonio Conte mostró su interés en el trofeo ya desde la alineación, haciendo pocas rotaciones y apostando por un tridente con Lukaku, Lautaro y Alexis. Lo mismo hizo Iachini, aunque no pudo contar con el lesionado Castrovilli y salió de inicio con Vlahovic y Chiesa arriba.
La primera parte del choque fue igualada y, por momentos, descafeinada. La Viola esperaba al rival para golpear con los contragolpes, táctica que desde la llegada de su nuevo técnico le está funcionando bien, pero tuvo poca puntería y los milaneses, con el tiempo, crecieron.
Justo a instantes del descanso, el Inter consiguió el 1-0 con algo de suerte y una buena iniciativa de Candreva, que apuntó al área, aprovechó un rebote entre Lautaro y Ceccherini, y empujó entre palos casi sin apuros.
Los interisti arrancaron la reanudación empujando fuerte, pero cuando estaba en el aire el 2-0, en cambio, llegó el empate. Cáceres cabeceó a la red un córner de Pulgar y sus compañeros, a partir de ahí, creyeron en la remontada.
Sin embargo, después de un paradón de Handanovic sobre Vlahovic, la dinámica del enfrentamiento volvió a cambiar.
Conte hizo estrenar al recién llegado Eriksen, y nada más saltar al campo la nueva estrella de San Siro, Barella firmó el 2-1 con una maravillosa volea.
El danés dejó enseguida destellos de calidad (poco después, también entró otro recién fichaje, Moses), y de una iniciativa suya nació el 3-1 firmado por Lautaro, aunque anulado por fuera de juego. No hubo otra reacción de la Fiore y el Meazza celebró por partida doble, por el pase a la semifinal y la primera noche de su nuevo ídolo. Con Eriksen, el Inter da todavía más miedo.