El papa emérito Benedicto XVI rompe el silencio en defensa del celibato de los sacerdotes

El 15 de enero sale a la venta un libro en el que Joseph Ratzinger, en coautoría con el cardenal Sarah, defiende esa posición. La posibilidad de ordenar hombres casados había sido evocada en el sínodo sobre la Amazonía

Infobae
El papa emérito, Benedicto XVI, y el cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, han escrito un libro cuyo título en francés es “Des profondeurs de nos coeurs” -se edita primero en Francia por la casa editorial Fayard- y que en castellano sería “Desde lo profundo de nuestros corazones”, con el subtítulo: “Sacerdocio, celibato y crisis de la Iglesia Católica”.


Desde su renuncia al pontificado, en febrero de 2013, el Papa emérito se ha mantenido en un discreto segundo plano, sin hacer declaraciones públicas, con la sola excepción de un documento emitido en abril del año pasado, con reflexiones sobre la Iglesia y los abusos sexuales.

“Creo que el celibato (de los sacerdotes) tiene un gran significado” y es “indispensable para que nuestro viaje hacia Dios siga siendo la base de nuestra vida”, dice ahora Benedicto XVI en este libro del cual el diario francés Le Figaro publicó un anticipo este domingo.

Según el periódico, Ratzinger y Sarah citan una frase de San Agustín, “No puedo callar”, para justificar esta reafirmación de su postura contraria a la ordenación sacerdotal de los hombres casados.

El cardenal Sarah, oriundo de la Guinea francesa, ha sido uno de los mayores críticos de algunas posturas del papa Francisco. El libro que publica ahora junto a Ratzinger saldrá un tiempo antes que la exhortación apostólica que Jorge Bergoglio debe publicar en los próximos meses tras el Sínodo de la Amazonia y en la que se incluiría una respuesta a la propuesta votada por los obispos en aquel encuentro de ordenar a hombres casados en las regiones más remotas donde hay carencia de sacerdotes.

"Nos hemos encontrado y hemos intercambiado nuestras ideas y nuestras preocupaciones", escriben Ratzinger y Sarah, asegurando que "lo hacen con un espíritu de amor y unidad en la Iglesia".

El libro, que sus autores definen como “un grito de alarma”, seguramente causará polémica por referirse a un tema que divide las opiniones en la Iglesia. Pero también reabrirá el debate sobre el rol de un Papa emérito, algo inédito en la historia de la Santa Sede.

Cabe señalar que lo debatido en el Sínodo sobre la Amazonia, que tuvo lugar en el Vaticano en octubre del año pasado, fue la posibilidad de ordenar a hombres casados -no de eximir del celibato a sacerdotes ya ordenados- en casos excepcionales. El papa Francisco debe tomar una decisión al respecto a partir de la propuesta votada por los obispos reunidos en el Sínodo.

Benedicto XVI y el cardenal Sarah pretenden por su parte recordar que el celibato es uno de los pilares de la Iglesia Católica y que sería peligroso relativizarlo, incluso de modo excepcional.

“El libro es un alegato muy estructurado en justificación del celibato sacerdotal, pero también un poderoso mensaje de apoyo a los curas, a los que ambos autores ven ‘desorientados por los constantes cuestionamientos a su celibato consagrado’”, escribe Jean-Marie Guénois, vaticanista de Le Figaro, que ha tenido la primicia mundial del libro. El periodista especializado considera que el libro introduce un debate teológico, algo tradicional en la Iglesia, y que no se trata de una oposición frontal entre el Papa saliente y el actual.

En defensa del celibato, entre otros argumentos, Ratzinger escribe en el libro: “Actualmente, se afirma con demasiada facilidad que [el celibato] no sería más que la consecuencia de un desprecio por la corporalidad y la sexualidad. [...] Ese juicio es erróneo. Para demostrarlo, basta recordar que la Iglesia siempre consideró al matrimonio como un don concedido por Dios desde el paraíso terrenal. Ahora bien, el estado conyugal concierne al hombre en su totalidad, pero el servicio del Señor exige igualmente la entrega total del hombre, por lo que no parece posible realizar simultáneamente ambas vocaciones. Así, la aptitud para renunciar al matrimonio a fin de ponerse a la entera disposición del Señor se ha convertido en un criterio para el ministerio sacerdotal”.

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