El Liverpool acaricia la Premier

Los de Klopp volvieron a imponer su ley y dejan la Premier vista para sentencia. Van Dijk y Salah castigaron al United y celebraron los mil días de los reds sin perder en Anfield.

Alberto Muñoz
As
El Liverpool tiene techo, o eso nos obligamos a creer, pero hasta que lo encuentre parece que va a seguir dejando registros para el recuerdo. Fantástica primera parte de los de Klopp en el ‘Clásico’ de la Premier League, suficiente para haber sentenciado de forma abultada el partido contra un United venido a menos, aunque finalmente tuvo que ser Salah quien cerrase el encuentro en la última jugada. Los de Solskjaer, que no pueden ni soñar con acercarse al nivel de plantilla de los reds, mejoraron en el tramo final, pero las carencias impidieron la posibilidad de empate. Con este resultado, y con un partido menos que el Manchester City, los de Klopp ya sacan 16 puntos al segundo clasificado. Casi nada.


Llegó el día 1.000 desde la última derrota en Anfield… y el Liverpool se empeñó en mantener la costumbre. No iba a ser el Manchester United, que lleva sin ganarle allí desde hace cuatro años, quien rompiese una racha que parece tan sólida como este equipo. Los de Solskjaer fueron, con una diferencia abismal, un equipo pequeño en manos de un verdadero grande de Europa, una comparación que seguro que no ha sentado nada bien a los verdaderos aficionados red devils.

El ‘Clásico’ de Inglaterra dio el pistoletazo de salida en el minuto 14 con un cabezazo de van Dijk en un córner que sirvió para demostrar una vez más el poderío aéreo del holandés, pero que también dejó una reflexión: ¿Quién es el responsable de poner al joven Williams, de 19 años y 1,71 de altura, a cubrir hombre a hombre a uno de los centrales más poderosos del planeta? Solskjaer, con sus ojos saltones, prefirió mirar para otro lado.

La polémica llegaría apenas unos minutos después, cuando el propio capitán de la selección oranje contactó con De Gea cuando este intentaba hacerse con un balón aéreo. El esférico, que se le escurrió entre las manos, terminó en Firmino poco después, que se sacó un latigazo y marcó el segundo. El español, airado, se ganó una tarjeta amarilla por sus protestas, pero el VAR le dio la razón y el gol fue anulado. Aun así, siguen quedando muchas dudas de que eso fuese falta. Poco después, y esta vez sin discusión alguna, el linier arrebató un golazo a Wijnaldum por posición antirreglamentaria.

El torbellino de fútbol de los de Klopp solo era comparable, por contraposición, con la apatía de los de Solskjaer, que se la jugó con una defensa de cinco y dejó en el banquillo a Mata, que había sido el mejor de los dos últimos encuentros, y a Greenwood, que podía aportarle un poco de mordiente en la punta de ataque. Sin Rashford, este United es un equipo absolutamente plano.

Aun así, en la segunda mitad el equipo mejoró, sobre todo a raíz de la entrada de los dos hombres a los que se estaba echando de menos, pero tampoco llegó a crear verdadero peligro más allá de una ocasión clara desperdiciada por Martial y el marcador no se volvió a mover hasta el contraataque de Salah que sirvió para echar el cierre. El Manchester United se queda, así, quinto, aunque empatado a puntos con el Wolves y a apenas uno del Sheffield United.

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