El inquietante detalle sobre la Guardia Revolucionaria de Irán que reveló el derribo del avión ucraniano

El reconocimiento por parte del régimen de la destrucción “no intencional” del Boeing 737, causando la muerte de 176 personas, evidenció que este cuerpo militar creado para proteger a la Revolución Islámica también cuenta en su poder con avanzados misiles antiaéreos, un dato hasta el momento desconocido

Infobae
Con las banderas de Irán y del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria detrás, el comandante de la división aeroespacial de esta fuerza destinada a proteger a la Revolución Islámica, Amir Ali Hajizadeh, anunció el sábado ante el mundo que el avión de pasajeros ucraniano que cayó a tierra poco después de despegar de Teherán fue derribado por un misil antiaéreo iraní disparado por error. Murieron 176 personas.


El inusual reconocimiento de responsabilidad llegó después de varios días de especulaciones y incluso luego de que el régimen iraní hablara de una falla técnica como posible explicación de la caída del Boeing 737-800. Entonces el gobierno de Canadá declaró que la evidencia apuntaba hacia un derribo “no intencional”, y la revelatoria conferencia de prensa de Hajizadeh tuvo lugar dos días después.

Que el jefe de la Fuerza Aeroespacial de la Guardia Revolucionaria fuera el que hablara evidenció un detalle hasta el momento desconocido: que esta rama de las Fuerzas Armadas iraníes creada con el fin de proteger al régimen surgido de la Revolución Islámica de 1979 cuenta en su arsenal con modernas baterías de misiles antiaéreos.

Como en la mayor parte del mundo, la protección del espacio aéreo iraní es responsabilidad de la Fuerza de Defensa Aérea, componente de la Fuerza Aérea de Irán, que opera los numerosos sistemas de misiles antiaéreos con los que cuenta el país. Pero aparentemente la Guardia Revolucionaria se ha hecho del control de los lanzamisiles de fabricación rusa Tor-M1 adquiridos por Irán en 2005 y que se cree fueron responsables del derribo del vuelo 752 de Ukraine International Airlines.

Esto puede ser un problema grave ya que significa que dos sistemas de defensa aérea coexisten dentro del país, lo que aumenta las posibilidades de error y los problemas de comunicación, en medio de una extensa cadena de errores en la noche del derribo del vuelo 752.

Además, el Ejército de la República Islámica de Irán, fuerza armada convencional encargada de la Defensa, mantiene una larga historia de conflicto con la mucho más política Guardia Revolucionaria, con la cual compite, usualmente por detrás, por fondos, reclutas y roles. Si a esto se le suma la complejidad de operar no uno sino dos sistemas de defensa antiaérea en paralelo, las oportunidades de error son numerosas.

Precisamente el mismo Hajizadeh concedió que los controladores aéreos civiles no recibieron ninguna alerta sobre la tensa situación que estaba ocurriendo el 8 de enero y que tampoco se realizó un cierre del espacio aéreo, al momento en el que Irán lanzaba un ataque con 22 misiles balísticos contra una base aérea en Irak que alberga a personal estadounidense. El bombardeo fue diseñado como una represalia por el reciente asesinato del general de la Fuerza Quds, rama en el extranjero de la guardia Revolucionaria, Qassem Soleimani por parte de Estados Unidos.

En esa fatídica noche, el 737 de Ukrainian Airlines despegó de Tehéran y los operadores del sistema Tor-M1 aparentemente lo confundieron con un misil de crucero mientras volaba cerca de una base de misiles de la Guardia Revolucionaria y fue derribado.

Tradicionalmente se ha considerado que los roles de la Fuerza Aeroespacial han sido el de dar apoyo aéreo a las tropas de tierra de la Guardia Revolucionaria y el de desarrollar, mantener y operar misiles balísticos de corto y mediano alcance, de acuerdo al sitio especializado Global Security.
De esta manera cuenta en su arsenal con helicópteros armados como el Toufan II y el Sahed, aviones de ataque a tierra como el Sukhoi Su-22 y drones como el Ababil, el Karrar y el Shahed. En su división de misiles balísticos opera en cambio los Shahab-3, los Ghadr-110 y el Ashoura, entre otros.

Antes conocida simplemente como la Fuerza Aérea de la Guardia Revolucionaria, la Fuerza Aeroespacial fue sancionada por la Unión Europea en 2008 y por Estados Unidos en 2010 por sus actividades vinculadas a la proliferación nuclear. Esto se debe a que muchos de los misiles balísticos que operan podrían, en el futuro, cargar ojivas atómicas. En consecuencia, sus activos fuera de Irán han sido congelados.

La llegada a Irán de los Tor-M1

En 2005 Irán compró a Rusia 29 lanzadores de misiles antiaéreos Tor-M1, un contrato que le habría costado al régimen 1.000 y 1.400 millones de dólares, de acuerdo a un informe de la Jamestown Foundation.

Se trata de un moderno sistema de defensa antiaéreo diseñado para derribar aviones de ataque, misiles de crucero y helicópteros a baja altura y corta distancia. No está pensado, sin embargo, para derribar objetivos a distancia y volando alto, y se espera que opere junto a otros sistemas creando diferentes anillos defensivos.

En el caso del vuelo 752, el misil disparado por el Tor-M1 lo alcanzó poco después de despegar, cuando volaba a 2.416 metros de altura y a una velocidad de 509 kilómetros por hora, de acuerdo a datos provistos por el sitio de monitoreo aéreo FlightRadar24.

De hecho, al estar montado en un bastidor de tanque el Tor-M1 está pensando como un sistema de defensa móvil que permita acompañar a los ejércitos en campaña, defendiéndolos de ataques aéreos.

Rusia aún fabrica y exporta este sistema antiaéreo, en su versión Tor-M2E, que incorpora un mayor grado de automatización.

En el momento de la transacción la prensa rusa reportó que Irán esperaba poder usar a los Tor-M1 en la defensa de sus reactores nucleares y otros centros de investigación nuclear, como los ubicados en Natanz y Bushehr. Dado que la Guardia Revolucionaria controla al programa nuclear iraní, esta parece ser la razón por la que los lanzadores estaban en su poder y no en manos de la Fuerza Aérea.

Según reportó el Kyiv Post, la tripulación de un Tor-M1 que protegía al reactor nuclear de Bushehr protagonizó en 2010 un hecho que adelantó lo que ocurriría este año con el vuelo 752. Al parecer, en aquella ocasión el sistema antiaéreo detectó erróneamente como enemigo a un caza F4 Phantom de la Fuerza Aérea Iraní que por error estaba volando demasiado cerca de Bushehr, y la aeronave fue derribada por error.

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