Desconcierto rojo y júbilo celeste bajo la lluvia

José Vladimir Nogales
JNN Digital
Wilstermann se derrumbó en el día más insospechado, pero no se podrá decir que le faltaron méritos. Christian Díaz, que tantas otras veces salvó a su equipo con sus alineaciones y sus cambios, se equivocó esta vez al diseñar el once inicial y al ordenar las sustituciones, que terminaron por desorientar todavía más a un equipo que nunca estuvo centrado. Aurora hizo su trabajo, y lo hizo bien, aprovechó al máximo sus recursos y supo controlar a un amnésico Wilstermann, que ha cuajado un aterrador inicio de campeonato.



La alineación de Wilstermann no invitaba al optimismo. No fue una cuestión del dibujo, el habitual 4-3-3 de Díaz, sino de las piezas que compusieron ese esquema. La defensa no fue esa línea sólida y contundente que permite al equipo vivir más tranquilo. Orfano y Aponte ocuparon los laterales y se olvidaron de que había vida en el campo rival, mientras que entre Zenteno y Benegas se pasaron el partido intentando corregir los desbarajustes del otro

Mucho peor fueron las sensaciones que dejó el centro del campo. Justiniano y Didí Torrico formaron el mediocentro menos creativo, plano e insulso que puede presentar Wilstermann. Su presencia en esa posición clave arrastró hasta las tinieblas al resto del equipo. Por delante de ellos apareció Álvarez en otra jornada de ceguera y desacierto, fatal víctima de un deficiente aprovisionamiento, redundante en vulgaridad y excedido en previsibilidad.

Aurora no precisó hacer muchas faltas para defenderse. Le bastó con dejar que Wilstermann siguiera entregado a las maniobras predecibles, siempre por el medio, sin que sus jugadores hicieran los movimientos necesarios para generar espacios, o tirando centros sin sorpresa, vulgares y predecibles.

Consciente que dispone de pocos recursos, Aurora le da a la pelota parada una importancia capital. De uno de ellos, muy mal defendido por la defensa roja, llegó el primer tanto. Erick Rivera envió a la red un balón que David Díaz bajó al primer palo. Zenteno perdió su marca y Orfano quedó atornillado al piso. 16´, 1-0.

El desbarajuste rojo en la segunda parte, donde ya renunció a cualquier tipo de fútbol elaborado y se entregó sin pudor al juego directo, fue de enorme proporciones y mucha culpa tuvo Díaz, que si en otras ocasiones ayudó con sus cambios e inventos tácticos a ganar partidos, esta vez dio a su equipo el empujón que le faltaba para estrellarse de forma calamitosa. Arrascaita se extravió en una banda y Arano no encontró sitio en el campo. La suma de talentos, en un contexto caótico, no mejoró el producto. Nadie entendió la salida de Justiniano y el ingreso de Meleán, cuando arriba sobraba Ballivián (incrustado entre los centrales) y Álvarez fracasaba con estrépito. Las variantes ahondaron el desorden. Se perdió el dibujo y creció el caos, que Aurora aprovechó para duplicar su ventaja.

Con más voluntad que maña, Wilstermann incrustó un pelotón cerca del golero Torrico, pero, salvo el penal convertido por Chávez, no encontró remate. En realidad, no lo tuvo en toda la noche. Juego, tampoco. La casta no le alcanzó. De eso va sobrado Aurora, que suma dos victorias en tres juegos, y dejó a Wilstermann en la cuneta del torneo. Y puede que despeñado para siempre.

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