Arthur, la gran decepción de Valverde
El brasileño fue uno de los jugadores que más avisos recibió por parte del técnico extremeño, tanto en los aspectos deportivos como extradeportivos.
Javier Miguel
As
Ernesto Valverde se marcha del Barcelona con la sensación de no haber sido capaz de sacar todo el provecho de alguno de sus jugadores, ya sea porque no ha sabido encontrar la manera de incentivarlo o porque el jugador tampoco ha puesto toda la carne en el asador para revertir su situación.
En principio de su etapa en el banquillo blaugrana parecía que Ousmane Dembélé se iba a llevar la etiqueta de ‘enfant terrible’ por méritos propios por sus continuos actos de indisciplina que acabaron afectando al vestuario, que se vio obligado a dar un estirón de orejas público al joven delantero francés para que pusiera un poco de orden a su vida. Tras dos temporadas dispersas, Dembélé asumió sus errores y empezó a vivir las 24 horas como un profesional, incentivado por la llegada de su amigo y compatriota, Antoine Griezmann.
El relevo de ‘enfant terrible’ lo asumió con naturalidad el brasileño Arthur Melo. Con una pose más tranquila y sin apenas hacer ruido, el centrocampista fue acumulando encontronazos y actos de indisciplina que deterioraron la relación entre jugador y técnico.
El primero que abrió la caja de los truenos fue su escapada a París en febrero del 2019 para acudir a la fiesta de Neymar. Parece ser que Arthur no dio tanta trascendencia que dos días después el Barcelona jugara la ida de semifinales de Copa contra el Real Madrid. De hecho, ni tan siquiera pudo negar la mayor, al salir a través de las redes varias imágenes en las que se le veía, tan ufano, posando junto a su entonces compañero Rafinha, que estaba lesionado, y con el protagonista de la gala, Neymar.
Ese acto le costó una buena reprimenda por parte del técnico que le obligó a hacer un acto de contrición al tener que salir ante los medios para dar la cara y pedir públicamente perdón.
El segundo incidente que levantó polvareda en el vestuario se produjo esta temporada. Una salida a Andorra para practicar snowboard fue la espoleta que sirvió a Valverde para encerrar al jugador en su despacho y cantarle las cuarenta. Y es que no sólo se trataba de una actividad de alto riesgo totalmente prohibida para un futbolista profesional sino que además la practicó convaleciente de una pubalgia, por lo que agravó si cabe el problema. De hecho, desde su escapada, a principios de diciembre, que está de baja.
Pero como no hay dos sin tres, el brasileño volvió a las andadas nada más regresar de las fiestas de Navidad. El centrocampista se comprometió a poner los cinco sentidos para superar su pubalgia aprovechando el parón de Navidad con el fin de estar disponible para los primeros partidos del 2020. Hasta aseguró que se llevaría a Brasil a dos fisioterapeutas para no bajar la guardia. Cuál fue la sorpresa de Valverde cuando el 29 de diciembre le informan que el jugador ha llegado con sobrepeso y que los problemas de pubalgia se han incrementado. Tanto es así que el club se vio obligado a emitir un comunicando posponiendo el regreso de Arthur tres semanas más.
Si bien hay que reconocer que los servicios médicos han detectado que el jugador tiene un grave ‘handicap’ en su metabolismo porque coge peso con facilidad, lo cierto es que este último incidente lastró aún más la relación ya tirante entre Arthur y Valverde.
Y en el aspecto deportivo, aparte de la enorme falta de regularidad por culpa de sus recurrentes ingresos en la enfermería, Valverde se hartó una y mil veces de instarle a ser más vertical y mirar más a portería. En esa labor, y por lo visto esta temporada a cuentagotas -sólo ha jugado los 90 minutos en cinco partidos este curso- estaban a medio camino.
Javier Miguel
As
Ernesto Valverde se marcha del Barcelona con la sensación de no haber sido capaz de sacar todo el provecho de alguno de sus jugadores, ya sea porque no ha sabido encontrar la manera de incentivarlo o porque el jugador tampoco ha puesto toda la carne en el asador para revertir su situación.
En principio de su etapa en el banquillo blaugrana parecía que Ousmane Dembélé se iba a llevar la etiqueta de ‘enfant terrible’ por méritos propios por sus continuos actos de indisciplina que acabaron afectando al vestuario, que se vio obligado a dar un estirón de orejas público al joven delantero francés para que pusiera un poco de orden a su vida. Tras dos temporadas dispersas, Dembélé asumió sus errores y empezó a vivir las 24 horas como un profesional, incentivado por la llegada de su amigo y compatriota, Antoine Griezmann.
El relevo de ‘enfant terrible’ lo asumió con naturalidad el brasileño Arthur Melo. Con una pose más tranquila y sin apenas hacer ruido, el centrocampista fue acumulando encontronazos y actos de indisciplina que deterioraron la relación entre jugador y técnico.
El primero que abrió la caja de los truenos fue su escapada a París en febrero del 2019 para acudir a la fiesta de Neymar. Parece ser que Arthur no dio tanta trascendencia que dos días después el Barcelona jugara la ida de semifinales de Copa contra el Real Madrid. De hecho, ni tan siquiera pudo negar la mayor, al salir a través de las redes varias imágenes en las que se le veía, tan ufano, posando junto a su entonces compañero Rafinha, que estaba lesionado, y con el protagonista de la gala, Neymar.
Ese acto le costó una buena reprimenda por parte del técnico que le obligó a hacer un acto de contrición al tener que salir ante los medios para dar la cara y pedir públicamente perdón.
El segundo incidente que levantó polvareda en el vestuario se produjo esta temporada. Una salida a Andorra para practicar snowboard fue la espoleta que sirvió a Valverde para encerrar al jugador en su despacho y cantarle las cuarenta. Y es que no sólo se trataba de una actividad de alto riesgo totalmente prohibida para un futbolista profesional sino que además la practicó convaleciente de una pubalgia, por lo que agravó si cabe el problema. De hecho, desde su escapada, a principios de diciembre, que está de baja.
Pero como no hay dos sin tres, el brasileño volvió a las andadas nada más regresar de las fiestas de Navidad. El centrocampista se comprometió a poner los cinco sentidos para superar su pubalgia aprovechando el parón de Navidad con el fin de estar disponible para los primeros partidos del 2020. Hasta aseguró que se llevaría a Brasil a dos fisioterapeutas para no bajar la guardia. Cuál fue la sorpresa de Valverde cuando el 29 de diciembre le informan que el jugador ha llegado con sobrepeso y que los problemas de pubalgia se han incrementado. Tanto es así que el club se vio obligado a emitir un comunicando posponiendo el regreso de Arthur tres semanas más.
Si bien hay que reconocer que los servicios médicos han detectado que el jugador tiene un grave ‘handicap’ en su metabolismo porque coge peso con facilidad, lo cierto es que este último incidente lastró aún más la relación ya tirante entre Arthur y Valverde.
Y en el aspecto deportivo, aparte de la enorme falta de regularidad por culpa de sus recurrentes ingresos en la enfermería, Valverde se hartó una y mil veces de instarle a ser más vertical y mirar más a portería. En esa labor, y por lo visto esta temporada a cuentagotas -sólo ha jugado los 90 minutos en cinco partidos este curso- estaban a medio camino.