¿A la mañana o a la noche? Cuál es el mejor momento para ducharse

Mientras que algunos prefieren hacerlo al despertarse, otros optan por el horario nocturno. Cuál es la opción más beneficiosa

Infobae
Algunos prefieren tomar una ducha temprano porque aseguran que es un método infalible para despertarse. Otros optan por hacerlo durante la noche, para disfrutar de un momento de relajación, dejando atrás un día cargado de actividades intensas. Y están aquellos que no tienen un horario favorito, y se bañan para combatir el frío o para aliviar el calor del verano. Por cualquiera de esta u otras razones, ducharse es un acto necesario para higienizar el cuerpo todos los días.


Lo cierto es que durante el día la piel va acumulando bacterias y aceite, que usualmente se despojan del cuerpo con ayuda de una ducha. El jabón, precisamente, es un aliado para protegerse de los gérmenes y para mantener la superficie corporal limpia y fresca.

¿Mañana o noche?

Si la persona decide ducharse por la mañana, se sentirá relajada pero manteniéndose en alerta y con la creatividad en auge. Por ende, si padece estrés o ansiedad en el trabajo, una ducha matutina aportará todos estos beneficios. En tanto si la persona es más nocturna también existen beneficios para la calidad de sueño, ya que es una buena manera de relajarse y liberar la tensión muscular, por ende contribuye a un buen dormir.

En ambos horarios, la ducha además de ser necesaria, tiene múltiples beneficios; uno de las más importantes es que activa las conexiones cerebrales. Una investigación realizada por el neurólogo Marcus E. Raichle, publicada en la revista Investigación y Ciencia, destacó que la red neuronal es una parte del cerebro que se activa cuando una persona se “desconecta” de su rutina y logra unir la información recibida del exterior con los datos almacenados en la mente. Se llega así a un estado de “atención descentralizada” que favorece la aparición de buenas ideas.

Pero, ¿en qué momento del día se alcanza este estado? "Al escuchar nuestra música preferida, realizar ejercicio físico moderado o darse una ducha. Siempre y cuando estas actividades encuentren su disfrute en forma relajada", explicó el informe de Raichle.

Por otro lado, el estudio aseguró que centrarse en sí mismo es uno de los grandes beneficios. En la ducha, el acto en sí mismo permite enfocarse en el cuidado personal. El efecto del agua sobre la piel es una caricia que centra las atenciones únicamente en el cuerpo. Olvidarse por un rato de los problemas y de las preocupaciones del día, desbloquear la mente y lograr que la memoria y la capacidad de razonamiento fluyan mejor son parte de lo que ocasiona esta actividad.

A pesar de que ambos horarios tienen sus pros y contras, lo importante es no superar la cantidad recomendada de duchas en un día. Y es que según un estudio de la Universidad de San Diego en Estados Unidos reveló que el exceso de agua y jabón puede debilitar la piel y aumentar la posibilidad de infecciones, ya que destruye las barreras protectoras como son el manto ácido, hidro-lipídico y córneo.

¿Cómo relajarse correctamente? Evitar pensar en las tareas, trabajos y deberes pendientes puede ayudar a lograr que el baño sea un momento de total relax. ¿Qué puede ayudar? Concentrarse en la sensación del agua recorriendo la piel y desconectarse, mentalizarse que es el tiempo para dejar que la mente y el cuerpo se relajen y descansen. Masajes en forma circular, de derecha a izquierda y luego al revés, sumado a ejercicios de respiración pueden ser buenos aliados y excelentes recursos para aprovechar en esos cinco minutos bajo el agua.

Otro factor independientemente del horario es la duración. De acuerdo a lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tiempo que cada individuo debe pasar bajo la ducha nunca debe superar los cinco minutos, ya que esta actividad supone el 34% del consumo diario de agua de un hogar. Una ducha estándar de 10 minutos supone un gasto de 200 litros de agua, es decir 20 litros por minuto. Este prestigioso organismo internacional también aconseja utilizar para regar el agua que se desperdicia mientras esperamos que esté en la temperatura deseada.

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