Messi acaba con el suspense

El Barça se complicó la vida ante el Alavés, pero en el momento de duda apareció Messi para liquidar el partido.

Santi Giménez
As
El Barça, de no mediar una goleada de escándalo del Madrid al Athletic, pasará las vacaciones de Navidad como líder de la competición tras derrotar al Alavés por 4-1 en un partido que empezó como monólogo, se animó cuando el Barça se durmió y liquidó Messi cuando quiso.


Lenglet y De Jong pagaron con la suplencia el partido del miércoles al Madrid. Puede que por desgaste, puede que por juventud, puede que porque se necesitara carácter. El caso es que empezaron el partido en el banquillo y su lugar lo ocuparon Umtiti y Arturo Vidal, mientras que Sergi Roberto seguía en el lateral derecho en vez de Semedo dejando su plaza en el centro del campo para Aleñá. Con un Camp Nou más bien desangelado, que demostró que tras el partido del miércoles la gente estaba más por las compras de Navidad que por el fútbol a las cuatro de la tarde, el Barça ejerció un monólogo ante un Alavés al que le duraba la depresión copera de la derrota ante el Jaén.

A los 11 minutos Messi marcó en el fuera de juego de la pechuga, ese en el que el pechumen del jugador atacante se adelanta a la línea de defensa. Fue la mejor aproximación de un Barcelona que sin hacer nada del otro jueves recuperaba la pelota antes de que el Alavés cruzara la línea del centro del campo. Fue Griezmann quien al límite del cuarto de hora de partido inauguró el marcador tras una apertura de Vidal a Suárez, que centró al área donde el francés colocó el balón seco con la derecha al ángulo inferior de la portería de Pacheco.

Con el partido encarrilado y el rival deprimido, el Barça dejó ir pasando los minutos corriendo el riesgo de que cualquier despiste metiera al Alavés en el partido, pero en un nuevo arranque de la pareja Suárez-Vidal, el Barça logró el segundo antes de irse al descanso. Messi aprovechó un rebote en la frontal del área rival, habilitó al uruguayo, que abrió el juego para que el chileno rematara a gol.

Parecía que poca historia por escribir le quedaba a este partido, pero el guionista del fútbol tiene una capacidad de sorpresa que ya quisieran para sí en las grandes producciones de Hollywood.

En medio de la siesta blaugrana, Duarte progresó por su banda con total facilidad, centró al área donde Pere Pons apareció absolutamente solo para batir a Ter Stegen de cabeza. Quedaba más de media hora de partido y el Barça no acababa de despertarse mientras que el Alavés empezaba a creer. El Alavés parecía otro equipo y el Barça se había desconectado del partido. Aleix Vidal a punto estuvo de aprovechar una salida en falso de Ter Stegen y en córner siguiente, la pelota se fue por centímetros al lado del poste izquierdo del portero culé. Había partido y al Barça le tocaba ponerse las pilas.

Cuando el partido estaba perdido en una galaxia de confusión a la que contribuyó el colegiado con una serie de decisiones surrealistas, como la de decretar un bote neutral tras dos amarillas a Wakaso y Umtiti que no entendió nadie. Tras el bote, con todo el mundo intentando asimilar aún lo que pasaba, Messi decidió que ya había bastante, pilló la pelota y la puso desde la frontal con rosca ajustada al poste visitante. Parecía que las dudas se acababan, pero se liquidaron absolutamente cinco minutos después cuando el VAR decretó penalti por mano de Martín tras cabezazo de Suárez que el mismo uruguayo transformó para colocar el 4-1 y dejar al Barça con todos los números para pasar las vacaciones navideñas como líder.

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