Los puntos positivos y negativos de Alfaro al frente de Boca
Luego de un año agitado, Lechuga dejará de ser el entrenador xeneize y buscará nuevos desafíos. Se lleva un título bajo el brazo, la Supercopa Argentina.
Juampi Reynoso
As
"No era nada fácil entrar al vestuario el 3 de enero", repite a cada rato Gustavo Alfaro cuando le preguntan sobre su estadía en Boca Juniors. Y en esta, el entrenador tiene razón ya que fueron muchos los que no quisieron asumir la responsabilidad de ponerse el buzo azul y oro tras la derrota en la final de Madrid.
Lechuga agarró el fierro caliente, se puso a trabajar y de a poco fue instalando su idea pese a las constantes críticas de ciertos sectores de la prensa. En cuanto a estadísticas, el balance es ampliamente positivo. Pero si hablamos de juego e identidad futbolística, la cosa dejó más dudas que certezas.
Alfaro dirigió 50 partidos oficiales en Boca, de los cuales ganó 27, empató 16 y solo perdió en 7 oportunidades. El equipo anotó 71 goles, recibió 28 pero nunca mostró una idea atractiva a la hora de desplegar su fútbol. Sin embargo hay un dato no menor que muchos no registran: los equipos dirigidos por él siempre jugaron de la misma manera. ¿Por qué habría de cambiar ahora?
El quiebre se dio en la seguidilla de Superclásicos ante River. El primero, correspondiente a la Superliga Argentina, marcó un antes y un después: Boca salió a defenderse en el Monumental y mostró una pálida imagen en el 0-0 ante el eterno rival. No lo lastimaron demasiado, pero atacó poco y nada.
Luego llegaron las semifinales de la Copa Libertadores, donde Boca la pasó mal en Núñez y cayó por 2 a 0. En la Bombonera logró el triunfo por la mínima y estuvo cerca de llevar la serie a los penales. A partir de la eliminación, nada fue igual.
La Supercopa Argentina ante Rosario Central, en Mendoza, fue el único título que cosechó Alfaro con el Xeneize. Estuvo cerca en la final de la Copa de la Superliga pero Darío Benedetto no tuvo la eficacia de otras veces y Tigre se llevó el trofeo.
"Este club es increíble, es una pasión sin límites", soltó el DT en una de sus últimas conferencias de prensa. Vivió un año difícil, debido a las secuelas de la caída histórica ante River y las elecciones presidenciales. Sin embargo, más allá de que hoy todo sea crítica desmedida, Alfaro realizó un aceptable papel en el club más popular de la Argentina. Antes de hacer cualquier análisis, hay que entender el contexto.
Juampi Reynoso
As
"No era nada fácil entrar al vestuario el 3 de enero", repite a cada rato Gustavo Alfaro cuando le preguntan sobre su estadía en Boca Juniors. Y en esta, el entrenador tiene razón ya que fueron muchos los que no quisieron asumir la responsabilidad de ponerse el buzo azul y oro tras la derrota en la final de Madrid.
Lechuga agarró el fierro caliente, se puso a trabajar y de a poco fue instalando su idea pese a las constantes críticas de ciertos sectores de la prensa. En cuanto a estadísticas, el balance es ampliamente positivo. Pero si hablamos de juego e identidad futbolística, la cosa dejó más dudas que certezas.
Alfaro dirigió 50 partidos oficiales en Boca, de los cuales ganó 27, empató 16 y solo perdió en 7 oportunidades. El equipo anotó 71 goles, recibió 28 pero nunca mostró una idea atractiva a la hora de desplegar su fútbol. Sin embargo hay un dato no menor que muchos no registran: los equipos dirigidos por él siempre jugaron de la misma manera. ¿Por qué habría de cambiar ahora?
El quiebre se dio en la seguidilla de Superclásicos ante River. El primero, correspondiente a la Superliga Argentina, marcó un antes y un después: Boca salió a defenderse en el Monumental y mostró una pálida imagen en el 0-0 ante el eterno rival. No lo lastimaron demasiado, pero atacó poco y nada.
Luego llegaron las semifinales de la Copa Libertadores, donde Boca la pasó mal en Núñez y cayó por 2 a 0. En la Bombonera logró el triunfo por la mínima y estuvo cerca de llevar la serie a los penales. A partir de la eliminación, nada fue igual.
La Supercopa Argentina ante Rosario Central, en Mendoza, fue el único título que cosechó Alfaro con el Xeneize. Estuvo cerca en la final de la Copa de la Superliga pero Darío Benedetto no tuvo la eficacia de otras veces y Tigre se llevó el trofeo.
"Este club es increíble, es una pasión sin límites", soltó el DT en una de sus últimas conferencias de prensa. Vivió un año difícil, debido a las secuelas de la caída histórica ante River y las elecciones presidenciales. Sin embargo, más allá de que hoy todo sea crítica desmedida, Alfaro realizó un aceptable papel en el club más popular de la Argentina. Antes de hacer cualquier análisis, hay que entender el contexto.