Las dos velocidades de La Masia
Mientras el Barça refuerza a Ansu y confía en Carles Pérez, consensúa una salida con Carles Aleñá, protege a Riqui Puig y se olvida de Abel Ruiz.
Juan Jiménez
As
A una velocidad menor que en otra época, pero con la dedicación que siempre le ha puesto, La Masia sigue goteando talentos. Lo demuestra la última irrupción de Ansu Fati, el jugador nacido en Bissau que ha sido noticia en las últimas horas por su mejora de contrato, ciuya duración se mantiene hasta 2022, pero que tendrá un blndaje de 400 millones de euros en cuanto sea jugador del primer equipo y que tiene una opción para ampliar ese compromiso hasta 2024.
La proyección de Ansu va a toda máquina en todos los sentidos. Pero en la cantera azulgrana hay casos distintos. Resulta curioso que en estos días en los que Ansu está en todas las portadas, Carles Aleñá, que durante años fue la gran esperanza de La Masia para tomar el relevo de Iniesta y Xavi, esté en conversaciones estos días para salir por primera vez de casa. Totenham o Getafe son algunos de los equipos que se han interesado en sus servicios, sea con traspaso o con cesión. Sea como fuere, Aleñá ya va a tener que demostrar lo que vale en otro club si quiere volver al Barça. Después de superar una grave lesión a final de la temporada 2017-18, consiguió un sitio en la primera plantilla y un ilusionante partido contra el Nápoles en pretemporada parecía su trampolín definitivo. No ha sido así. Sólo ha jugado 45 minutos en la primera jornada de Liga y lleva 112 días sin jugar un partido oficial.
Riqui Puig es un caso singular. No ha impactado como Ansu ni ha sentido aún la necesidad de salir como Carles Aleñá. El niño de Matadepera es uno de los protegidos del club y la afición, y él parece estar cómodo en ese rol de permanecer en el cascarón. Molesto con Kluivert porque el holandés le aconsejó irse cedido, lleva dos semanas gritando a los cuatro vientos que no se quiere mover y que prefiere estar en el filial esperando con paciencia su oportunidad como hicieron Xavi e Iniesta. Más allá de que Valverde no cuente con él, Riqui Puig es una apuesta de club. Liviano, es un futbolista que despierta división de opiniones. Un sector considera que no está físicamente preparado para la élite. Otro, en las antípodas de esas ideas, que es un talento único y que hay que ponerlo a jugar cuanto antes.
De momento, el Barça también se cree a Carles Pérez. Recién renovado hasta 2022, con una cláusula de 100 millones, será jugador a todos los efectos en cuanto juegue más de 30 minutos en otro partido con el Barça. Como Ansu, ha perdido protagonismo en los últimos partidos pero puede recuperarla pronto por la ausencia por lesión de Dembélé y considerando que los Messi, Griezmann o Suárez necesitarán descanso en algún momento.
Pero también hay olvidados en La Masia. Resulta especialmente simbólico el caso de Abel Ruiz, uno de los mayores talentos del fútbol español. Renovado hasta 2021 (ampliable a 2023) con una cláusula de 100 millones de euros, ha ido perdiendo protagonismo. Pese a debutar en mayo de 2019 ante el Getafe en LaLiga, ha ido perdiendo protagonismo en los entrenamientos del primer equipo y hasta en el filial. Máximo goleador de siempre de la Selección Sub-17, actual internacional Sub-21, el jugador está sufriendo ahora cierta incomprensión y es posible que sea otro de los talentos que deben abandonar el club sin cumplir el sueño de triunfar. Jugadores como Collado, Monchu o el mismo Chumi, protagonista de aquel episodio de la alineación indebida no castigada contra el Levante, tampoco están en una situación sencilla. Por detrás viene Ilaix... La Masia siempre está funcionando, pero a distintas velocidades.
Juan Jiménez
As
A una velocidad menor que en otra época, pero con la dedicación que siempre le ha puesto, La Masia sigue goteando talentos. Lo demuestra la última irrupción de Ansu Fati, el jugador nacido en Bissau que ha sido noticia en las últimas horas por su mejora de contrato, ciuya duración se mantiene hasta 2022, pero que tendrá un blndaje de 400 millones de euros en cuanto sea jugador del primer equipo y que tiene una opción para ampliar ese compromiso hasta 2024.
La proyección de Ansu va a toda máquina en todos los sentidos. Pero en la cantera azulgrana hay casos distintos. Resulta curioso que en estos días en los que Ansu está en todas las portadas, Carles Aleñá, que durante años fue la gran esperanza de La Masia para tomar el relevo de Iniesta y Xavi, esté en conversaciones estos días para salir por primera vez de casa. Totenham o Getafe son algunos de los equipos que se han interesado en sus servicios, sea con traspaso o con cesión. Sea como fuere, Aleñá ya va a tener que demostrar lo que vale en otro club si quiere volver al Barça. Después de superar una grave lesión a final de la temporada 2017-18, consiguió un sitio en la primera plantilla y un ilusionante partido contra el Nápoles en pretemporada parecía su trampolín definitivo. No ha sido así. Sólo ha jugado 45 minutos en la primera jornada de Liga y lleva 112 días sin jugar un partido oficial.
Riqui Puig es un caso singular. No ha impactado como Ansu ni ha sentido aún la necesidad de salir como Carles Aleñá. El niño de Matadepera es uno de los protegidos del club y la afición, y él parece estar cómodo en ese rol de permanecer en el cascarón. Molesto con Kluivert porque el holandés le aconsejó irse cedido, lleva dos semanas gritando a los cuatro vientos que no se quiere mover y que prefiere estar en el filial esperando con paciencia su oportunidad como hicieron Xavi e Iniesta. Más allá de que Valverde no cuente con él, Riqui Puig es una apuesta de club. Liviano, es un futbolista que despierta división de opiniones. Un sector considera que no está físicamente preparado para la élite. Otro, en las antípodas de esas ideas, que es un talento único y que hay que ponerlo a jugar cuanto antes.
De momento, el Barça también se cree a Carles Pérez. Recién renovado hasta 2022, con una cláusula de 100 millones, será jugador a todos los efectos en cuanto juegue más de 30 minutos en otro partido con el Barça. Como Ansu, ha perdido protagonismo en los últimos partidos pero puede recuperarla pronto por la ausencia por lesión de Dembélé y considerando que los Messi, Griezmann o Suárez necesitarán descanso en algún momento.
Pero también hay olvidados en La Masia. Resulta especialmente simbólico el caso de Abel Ruiz, uno de los mayores talentos del fútbol español. Renovado hasta 2021 (ampliable a 2023) con una cláusula de 100 millones de euros, ha ido perdiendo protagonismo. Pese a debutar en mayo de 2019 ante el Getafe en LaLiga, ha ido perdiendo protagonismo en los entrenamientos del primer equipo y hasta en el filial. Máximo goleador de siempre de la Selección Sub-17, actual internacional Sub-21, el jugador está sufriendo ahora cierta incomprensión y es posible que sea otro de los talentos que deben abandonar el club sin cumplir el sueño de triunfar. Jugadores como Collado, Monchu o el mismo Chumi, protagonista de aquel episodio de la alineación indebida no castigada contra el Levante, tampoco están en una situación sencilla. Por detrás viene Ilaix... La Masia siempre está funcionando, pero a distintas velocidades.