La metamorfosis deportiva de Dele Alli con Mourinho
Dele Alli se ha convertido en el gran referente del Tottenham tras la llegada de Jose Mourinho con un rendimiento antagónico a lo que estaba ofreciendo
Esteban Gómez
As
Jose Mourinho llegaba oficialmente al Tottenham el pasado 20 de noviembre para ser el sustituto de Mauricio Pochettino en el banquillo local del nuevo White Hart Lane. Un fichaje, sin duda, mediático, de grandes y potentes focos, que establecería en el Norte de Londres uno de los puntos candentes para los próximos meses.
La temporada del Tottenham no está siendo la esperada. Tras pelear por varios títulos el pasado curso (la Champions League, entre otros, donde quedaron subcampeones), el curso actual parece haberse traducido en un paso atrás que ha tenido las primeras consecuencias. La más señalada, la más notoria, incluso la más rotunda, el adiós de Pochettino. Se marchaba el gran referente, el guía del vestuario, el faro del proyecto. La persona de las grandes decisiones deportivas, el encargado del cambio de filosofía hace 5 años que supuso uno de los cambios más significativos de la historia reciente en el club londinense.
Pero Pochettino ya es historia. Ahora, el barco está en manos de Mourinho. Un entrenador, el portugués, que ya empieza a ofrecer sus primeras soluciones, sus primeros cambios, su primer giro de guión respecto a lo visto en estos primeros meses de la presente temporada. Uno de ellos, casi de forma automática, como si de una tecla espiritual se tratara, se personifica en la figura de Dele Alli, quien parecía estar lejos de su mejor nivel, lejos de su más determinante versión, e incluso quien se había convertido en el foco principal de debates en torno a si volvería a mostrarse como la estrella emergente que ha maravillado a conocidos y extraños en años recientes.
Un bajón deportivo que no parece haber afectado demasiado a su valor de mercado, ya que permanece en 90 millones de euros, sobre todo, por su juventud, por la calidad innata demostrada públicamente, y por ser considerado una de las grandes perlas recientes del fútbol inglés. El Real Madrid, entre otros, ha estado pendiente de su fútbol en más de una ocasión, dejando claro que se trata de un futbolista de nivel máximo.
Dele Alli, casi por arte de magia, parece estar sufriendo una metamorfosis deportiva desde el adiós de Pochettino, desde la llegada de Mourinho. Se desconoce si son motivos personales, psicológicos, o simplemente fruto de una casualidad que está siendo analizada ya en suelo británico. Pero las cifras son incontestables: Dele ha vuelto, o al menos su rendimiento ha dado un vuelco notable en las últimas dos semanas.
Su rendimiento esta temporada estaba siendo irregular. Estaba desaparecido. Nadie reconocía a Dele Alli. Mourinho, en su llegada, incluso bromeaba con él preguntándole si era él o su hermano. Y, de repente, la explosión, la metamorfosis, la resurrección de un futbolista que era estrella, era referente, y que parecía estar escondido en algo más que lo puramente deportivo.
CON POCHETTINO ESTA TEMPORADA
Participó en 3 goles en 17 partidos.
2 goles.
1 asistencia.
Dele Alli parecía estar escondido, apagado, difuminado. Una situación deportiva que parecía tener una trastienda donde ocurrían más cosas de las comúnmente normales. Una jugador de su calidad técnica no debía sufrir un bajón como el que vivía así porque sí. Debía, o parecía, haber una causalidad que explicara y diera sentido a su situación. Lesiones, actuaciones apagadas e incluso algún rumor de futura salida del club. Algo pasaba, y ahora se acentúa mucho más ese contexto tras el adiós de Pochettino.
DESDE LA LLEGADA DE MOURINHO
Ha participado en 5 goles en 4 partidos
4 goles
1 asistencia
La diferencia es clara. Muy notable. En apenas 4 partidos desde la llegada de Mourinho duplica sus cifras goleadoras (de 2 goles a 4) respecto a meses anteriores y ya suma las mismas asistencias (1). Casi duplica su participación ofensiva (de haber participado en 3 goles a 5) en apenas 2 semanas.
En este corto periodo de tiempo ha reconvertido su imagen, vuelve a ofrecer esa versión rotunda, determinante, que provoca el olor a peligro en el ambiente, que incluso le convierte en un futbolista canalla capaz de hacer un regate inverosímil, de marcar un gol de bella factura o de provocar a un rival. Esa seguridad perdida hacía meses ha florecido de nuevo. Ese nivel que se le exige a una estrella de la Premier League está de vuelta. Y es uno de los grandes motivos por los que la afición del Tottenham vuelve a sonreír.
Esteban Gómez
As
Jose Mourinho llegaba oficialmente al Tottenham el pasado 20 de noviembre para ser el sustituto de Mauricio Pochettino en el banquillo local del nuevo White Hart Lane. Un fichaje, sin duda, mediático, de grandes y potentes focos, que establecería en el Norte de Londres uno de los puntos candentes para los próximos meses.
La temporada del Tottenham no está siendo la esperada. Tras pelear por varios títulos el pasado curso (la Champions League, entre otros, donde quedaron subcampeones), el curso actual parece haberse traducido en un paso atrás que ha tenido las primeras consecuencias. La más señalada, la más notoria, incluso la más rotunda, el adiós de Pochettino. Se marchaba el gran referente, el guía del vestuario, el faro del proyecto. La persona de las grandes decisiones deportivas, el encargado del cambio de filosofía hace 5 años que supuso uno de los cambios más significativos de la historia reciente en el club londinense.
Pero Pochettino ya es historia. Ahora, el barco está en manos de Mourinho. Un entrenador, el portugués, que ya empieza a ofrecer sus primeras soluciones, sus primeros cambios, su primer giro de guión respecto a lo visto en estos primeros meses de la presente temporada. Uno de ellos, casi de forma automática, como si de una tecla espiritual se tratara, se personifica en la figura de Dele Alli, quien parecía estar lejos de su mejor nivel, lejos de su más determinante versión, e incluso quien se había convertido en el foco principal de debates en torno a si volvería a mostrarse como la estrella emergente que ha maravillado a conocidos y extraños en años recientes.
Un bajón deportivo que no parece haber afectado demasiado a su valor de mercado, ya que permanece en 90 millones de euros, sobre todo, por su juventud, por la calidad innata demostrada públicamente, y por ser considerado una de las grandes perlas recientes del fútbol inglés. El Real Madrid, entre otros, ha estado pendiente de su fútbol en más de una ocasión, dejando claro que se trata de un futbolista de nivel máximo.
Dele Alli, casi por arte de magia, parece estar sufriendo una metamorfosis deportiva desde el adiós de Pochettino, desde la llegada de Mourinho. Se desconoce si son motivos personales, psicológicos, o simplemente fruto de una casualidad que está siendo analizada ya en suelo británico. Pero las cifras son incontestables: Dele ha vuelto, o al menos su rendimiento ha dado un vuelco notable en las últimas dos semanas.
Su rendimiento esta temporada estaba siendo irregular. Estaba desaparecido. Nadie reconocía a Dele Alli. Mourinho, en su llegada, incluso bromeaba con él preguntándole si era él o su hermano. Y, de repente, la explosión, la metamorfosis, la resurrección de un futbolista que era estrella, era referente, y que parecía estar escondido en algo más que lo puramente deportivo.
CON POCHETTINO ESTA TEMPORADA
Participó en 3 goles en 17 partidos.
2 goles.
1 asistencia.
Dele Alli parecía estar escondido, apagado, difuminado. Una situación deportiva que parecía tener una trastienda donde ocurrían más cosas de las comúnmente normales. Una jugador de su calidad técnica no debía sufrir un bajón como el que vivía así porque sí. Debía, o parecía, haber una causalidad que explicara y diera sentido a su situación. Lesiones, actuaciones apagadas e incluso algún rumor de futura salida del club. Algo pasaba, y ahora se acentúa mucho más ese contexto tras el adiós de Pochettino.
DESDE LA LLEGADA DE MOURINHO
Ha participado en 5 goles en 4 partidos
4 goles
1 asistencia
La diferencia es clara. Muy notable. En apenas 4 partidos desde la llegada de Mourinho duplica sus cifras goleadoras (de 2 goles a 4) respecto a meses anteriores y ya suma las mismas asistencias (1). Casi duplica su participación ofensiva (de haber participado en 3 goles a 5) en apenas 2 semanas.
En este corto periodo de tiempo ha reconvertido su imagen, vuelve a ofrecer esa versión rotunda, determinante, que provoca el olor a peligro en el ambiente, que incluso le convierte en un futbolista canalla capaz de hacer un regate inverosímil, de marcar un gol de bella factura o de provocar a un rival. Esa seguridad perdida hacía meses ha florecido de nuevo. Ese nivel que se le exige a una estrella de la Premier League está de vuelta. Y es uno de los grandes motivos por los que la afición del Tottenham vuelve a sonreír.