Humillación para el Milán ante un Atalanta extraordinario
Los de Bérgamo le endosaron una manita a los milaneses, gracias a los goles de Gómez, Pasalic, Ilicic (doblete) y Muriel. El conjunto de Gasperini sigue en la lucha por los puestos de Champions, que para los rossoneri ya es una utopía.
Mirko Calemme
As
El Atalanta humilló durante 90 minutos a un Milán que nunca fue rival y que vuelve a mirar a los puestos de Champions como una utopía (están a 14 puntos). Los rossoneri llegaban con confianza, tras cuatro jornadas sin perder (dos victorias y dos empates) y se tomaban este enfrentamiento como examen decisivo para sus objetivos de este curso. El resultado fue brutal: los de Bérgamo, en su estadio, demostraron que en este momento juegan en otra categoría.
Pioli salió de inicio sin Piatek ni Theo (sancionado), y sus rivales dejaron claro enseguida el guion del enfrentamiento con un remate de Ilicic que neutralizó Donnarumma. Gómez abrió la lata con un auténtico golazo: caño a Conti y derechazo en la escuadra. Poco después, Pasalic remató al larguero y antes del descanso los rossoneri dieron alguna señal de vida con un testarazo de Musacchio y un disparo de Rodríguez. No llegaron más.
Tras la reanudación, la ‘Dea’ recogió los merecidos frutos de su trabajo: Pasalic empujó entre palos un centrochut de Gosens en el 61’ y, dos minutos después, Ilicic sentenció terminando un contragolpe armado por el mismo mediocampista. El esloveno luego se sacó de la chistera una rosca maravillosa para el 4-0 y Muriel, nada más entrar, completó la manita con la ayuda de una mala salida de Donnarumma.
En los últimos minutos del partido, para el Milán solo quedaba un objetivo: evitar encajar el sexto gol, que habría convertido este enfrentamiento en la peor derrota lejos de San Siro en sus 120 años de historia que se celebraron justo la semana pasada.
Al menos esto lo consiguió, pero el veredicto del partido fue clarísimo: el Atalanta, que logró el pase a los octavos de Champions en su primera participación (le espera el Valencia) ya es todo un grande de la Serie A. El Milán, a pesar de su inmenso palmarés, lleva años sin serlo.
Mirko Calemme
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El Atalanta humilló durante 90 minutos a un Milán que nunca fue rival y que vuelve a mirar a los puestos de Champions como una utopía (están a 14 puntos). Los rossoneri llegaban con confianza, tras cuatro jornadas sin perder (dos victorias y dos empates) y se tomaban este enfrentamiento como examen decisivo para sus objetivos de este curso. El resultado fue brutal: los de Bérgamo, en su estadio, demostraron que en este momento juegan en otra categoría.
Pioli salió de inicio sin Piatek ni Theo (sancionado), y sus rivales dejaron claro enseguida el guion del enfrentamiento con un remate de Ilicic que neutralizó Donnarumma. Gómez abrió la lata con un auténtico golazo: caño a Conti y derechazo en la escuadra. Poco después, Pasalic remató al larguero y antes del descanso los rossoneri dieron alguna señal de vida con un testarazo de Musacchio y un disparo de Rodríguez. No llegaron más.
Tras la reanudación, la ‘Dea’ recogió los merecidos frutos de su trabajo: Pasalic empujó entre palos un centrochut de Gosens en el 61’ y, dos minutos después, Ilicic sentenció terminando un contragolpe armado por el mismo mediocampista. El esloveno luego se sacó de la chistera una rosca maravillosa para el 4-0 y Muriel, nada más entrar, completó la manita con la ayuda de una mala salida de Donnarumma.
En los últimos minutos del partido, para el Milán solo quedaba un objetivo: evitar encajar el sexto gol, que habría convertido este enfrentamiento en la peor derrota lejos de San Siro en sus 120 años de historia que se celebraron justo la semana pasada.
Al menos esto lo consiguió, pero el veredicto del partido fue clarísimo: el Atalanta, que logró el pase a los octavos de Champions en su primera participación (le espera el Valencia) ya es todo un grande de la Serie A. El Milán, a pesar de su inmenso palmarés, lleva años sin serlo.