Gloria Rodríguez, primera senadora negra del Uruguay: “Voy a poner sobre el tapete el racismo en mi país”
La diputada con larga trayectoria como militante en el Partido Nacional romperá una barrera en la cámara alta de su país
Guillermo Pellegrino
desde Montevideo, Uruguay
Aún antes de la victoria de Luis Lacalle Pou, la primer vuelta de las elecciones uruguayas consgraron a otra dirigente del Partido Nacional (PN). Es un caso singular e inédito en la historia de ese país porque Gloria Rodríguez fue electa senadora nacional.
Rodriguez, que fue diputada en este último período de gobierno, no será una senadora más: será la primera senadora negra de la historia del Uruguay. Y por esa razón tendrá una exposición inhabitual, a pesar de sus treinta años de militancia política y su desempeño en el Parlamento.
Cuando comienza la charla con Infobae nos hacer saber, medio al pasar, que en el hecho de que querramos entrevistarla y conocerla, radica el racismo. Aunque no hay que ser muy perceptivo para advertir que a raíz de su negritud las primeras notas le chocaron más. Aunque al parecer luego se dio cuenta que la atención de la prensa podria serle funcional, que podría ampliar su caja de resonancia en algunos temas que la desvelan. “Es cierto que soy la primera senadora negra. Pero no llego por ser negra, ¡llego por mis años de trabajo! Sin embargo veo que esta difusión me sirve, nos sirve, para poner en el tapete la discriminación y el racismo, dos temas que se me han llevado la vida”.
-Cuándo remarca que llegó (al senado) “por sus años de trabajo”, ¿Qué opina entonces lo de la ley de la cuota femenina?
-Y bueno… Cuando se empezó a discutir el tema yo, que participé desde organizaciones civiles, dije que no estaba de acuerdo. Es que pensaba que nosotras, las mujeres, debíamos llegar por mérito propio… Pero al pasar los meses, y escuchar a quienes la impulsaban me convencí de que esta ley era muy importante (N de R: Recién en la década de 40 del siglo pasado ingresaron por primera vez mujeres al parlamento), porque la política fue pensada para hombres…
-Es cierto, la historia lo demuestra y es abrumadora. Pero sigue habiendo poca representación femenina. En el próximo período legislativo habrá ocho senadoras (26,6% del total) y 19 diputadas (18,1%).
-Es cierto, sí… Tal vez no haya colmado las expectativas. Es un proceso lento… Pero yo gracias a la cuota, que comenzó a aplicarse en 2014, pude ocupar el tercer lugar en la lista 71 del PN y salí electa diputada. En estas elecciones mi nombre también estuvo en los primeros lugares de las listas y fui electa tanto para diputada como para senadora.
Rodríguez junto al presidente electo Luis Lacalle Pou, durante un acto de campaña.
Rodríguez junto al presidente electo Luis Lacalle Pou, durante un acto de campaña.
-Ahí hay un tema que no me parece menor. Encabezó las listas para ambas cámaras pero sus suplentes eran hombres. El lugar que ganó como diputada y que no va a utilizar lo hará un varón ¿No está fallando ahí el mecanismo de la cuota?
-Sí…está fallando, sí. Trabajamos bastante por el tema de que nuestras suplentes deberían ser mujeres, pero no nos lo llevaron. No logramos los votos.
-¿No sería entonces momento de ir por una ley de paridad?
-Sí, considero que es lo mejor. En la pasada legislación cuando se presentó la ley de partido políticos de ambos sexos, yo fui por la ley de paridad, pero no logramos imponerla… Fíjese en las mujeres del interior, donde suele haber una o dos bancas para la cámara de diputados, las listas son siempre encabezadas por hombres.
Gloria está cerca de cumplir 60 años. La segunda mitad de su vida la pasó en Montevideo y la primera en Melo, capital del departamento de Cerro Largo, al nordeste de Uruguay, lindero con Brasil (cuna de la poeta Juana de Ibarbourou, “Juana de América”, y de la cantante y compositora Amalia de la Vega, para muchos, “la Gardel femenina”, que este año salió un poco de las sombras al cumplirse un siglo de su nacimiento). Si bien asegura que en su ciudad natal tuvo una infancia y una adolescencia feliz, admite que sufrió discriminaciones por su color de piel. “En la escuela era cosas de niños, bullying, como la llaman ahora; en la adolescencia fue más duro, porque por ejemplo en el Club Unión, donde iba la clase acomodada, no podía ir a bailar porque, por estatuto, no estaba permitido el ingreso a gente afrodescendiente”.
En la década del 40, muy poco tiempo antes de que Gloria viniera al mundo, en el vecino departamento de Treinta y Tres ocurrió un hecho deleznable: en una yerra, un grupo de hacendados no encontró mejor diversión que “marcar” a un niño negro, de 11 años, hijo de una peona. Hoy son pocos los que recuerdan esta afrenta humana, que fue dada a conocer por un arachán (gentilicio de los nacidos en Cerro Largo), Carlos Molina, unos de los más –sino el más- potentes y creativos payadores del Cono sur en el siglo pasado.
Le pregunto a la senadora electa por ese acontecimiento, si lo tiene presente. “¡Claro! –me dice- ¡Fue algo tremendo! Nunca me habían preguntado sobre esto… ¿Ve? Ahí está nuestro dolor arraigado”. Y agrega: “Este hecho casi nadie lo conoce. Permanece oculto, no se habla de él… y pasó hace nada: ‘¡fue ayer!’.”
-Argentinos y gente de otros países que visitan Uruguay de manera “epidérmica” suelen visualizar un país sin diferencias raciales, de igualdad de oportunidades, muchas veces por lo que le devuelven a sus ojos las llamadas de carnaval o el deporte… Pero hay otra realidad, la del día a día ¿Existe hoy discriminación en Uruguay?
-¡Por supuesto que existe! Quedarse en las actividades que usted mencionó, lógicamente es quedarse en lo folclórico… ¿Cuántos negros hay hoy en cargos importantes de decisión? Ninguno. Y hay innumerable cantidad de personas super preparadas y capacitadas. Ahí, por ejemplo, ya hay una argumentación del carácter afirmativo de mi respuesta.
En los albores de los 90, luego de separarse de su esposo, se mudó junto con sus dos hijos (uno con una discapacidad) a Montevideo, a Malvín Norte, una barriada populosa, de gente trabajadora. Empezó a militar con fuerza en la capital. Siempre muy activa en las bases, cuando la crisis de 2002 creó en el barrio un comedor en el que atendían a 70 niños. En la zona la reconocen: nunca bajó los brazos; siempre luchó con gran ahínco. Así fue forjándose un nombre dentro de las filas de su partido. Con perfil bajo, al igual que cuando le tocó actuar en el Palacio Legislativo en el pasado quinquenio. Por eso, en el discurso de Luis Lacalle Pou tras conocerse los resultados de los pasados comicios del 27 de octubre, muchísima gente se preguntó quién era esa mujer –por ella– que estaba en el estrado, muy cerca del líder, junto con los principales referentes del PN. “Hubo un dirigente del FA que se que en una reunión hizo un comentario muy desgraciado: ‘Los blancos están usando a la negra’. Creo que inclusive alguien también lo dijo al aire. Ahí está el espejo de la discriminación. ¿Por qué me están usando a mí y no a otras mujeres del partido? ¿Porque soy negra? No voy a entrar en ese juego, en ese enfrentamiento”, enfatizó.
-Usted dijo que, desde su banca, va a encarar asuntos que son de interés de la comunidad afro. A grandes rasgos, ¿En qué otros temas le interesa hacer foco?
-En que se aporten recursos para que se continue en la búsqueda de desaparecidos (N de R: desde que el FA llegó al poder en 2005 se han podido identificar seis cuerpos); en los derechos humanos de los adulto mayores; en terminar con la violencia que se ejerce a niñas y niños; en la violencia de género; y en el tema de las cárceles, donde día tras día se violan los derechos humanos, para los que salen de allí, porque alguna vez cometieron un error, puedan salir realmente rehabilitados e insertarse en la sociedad… En resumen, me esforazaré en todos aquellos tópicos que tengan que ver con lo derechos humanos. Desde la diputación vengo trabajando en esa comisión. ¡Soy una defensora de los derechos humanos en el más amplio sentido de la palabra!
Guillermo Pellegrino
desde Montevideo, Uruguay
Aún antes de la victoria de Luis Lacalle Pou, la primer vuelta de las elecciones uruguayas consgraron a otra dirigente del Partido Nacional (PN). Es un caso singular e inédito en la historia de ese país porque Gloria Rodríguez fue electa senadora nacional.
Rodriguez, que fue diputada en este último período de gobierno, no será una senadora más: será la primera senadora negra de la historia del Uruguay. Y por esa razón tendrá una exposición inhabitual, a pesar de sus treinta años de militancia política y su desempeño en el Parlamento.
Cuando comienza la charla con Infobae nos hacer saber, medio al pasar, que en el hecho de que querramos entrevistarla y conocerla, radica el racismo. Aunque no hay que ser muy perceptivo para advertir que a raíz de su negritud las primeras notas le chocaron más. Aunque al parecer luego se dio cuenta que la atención de la prensa podria serle funcional, que podría ampliar su caja de resonancia en algunos temas que la desvelan. “Es cierto que soy la primera senadora negra. Pero no llego por ser negra, ¡llego por mis años de trabajo! Sin embargo veo que esta difusión me sirve, nos sirve, para poner en el tapete la discriminación y el racismo, dos temas que se me han llevado la vida”.
-Cuándo remarca que llegó (al senado) “por sus años de trabajo”, ¿Qué opina entonces lo de la ley de la cuota femenina?
-Y bueno… Cuando se empezó a discutir el tema yo, que participé desde organizaciones civiles, dije que no estaba de acuerdo. Es que pensaba que nosotras, las mujeres, debíamos llegar por mérito propio… Pero al pasar los meses, y escuchar a quienes la impulsaban me convencí de que esta ley era muy importante (N de R: Recién en la década de 40 del siglo pasado ingresaron por primera vez mujeres al parlamento), porque la política fue pensada para hombres…
-Es cierto, la historia lo demuestra y es abrumadora. Pero sigue habiendo poca representación femenina. En el próximo período legislativo habrá ocho senadoras (26,6% del total) y 19 diputadas (18,1%).
-Es cierto, sí… Tal vez no haya colmado las expectativas. Es un proceso lento… Pero yo gracias a la cuota, que comenzó a aplicarse en 2014, pude ocupar el tercer lugar en la lista 71 del PN y salí electa diputada. En estas elecciones mi nombre también estuvo en los primeros lugares de las listas y fui electa tanto para diputada como para senadora.
Rodríguez junto al presidente electo Luis Lacalle Pou, durante un acto de campaña.
Rodríguez junto al presidente electo Luis Lacalle Pou, durante un acto de campaña.
-Ahí hay un tema que no me parece menor. Encabezó las listas para ambas cámaras pero sus suplentes eran hombres. El lugar que ganó como diputada y que no va a utilizar lo hará un varón ¿No está fallando ahí el mecanismo de la cuota?
-Sí…está fallando, sí. Trabajamos bastante por el tema de que nuestras suplentes deberían ser mujeres, pero no nos lo llevaron. No logramos los votos.
-¿No sería entonces momento de ir por una ley de paridad?
-Sí, considero que es lo mejor. En la pasada legislación cuando se presentó la ley de partido políticos de ambos sexos, yo fui por la ley de paridad, pero no logramos imponerla… Fíjese en las mujeres del interior, donde suele haber una o dos bancas para la cámara de diputados, las listas son siempre encabezadas por hombres.
Gloria está cerca de cumplir 60 años. La segunda mitad de su vida la pasó en Montevideo y la primera en Melo, capital del departamento de Cerro Largo, al nordeste de Uruguay, lindero con Brasil (cuna de la poeta Juana de Ibarbourou, “Juana de América”, y de la cantante y compositora Amalia de la Vega, para muchos, “la Gardel femenina”, que este año salió un poco de las sombras al cumplirse un siglo de su nacimiento). Si bien asegura que en su ciudad natal tuvo una infancia y una adolescencia feliz, admite que sufrió discriminaciones por su color de piel. “En la escuela era cosas de niños, bullying, como la llaman ahora; en la adolescencia fue más duro, porque por ejemplo en el Club Unión, donde iba la clase acomodada, no podía ir a bailar porque, por estatuto, no estaba permitido el ingreso a gente afrodescendiente”.
En la década del 40, muy poco tiempo antes de que Gloria viniera al mundo, en el vecino departamento de Treinta y Tres ocurrió un hecho deleznable: en una yerra, un grupo de hacendados no encontró mejor diversión que “marcar” a un niño negro, de 11 años, hijo de una peona. Hoy son pocos los que recuerdan esta afrenta humana, que fue dada a conocer por un arachán (gentilicio de los nacidos en Cerro Largo), Carlos Molina, unos de los más –sino el más- potentes y creativos payadores del Cono sur en el siglo pasado.
Le pregunto a la senadora electa por ese acontecimiento, si lo tiene presente. “¡Claro! –me dice- ¡Fue algo tremendo! Nunca me habían preguntado sobre esto… ¿Ve? Ahí está nuestro dolor arraigado”. Y agrega: “Este hecho casi nadie lo conoce. Permanece oculto, no se habla de él… y pasó hace nada: ‘¡fue ayer!’.”
-Argentinos y gente de otros países que visitan Uruguay de manera “epidérmica” suelen visualizar un país sin diferencias raciales, de igualdad de oportunidades, muchas veces por lo que le devuelven a sus ojos las llamadas de carnaval o el deporte… Pero hay otra realidad, la del día a día ¿Existe hoy discriminación en Uruguay?
-¡Por supuesto que existe! Quedarse en las actividades que usted mencionó, lógicamente es quedarse en lo folclórico… ¿Cuántos negros hay hoy en cargos importantes de decisión? Ninguno. Y hay innumerable cantidad de personas super preparadas y capacitadas. Ahí, por ejemplo, ya hay una argumentación del carácter afirmativo de mi respuesta.
En los albores de los 90, luego de separarse de su esposo, se mudó junto con sus dos hijos (uno con una discapacidad) a Montevideo, a Malvín Norte, una barriada populosa, de gente trabajadora. Empezó a militar con fuerza en la capital. Siempre muy activa en las bases, cuando la crisis de 2002 creó en el barrio un comedor en el que atendían a 70 niños. En la zona la reconocen: nunca bajó los brazos; siempre luchó con gran ahínco. Así fue forjándose un nombre dentro de las filas de su partido. Con perfil bajo, al igual que cuando le tocó actuar en el Palacio Legislativo en el pasado quinquenio. Por eso, en el discurso de Luis Lacalle Pou tras conocerse los resultados de los pasados comicios del 27 de octubre, muchísima gente se preguntó quién era esa mujer –por ella– que estaba en el estrado, muy cerca del líder, junto con los principales referentes del PN. “Hubo un dirigente del FA que se que en una reunión hizo un comentario muy desgraciado: ‘Los blancos están usando a la negra’. Creo que inclusive alguien también lo dijo al aire. Ahí está el espejo de la discriminación. ¿Por qué me están usando a mí y no a otras mujeres del partido? ¿Porque soy negra? No voy a entrar en ese juego, en ese enfrentamiento”, enfatizó.
-Usted dijo que, desde su banca, va a encarar asuntos que son de interés de la comunidad afro. A grandes rasgos, ¿En qué otros temas le interesa hacer foco?
-En que se aporten recursos para que se continue en la búsqueda de desaparecidos (N de R: desde que el FA llegó al poder en 2005 se han podido identificar seis cuerpos); en los derechos humanos de los adulto mayores; en terminar con la violencia que se ejerce a niñas y niños; en la violencia de género; y en el tema de las cárceles, donde día tras día se violan los derechos humanos, para los que salen de allí, porque alguna vez cometieron un error, puedan salir realmente rehabilitados e insertarse en la sociedad… En resumen, me esforazaré en todos aquellos tópicos que tengan que ver con lo derechos humanos. Desde la diputación vengo trabajando en esa comisión. ¡Soy una defensora de los derechos humanos en el más amplio sentido de la palabra!