El 'nuevo' Westbrook: de jugador franquicia a la sombra de Harden
Triples-dobles, contraataque, mucho bote... Westbrook ha tenido que dejar atrás su juego y sufre para adaptarse a un sistema lento, basado en los triples y monopolizado por Harden.
Alberto Clemente
As
Westbrook mejora. Es la mejor conclusión que podemos sacar si nos basamos en los últimos partidos disputados por el base de los Rockets, que sigue intentando adaptarse a un sistema de juego muy alejado del que monopolizaba en Oklahoma, con otro protagonista que asume más balones que él y con un uso excesivo del triple, un arma que nunca ha sido la mejor del playmaker. Ante los Spurs finalizó con 31 puntos, 10 rebotes y 4 asistencias, liderando la remontada de los suyos y superando a James Harden, que se fue a los 28 pero con muy malos porcentajes de tiro (10 de 29). En los últimos siete encuentros, el ex de los Thunder se va hasta casi 25 tantos con 9 rebotes y 8 pases a canasta y empieza a ver la luz al final de un túnel del que le está costando salir... y que sigue generando dudas.
Sobre todo de cara a los playoffs. Desde que Russ fue traspasado a los Rockets (en el que ha sido el último movimiento en el mercado de toda la NBA, por cierto) la pareja que formaría con Harden levantaba suspicacia e incertidumbre. Se juntaban en la misma plantilla dos de los jugadores que más haters acumulan, dos hombres cuestionados y que venían de temporadas muy productivas en cuanto a la estadística pero cada vez más alejadas del sueño del anillo. La Barba se chocó con las taras del sistema D'Antoni en las finales del Oeste del 2018, el mejor año del proyecto construido en torno a su figura. Westbrook por su parte no pasa de la primera ronda desde 2016, cuando Kevin Durant era su pareja de baile. Ambos se juntaban tras su paso por los Thunder con ganas de reafirmarse y de responder a toda esa legión de seguidores que critica a dos baloncestistas cuyo rechazo generado es directamente proporcional a un talento que han sobradamente demostrado. Y eso es incuestionable.
Era precisamente la compenetración de ese talento lo que más suspicacia generaba. Westbrook estaba acostumbrado a monopolizar el juego en OKC. Llevaba tres temporadas sin bajarse del triples-doble, siendo en una el máximo anotador y en dos el máximo asistente. Había encontrado en Paul George un compañero dispuesto a adaptarse a su juego y con el talento suficiente como para producir por el camino. La historia es bien distinta en Houston, donde Harden no parece muy dispuesto a variar ni un ápice su manera de comportarse en la cancha. Esto no está provocando estragos en un equipo que sigue sumando victorias en temporada regular con facilidad (18-9, quintos del Oeste) pero sí en el base, que está teniendo dificultades para adaptarse al nuevo sistema.
Adaptarse o morir: cambiar tu juego al lado de Harden
En los Thunder, Westbrook estaba acostumbrado a tener el balón la mayor parte del tiempo, a flotar en defensa para atrapar numerosos rebotes y a que todo el juego saliera de sus manos. Era costumbre ver en la Ciudad del Trueno al base atrapar rebotes y a correr de un lado a otro de la pista sin que nada ni nadie pudiera pararle. D'Antoni quiso explotar esta faceta. El técnico, hacedor del seven seconds or less intentó correr todavía más con su nueva estrella, pero la realidad y el juego de Harden se han impuesto. Ahora, Russ corre después e atrapar un rebote... pero el equipo no. Y cuando La Barba se hace con el balón, se para, lo bota durante varios segundos y se juega el triple.
Esta manera de jugar ha mermado notablemente las estadísticas del base, que ha pasado de promediar triple-doble a quedarse en un 22,8+8,1+7,2. Al tener menos el balón reparte menos asistencias, algo que en lo que tiene que complementarse con un Harden que le supera en esta faceta del juego (7,4). Tampoco se le da especialmente bien esperar en una esquina a recibir el balón y tirar de tres. Westbrook nunca ha sido un gran lanzador y desde luego no es un especialista en el catch and shot. Apenas promedia un 30% desde el triple en su carrera y ha decaído totalmente en esta faceta durante el presente curso, en el que está en un 23%.
Aun así, se empiezan a ver brotes verdes. En los últimos partidos el base ha sabido manejar mejor su rol para producir al lado de un Harden que está lanzando 25 tiros por noche (más que nunca en su carrera) y 14 triples, una barbaridad que su compañero no veía desde que compartió vestuario con Durant, que a pesar de todo no monopolizaba el juego tanto como el escolta. Russ está intentando encontrar su lugar en el esquema de D'Antoni y estaba en 26+8+8 antes del partido ante San Antonio lanzando por encima del 50% en tiros de campo y con un nada desdeñable 36% en triples, aunque ha vuelto a las andadas la pasada madrugada (1 de 7).
Tampoco se puede decir que los Rockets no han hecho nada para adaptarse a su nueva estrella. Han aumentado su pace (ritmo de juego) hasta un 103,9, el más alto desde la 1983-83 y casi 7 puntos por encima del firmado el año pasado (97), algo que favorece claramente a Westbrook. Se ven más esfuerzos para salir al contraataque y gente como Capela ha seguido reboteando enormemente (incluso más que nunca) a pesar de su llegada. Los triples-dobles, su seña de identidad que le llevó a ser MVP de la temporada hace dos años, no son tan habituales como antes, pero no ha dejado de hacerlos. Es posible (casi seguro) que en este se baje de ese promedio en el que lleva tres campaña consecutivas, pero ha conseguido hasta 6 triples-dobles (el segundo en la NBA tras Luka Doncic) y 9 dobles-dobles. Lejanos quedan los 42 que consiguió en la 2016-17, pero no está mal para un jugador que ha tenido dificultades en su nuevo sistema pero que sigue buscando su sitio en el esquema D'Antoni.
La mayor duda, como viene siendo habitual en la carrera de estos dos jugadores, son los playoffs. Una constante en la carrera de dos de los mayores talentos individuales de la historia. Nadie duda de su calidad, pero parece claro que la forma que han tenido (y tienen) de jugar no es productiva en una eliminatoria de la fase final. Ahí es donde la ausencia de un plan b que D'Antoni nunca ha tenido es una losa muy difícil de superar. Si fallas un triple, sigue tirándolo... y así hasta 27 seguidos, que fueron los que erraron en ese séptimo partido ante los Warriors que valía un anillo. Quizá hayan aprendido y, con dos talentos tan criticados como Russ y Harden encuentren el camino hacia el anillo. O quizá no. Quién sabe.
Alberto Clemente
As
Westbrook mejora. Es la mejor conclusión que podemos sacar si nos basamos en los últimos partidos disputados por el base de los Rockets, que sigue intentando adaptarse a un sistema de juego muy alejado del que monopolizaba en Oklahoma, con otro protagonista que asume más balones que él y con un uso excesivo del triple, un arma que nunca ha sido la mejor del playmaker. Ante los Spurs finalizó con 31 puntos, 10 rebotes y 4 asistencias, liderando la remontada de los suyos y superando a James Harden, que se fue a los 28 pero con muy malos porcentajes de tiro (10 de 29). En los últimos siete encuentros, el ex de los Thunder se va hasta casi 25 tantos con 9 rebotes y 8 pases a canasta y empieza a ver la luz al final de un túnel del que le está costando salir... y que sigue generando dudas.
Sobre todo de cara a los playoffs. Desde que Russ fue traspasado a los Rockets (en el que ha sido el último movimiento en el mercado de toda la NBA, por cierto) la pareja que formaría con Harden levantaba suspicacia e incertidumbre. Se juntaban en la misma plantilla dos de los jugadores que más haters acumulan, dos hombres cuestionados y que venían de temporadas muy productivas en cuanto a la estadística pero cada vez más alejadas del sueño del anillo. La Barba se chocó con las taras del sistema D'Antoni en las finales del Oeste del 2018, el mejor año del proyecto construido en torno a su figura. Westbrook por su parte no pasa de la primera ronda desde 2016, cuando Kevin Durant era su pareja de baile. Ambos se juntaban tras su paso por los Thunder con ganas de reafirmarse y de responder a toda esa legión de seguidores que critica a dos baloncestistas cuyo rechazo generado es directamente proporcional a un talento que han sobradamente demostrado. Y eso es incuestionable.
Era precisamente la compenetración de ese talento lo que más suspicacia generaba. Westbrook estaba acostumbrado a monopolizar el juego en OKC. Llevaba tres temporadas sin bajarse del triples-doble, siendo en una el máximo anotador y en dos el máximo asistente. Había encontrado en Paul George un compañero dispuesto a adaptarse a su juego y con el talento suficiente como para producir por el camino. La historia es bien distinta en Houston, donde Harden no parece muy dispuesto a variar ni un ápice su manera de comportarse en la cancha. Esto no está provocando estragos en un equipo que sigue sumando victorias en temporada regular con facilidad (18-9, quintos del Oeste) pero sí en el base, que está teniendo dificultades para adaptarse al nuevo sistema.
Adaptarse o morir: cambiar tu juego al lado de Harden
En los Thunder, Westbrook estaba acostumbrado a tener el balón la mayor parte del tiempo, a flotar en defensa para atrapar numerosos rebotes y a que todo el juego saliera de sus manos. Era costumbre ver en la Ciudad del Trueno al base atrapar rebotes y a correr de un lado a otro de la pista sin que nada ni nadie pudiera pararle. D'Antoni quiso explotar esta faceta. El técnico, hacedor del seven seconds or less intentó correr todavía más con su nueva estrella, pero la realidad y el juego de Harden se han impuesto. Ahora, Russ corre después e atrapar un rebote... pero el equipo no. Y cuando La Barba se hace con el balón, se para, lo bota durante varios segundos y se juega el triple.
Esta manera de jugar ha mermado notablemente las estadísticas del base, que ha pasado de promediar triple-doble a quedarse en un 22,8+8,1+7,2. Al tener menos el balón reparte menos asistencias, algo que en lo que tiene que complementarse con un Harden que le supera en esta faceta del juego (7,4). Tampoco se le da especialmente bien esperar en una esquina a recibir el balón y tirar de tres. Westbrook nunca ha sido un gran lanzador y desde luego no es un especialista en el catch and shot. Apenas promedia un 30% desde el triple en su carrera y ha decaído totalmente en esta faceta durante el presente curso, en el que está en un 23%.
Aun así, se empiezan a ver brotes verdes. En los últimos partidos el base ha sabido manejar mejor su rol para producir al lado de un Harden que está lanzando 25 tiros por noche (más que nunca en su carrera) y 14 triples, una barbaridad que su compañero no veía desde que compartió vestuario con Durant, que a pesar de todo no monopolizaba el juego tanto como el escolta. Russ está intentando encontrar su lugar en el esquema de D'Antoni y estaba en 26+8+8 antes del partido ante San Antonio lanzando por encima del 50% en tiros de campo y con un nada desdeñable 36% en triples, aunque ha vuelto a las andadas la pasada madrugada (1 de 7).
Tampoco se puede decir que los Rockets no han hecho nada para adaptarse a su nueva estrella. Han aumentado su pace (ritmo de juego) hasta un 103,9, el más alto desde la 1983-83 y casi 7 puntos por encima del firmado el año pasado (97), algo que favorece claramente a Westbrook. Se ven más esfuerzos para salir al contraataque y gente como Capela ha seguido reboteando enormemente (incluso más que nunca) a pesar de su llegada. Los triples-dobles, su seña de identidad que le llevó a ser MVP de la temporada hace dos años, no son tan habituales como antes, pero no ha dejado de hacerlos. Es posible (casi seguro) que en este se baje de ese promedio en el que lleva tres campaña consecutivas, pero ha conseguido hasta 6 triples-dobles (el segundo en la NBA tras Luka Doncic) y 9 dobles-dobles. Lejanos quedan los 42 que consiguió en la 2016-17, pero no está mal para un jugador que ha tenido dificultades en su nuevo sistema pero que sigue buscando su sitio en el esquema D'Antoni.
La mayor duda, como viene siendo habitual en la carrera de estos dos jugadores, son los playoffs. Una constante en la carrera de dos de los mayores talentos individuales de la historia. Nadie duda de su calidad, pero parece claro que la forma que han tenido (y tienen) de jugar no es productiva en una eliminatoria de la fase final. Ahí es donde la ausencia de un plan b que D'Antoni nunca ha tenido es una losa muy difícil de superar. Si fallas un triple, sigue tirándolo... y así hasta 27 seguidos, que fueron los que erraron en ese séptimo partido ante los Warriors que valía un anillo. Quizá hayan aprendido y, con dos talentos tan criticados como Russ y Harden encuentren el camino hacia el anillo. O quizá no. Quién sabe.