El cisma de un Nápoli que nunca acaba de renovarse

Italia, AS
El estado de discordia que agujerea el Nápoli no le ha impedido asegurar su presencia en los octavos de final tres temporadas después. Sin Ancelotti ya, destituido nada más certificar la clasificación, no se encuentra a la espera de que Gattuso reconduzca la situación. Su estreno alargó la zozobra con una dolorosa derrota ante el Parma en el descuento. La crisis se dibujó desde el verano, con un clima enrarecido por la falta de inversión en la propiedad y la continuación de un proyecto que siempre se queda a medias, hasta degenerar en una racha de ocho partidos sin ganar en el Scudetto. Lejos de la cabeza, la Champions pasa ahora mismo a un segundo plano.


La incertidumbre rebaja las posibilidades reales de un Nápoli con signos de distensión en todas las líneas. Meret es un portero de proyección, pero no exento de errores puntuales. Aunque Manolas y Koulibaly dan solvencia al centro de la zaga, los laterales no replican su seguridad. En la medular Allan ha bajado sus prestaciones y Fabián no puede asumir todo el peso de la misma ante la irregularidad de Zielinski. La parcela en la que más variedad posee es el ataque, con extremos desequilibrantes como Insigne, Lozano y Callejón, un falso nueve como Mertens y dos delanteros de corte clásico como Milik y Llorente. El Nápoli vuelve a la pasarela de los octavos en las condiciones más dudosas de su trayectoria reciente.

Virtudes
El duelo. No fue inferior al Liverpool en su doble enfrentamiento en la fase de grupos. Es un precedente que le deja en buen lugar.

El poderío aéreo. Las referencias de Milik y Llorente le acortan pasos en el juego elaborado si lo necesita. Un peligro en los centros al área.

Defectos
Los apuros. Concede demasiado a los rivales por sus insuficiencias defensivas.

El ambiente. En Sao Paolo no se respira una temperatura favorable. Le puede perjudicar ante cualquier contratiempo.

Estrella: Koulibaly (28 años)

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