El Atleti vuelve al gol
Venció a Osasuna con tantos de Morata y Saúl en un partido que comenzó frío y tuvo un héroe en la primera parte: Herrera, portero de Osasuna. Brillo de João Félix.
Patricia Cazón
As
Móviles arriba. Un pasillo de honor. Una pancarta en el fondo sur con el rostro del hombre de abrigo largo que en ese momento recibía un homenaje a su altura, la de un tipo grande sobre la hierba y aún más fuera de ella. Lo resumía una palabra en mayúsculas. “Gracias, Juanfran”. Los dos equipos de su vida iban a comenzar a jugar con ese balón que él tocaría primero, haciendo el saque de honor. Atleti y Osasuna. El segundo no tardó en quitarse la piel de cordero para dejar a Oblak dos avisos. Uno, el zurdazo de Brasanac, pegó en el portero y se fue al palo antes de que Oblak pudiera abrazarlo. El Atleti había comenzado frío, como si en vez del Atleti fuera un Malakito de Memphis recién aterrizado en el Metropolitano.
Y eso que, al frente de todo, estaba Koke, capitán en el verde horas después de ser padre. Sin Lodi, hacía debutar el Cholo a Manu Sánchez, le ponía otro tren por delante a Lemar y devolvía a Giménez a la titularidad. Pero no fue hasta que João Félix encendió su varita que el Atlético no entró en calor. Le filtró Koke un pase para que sentara a un rival y terminara cayendo en la frontal. El árbitro le mandó levantar. El partido para los rojiblancos empezaba. João le hacía un caño a Rubén García en la siguiente pelota que tocaba. Desde que desoyó al Cholo enviarle a la banda, no ha vuelto a pisarla. Normal. Donde es letal es donde le gusta jugar, libre, acechando en la mediapunta. Empapaba la hierba de clase aunque Osasuna, corajudo, no se descompusiera. Comenzaba Herrera su recital de paradas desbaratándole con el pie una ocasión antes de que Felipe segara a Chimy Ávila de una patada y el árbitro avisara. “La última”. La siguiente vez que el delantero de Osasuna acabó por los suelos, Manu Sánchez vio la amarilla. Ya se habían encontrado antes.
Mientras, Lemar trataba de subirse al tren, que se le acaban en el Atleti, mezclando pérdidas con pases de 30 metros brillantes. Al menos tiene sangre, que pensaría el Metropolitano. Pero el Atleti seguía dándose de cabezazos con la fortaleza alzada por Arrasate. Imposible hallarle fisuras. Cuando un balón lograba superar su barrera de hombres, como ese remate de Saúl, Herrera lo espantaba de su portería. Ya con el brazo, ya con la uña para enviar al travesaño un cabezazo de João. Herrera Benji Price. El descanso llegaría con el meta volando para atajarle a Thomas uno de sus trallazos y Felipe coqueteando con el penalti al derribar a Brasanac en el área contraria. Osasuna se iría al reposo dándole a su portero besos de santo.
Y, al fin, llegaron los goles
La segunda parte comenzó como la primera: los navarros dejando avisos sobre la portería de Oblak. Ya Chimy Ávila tras regalo de Saúl, ya David García con un testarazo. Y el Atleti otra vez frío, como si en vez del Atleti fuera el Aladino de Murcia. Y eso que João volvía a encender su varita. Pero su pase de espaldas acababa en un Morata que necesita veinte ocasiones para hacer un gol. Lemar ya se había ido entre pitos y Simeone agitaba con Correa. Nada más salir Herrera le saludaba con otra parada. A la hora, Simeone sentaba a un gran Manu Sánchez para sacar a su propio Herrera y buscar más control. Voilà. Justo después Trippier lanzaba una falta lateral para que Morata tuviera la ocasión número veinte: saltó como un coloso para cabecear a la red. Lo celebró con más rabia que alegría, en esa lucha sempiterna en su cabeza, él contra su mente. Suele marcar cuando no piensa.
Siete minutos después, Saúl encontraba a Morata y Morata encontraba a Correa, que dejaba pasar la pelota para que el Expreso de Elche, que venía desde el lateral a una velocidad endiablada, hiciera el 2-0. El Metropolitano alzaba de nuevo los móviles. Porque João se iba en el 80’ ovacionado, porque Koke estaba a punto de marcar un gol para su hijo, porque Juanfran se levantaba en el palco para saludar por última vez mientras los dos equipos de su vida le brindaban su mejor homenaje. El no rendirse. Osasuna todo el partido, aunque hubiese perdido en el marcador. El Atleti en su búsqueda del gol. Vuelve a ser cuarto.
Patricia Cazón
As
Móviles arriba. Un pasillo de honor. Una pancarta en el fondo sur con el rostro del hombre de abrigo largo que en ese momento recibía un homenaje a su altura, la de un tipo grande sobre la hierba y aún más fuera de ella. Lo resumía una palabra en mayúsculas. “Gracias, Juanfran”. Los dos equipos de su vida iban a comenzar a jugar con ese balón que él tocaría primero, haciendo el saque de honor. Atleti y Osasuna. El segundo no tardó en quitarse la piel de cordero para dejar a Oblak dos avisos. Uno, el zurdazo de Brasanac, pegó en el portero y se fue al palo antes de que Oblak pudiera abrazarlo. El Atleti había comenzado frío, como si en vez del Atleti fuera un Malakito de Memphis recién aterrizado en el Metropolitano.
Y eso que, al frente de todo, estaba Koke, capitán en el verde horas después de ser padre. Sin Lodi, hacía debutar el Cholo a Manu Sánchez, le ponía otro tren por delante a Lemar y devolvía a Giménez a la titularidad. Pero no fue hasta que João Félix encendió su varita que el Atlético no entró en calor. Le filtró Koke un pase para que sentara a un rival y terminara cayendo en la frontal. El árbitro le mandó levantar. El partido para los rojiblancos empezaba. João le hacía un caño a Rubén García en la siguiente pelota que tocaba. Desde que desoyó al Cholo enviarle a la banda, no ha vuelto a pisarla. Normal. Donde es letal es donde le gusta jugar, libre, acechando en la mediapunta. Empapaba la hierba de clase aunque Osasuna, corajudo, no se descompusiera. Comenzaba Herrera su recital de paradas desbaratándole con el pie una ocasión antes de que Felipe segara a Chimy Ávila de una patada y el árbitro avisara. “La última”. La siguiente vez que el delantero de Osasuna acabó por los suelos, Manu Sánchez vio la amarilla. Ya se habían encontrado antes.
Mientras, Lemar trataba de subirse al tren, que se le acaban en el Atleti, mezclando pérdidas con pases de 30 metros brillantes. Al menos tiene sangre, que pensaría el Metropolitano. Pero el Atleti seguía dándose de cabezazos con la fortaleza alzada por Arrasate. Imposible hallarle fisuras. Cuando un balón lograba superar su barrera de hombres, como ese remate de Saúl, Herrera lo espantaba de su portería. Ya con el brazo, ya con la uña para enviar al travesaño un cabezazo de João. Herrera Benji Price. El descanso llegaría con el meta volando para atajarle a Thomas uno de sus trallazos y Felipe coqueteando con el penalti al derribar a Brasanac en el área contraria. Osasuna se iría al reposo dándole a su portero besos de santo.
Y, al fin, llegaron los goles
La segunda parte comenzó como la primera: los navarros dejando avisos sobre la portería de Oblak. Ya Chimy Ávila tras regalo de Saúl, ya David García con un testarazo. Y el Atleti otra vez frío, como si en vez del Atleti fuera el Aladino de Murcia. Y eso que João volvía a encender su varita. Pero su pase de espaldas acababa en un Morata que necesita veinte ocasiones para hacer un gol. Lemar ya se había ido entre pitos y Simeone agitaba con Correa. Nada más salir Herrera le saludaba con otra parada. A la hora, Simeone sentaba a un gran Manu Sánchez para sacar a su propio Herrera y buscar más control. Voilà. Justo después Trippier lanzaba una falta lateral para que Morata tuviera la ocasión número veinte: saltó como un coloso para cabecear a la red. Lo celebró con más rabia que alegría, en esa lucha sempiterna en su cabeza, él contra su mente. Suele marcar cuando no piensa.
Siete minutos después, Saúl encontraba a Morata y Morata encontraba a Correa, que dejaba pasar la pelota para que el Expreso de Elche, que venía desde el lateral a una velocidad endiablada, hiciera el 2-0. El Metropolitano alzaba de nuevo los móviles. Porque João se iba en el 80’ ovacionado, porque Koke estaba a punto de marcar un gol para su hijo, porque Juanfran se levantaba en el palco para saludar por última vez mientras los dos equipos de su vida le brindaban su mejor homenaje. El no rendirse. Osasuna todo el partido, aunque hubiese perdido en el marcador. El Atleti en su búsqueda del gol. Vuelve a ser cuarto.