Diego Cagna, a AS: "Los penales ante el Milan en 2003 fueron una locura que no le deseo a nadie"
Diego Cagna, una pieza clave del Boca multicampeón 2003, habló en exclusiva con As y revivió la Copa Intercontinental frente al Milan. Porque 16 años no son nada…
Juampi Reynoso
As
En 1999 ya había conseguido el bicampeonato local con Boca y decidió dar el salto a Europa. Apostó por mostrar su jerarquía en el viejo continente, se calzó la camiseta del Villarreal y mal no le fue. Pero a su historia con el Xeneize le faltaba el capítulo más glorioso.
Diego Cagna, una pieza clave del Boca multicampeón 2003, habló en exclusiva con As y revivió la Copa Intercontinental frente al Milan. Porque 16 años no son nada…
El vuelo de Argentina a Japón. “No recuerdo con quién me senté en el avión, pero sí que hablábamos del partido. Estábamos con mucha confianza, veníamos de ganar la Libertadores con autoridad. Formamos un buen grupo, por eso íbamos con la ilusión, las ganas y la confianza de que podíamos”.
Las prácticas previas. "Carlos daba el equipo y entrenábamos, no era tan misterioso. Todos sabíamos quiénes iban a jugar, salvo Tevez que venía con alguna lesión. En ese sentido no había mucha intriga. En la charla técnica, como siempre: pizarrón, flechas y fijándose más en nosotros que en lo que podía llegar a hacer el rival".
La definición por penales. "Unos nervios y una locura impresionante. Es terrible, no se lo deseo a nadie. Con Battaglia íbamos haciendo cuentas porque nos perdíamos. Tuvimos la suerte de ganar y de que el Pato fuese un fenómeno".
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La predicción de Bianchi que salió mal. "Nos había dicho que el que hacía el primer gol, ganaba. Gracias a Dios fue al revés. Fue un partido muy peleado, muy trabado. Por suerte lo empatamos al toque y no se dio el vaticinio de Carlos. Nos vino bien el gol de Donnet".
Los festejos en el vestuario. "Fue una alegría. Nos terminamos mojando con todo lo que había ahí, nos pusimos vinchas japonesas. Y encima después nos pintamos el pelo porque habíamos hecho una promesa. Algunos de azul, otros de amarillo. Nos quedó lindo, ja".
El retorno a Buenos Aires. "La vuelta a Buenos Aires fue impresionante. Una cantidad de gente tremenda. Tanta que no pudimos ir al Obelisco y nos desviamos directamente a la Bombonera. Soy un agradecido a Boca. Me siento un poco parte del club por lo que logramos, por lo que vivimos. Estoy orgulloso de haber jugado en Boca".
Una anécdota inolvidable con su hijo. "Justo aprendió a caminar en el aeropuerto de vuelta. Le ponía la Copa y él iba hasta ahí. Impresionante haber compartido todo eso con mi familia".
Juampi Reynoso
As
En 1999 ya había conseguido el bicampeonato local con Boca y decidió dar el salto a Europa. Apostó por mostrar su jerarquía en el viejo continente, se calzó la camiseta del Villarreal y mal no le fue. Pero a su historia con el Xeneize le faltaba el capítulo más glorioso.
Diego Cagna, una pieza clave del Boca multicampeón 2003, habló en exclusiva con As y revivió la Copa Intercontinental frente al Milan. Porque 16 años no son nada…
El vuelo de Argentina a Japón. “No recuerdo con quién me senté en el avión, pero sí que hablábamos del partido. Estábamos con mucha confianza, veníamos de ganar la Libertadores con autoridad. Formamos un buen grupo, por eso íbamos con la ilusión, las ganas y la confianza de que podíamos”.
Las prácticas previas. "Carlos daba el equipo y entrenábamos, no era tan misterioso. Todos sabíamos quiénes iban a jugar, salvo Tevez que venía con alguna lesión. En ese sentido no había mucha intriga. En la charla técnica, como siempre: pizarrón, flechas y fijándose más en nosotros que en lo que podía llegar a hacer el rival".
La definición por penales. "Unos nervios y una locura impresionante. Es terrible, no se lo deseo a nadie. Con Battaglia íbamos haciendo cuentas porque nos perdíamos. Tuvimos la suerte de ganar y de que el Pato fuese un fenómeno".
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La predicción de Bianchi que salió mal. "Nos había dicho que el que hacía el primer gol, ganaba. Gracias a Dios fue al revés. Fue un partido muy peleado, muy trabado. Por suerte lo empatamos al toque y no se dio el vaticinio de Carlos. Nos vino bien el gol de Donnet".
Los festejos en el vestuario. "Fue una alegría. Nos terminamos mojando con todo lo que había ahí, nos pusimos vinchas japonesas. Y encima después nos pintamos el pelo porque habíamos hecho una promesa. Algunos de azul, otros de amarillo. Nos quedó lindo, ja".
El retorno a Buenos Aires. "La vuelta a Buenos Aires fue impresionante. Una cantidad de gente tremenda. Tanta que no pudimos ir al Obelisco y nos desviamos directamente a la Bombonera. Soy un agradecido a Boca. Me siento un poco parte del club por lo que logramos, por lo que vivimos. Estoy orgulloso de haber jugado en Boca".
Una anécdota inolvidable con su hijo. "Justo aprendió a caminar en el aeropuerto de vuelta. Le ponía la Copa y él iba hasta ahí. Impresionante haber compartido todo eso con mi familia".