Boca: El nefasto ciclo de Alfaro terminó de la peor manera
En el cierre del ciclo Alfaro, Boca cayó con Central en Rosario: lo pudo empatar al final pero también Andrada lo salvó varias veces. Así, puede perder la punta...
Olé
El Boca de Alfaro se ahogó futbolísticamente en Arroyito. Nada de lo que se propuso el plantel y el entrenador después de la eliminación con River les salió. Sobre todo terminar el 2019 punteros, algo que era un objetivo tras perder la Copa. Mientras en Buenos Aires se definía el futuro del club, el Xeneize desnudó todas sus falencias juntas en Rosario, demostró que jamás tuvo una identidad marcada, no pudo llegar a la cima y aparte, claro, se quedó sin técnico... ¡A los votes!
La última obra de Alfaro en Boca dejó la misma sensación de gusto a nada que su ciclo. Al equipo de Lechuga le costó de principio a fin. El DT murió con la suya, con el 4-4-2 que en este paso casi no usó. Y le salió muy mal. Primero porque se la jugó con tres volantes centrales (Capaldo, De Rossi y Marcone) que perdieron siempre en la marca y segundo por el desorden: Alexis arrancó por un lado, pero en 15 minutos cambió de banda, a Salvio le costó mucho ser la segunda guitarra de Ábila y Alonso erró casi todo lo que tocó.
El desorden fue tan lejos que el propio Marcone le hizo montoncitos a Alfaro preguntándole dónde debía pararse... Y de todo ese combo, el que sacó más provecho fue Central. Supo en qué momento presionar y en cuál no, salió siempre con Barbieri como primer pase, con Rinaudo como cerebro, con Gil como la garra, con Zabala como la pesadilla de Mas y Alonso y con Ribas como el goleador.
La sensación en Arroyito era que el Canalla podía hacer un gol cuando quería, que estaba jugando con Boca, que si se lo proponía lo dañaba. Y si no lo hizo en el PT fue por el gigante de Andrada, que en tres minutos fue el héroe de las tres situaciones al hilo del local.
Boca fue el Boca de Alfaro, pese a que en el ST intentó cuando Central se quedó. Un equipo que salió a defenderse, con De Rossi jugando con la cola entre los centrales y levantando la cabeza una, dos, tres y hasta cuatro veces antes de encontrar alguna opción. Boca fue un equipo que otra vez volvió a tener intérpretes diferentes (el DT cambió de nombres en los últimos 22 partidos) y eso lo sintieron el Toto, Capaldo (¡terminó jugando de 4!) y Mac Allister, que se paró en casi todos los puestos del mediocampo. Así, difícil...
Porque encima este Boca ya no tiene ese plus de efectividad más allá de llegar pocas veces. En Rosario fue todo lo contrario, porque Ledesma se lo sacó a Más y porque a Ábila le pesó la noche y se preocupó más en pelearse con Abal que otra cosa. Porque Ledesma le sacó un zurdazo a Bebelo, Salvio le acertó al palo y Brítez salvó en la línea el tiro de Soldano cuando en cancha ya estaban Reynoso, el propio Soldano de delantero y Obando y habían salido los dos laterales y De Rossi...
Así se terminó este ciclo de Alfaro en Boca. Desdibujado, desordenado, sin identidad, sin un plan... Casi como la imagen que dio el DT ante las cámaras. "Es el fin de una etapa", avisó Lechuga antes de empezar. Y sí, aunque el fin ya había sido mucho antes...
Olé
El Boca de Alfaro se ahogó futbolísticamente en Arroyito. Nada de lo que se propuso el plantel y el entrenador después de la eliminación con River les salió. Sobre todo terminar el 2019 punteros, algo que era un objetivo tras perder la Copa. Mientras en Buenos Aires se definía el futuro del club, el Xeneize desnudó todas sus falencias juntas en Rosario, demostró que jamás tuvo una identidad marcada, no pudo llegar a la cima y aparte, claro, se quedó sin técnico... ¡A los votes!
La última obra de Alfaro en Boca dejó la misma sensación de gusto a nada que su ciclo. Al equipo de Lechuga le costó de principio a fin. El DT murió con la suya, con el 4-4-2 que en este paso casi no usó. Y le salió muy mal. Primero porque se la jugó con tres volantes centrales (Capaldo, De Rossi y Marcone) que perdieron siempre en la marca y segundo por el desorden: Alexis arrancó por un lado, pero en 15 minutos cambió de banda, a Salvio le costó mucho ser la segunda guitarra de Ábila y Alonso erró casi todo lo que tocó.
El desorden fue tan lejos que el propio Marcone le hizo montoncitos a Alfaro preguntándole dónde debía pararse... Y de todo ese combo, el que sacó más provecho fue Central. Supo en qué momento presionar y en cuál no, salió siempre con Barbieri como primer pase, con Rinaudo como cerebro, con Gil como la garra, con Zabala como la pesadilla de Mas y Alonso y con Ribas como el goleador.
La sensación en Arroyito era que el Canalla podía hacer un gol cuando quería, que estaba jugando con Boca, que si se lo proponía lo dañaba. Y si no lo hizo en el PT fue por el gigante de Andrada, que en tres minutos fue el héroe de las tres situaciones al hilo del local.
Boca fue el Boca de Alfaro, pese a que en el ST intentó cuando Central se quedó. Un equipo que salió a defenderse, con De Rossi jugando con la cola entre los centrales y levantando la cabeza una, dos, tres y hasta cuatro veces antes de encontrar alguna opción. Boca fue un equipo que otra vez volvió a tener intérpretes diferentes (el DT cambió de nombres en los últimos 22 partidos) y eso lo sintieron el Toto, Capaldo (¡terminó jugando de 4!) y Mac Allister, que se paró en casi todos los puestos del mediocampo. Así, difícil...
Porque encima este Boca ya no tiene ese plus de efectividad más allá de llegar pocas veces. En Rosario fue todo lo contrario, porque Ledesma se lo sacó a Más y porque a Ábila le pesó la noche y se preocupó más en pelearse con Abal que otra cosa. Porque Ledesma le sacó un zurdazo a Bebelo, Salvio le acertó al palo y Brítez salvó en la línea el tiro de Soldano cuando en cancha ya estaban Reynoso, el propio Soldano de delantero y Obando y habían salido los dos laterales y De Rossi...
Así se terminó este ciclo de Alfaro en Boca. Desdibujado, desordenado, sin identidad, sin un plan... Casi como la imagen que dio el DT ante las cámaras. "Es el fin de una etapa", avisó Lechuga antes de empezar. Y sí, aunque el fin ya había sido mucho antes...