Zidane tenía razón
En su peor momento, prometió luz: "Iremos a más, seguro". Entre el Brujas y el 'baile' en Eibar han pasado 39 días. Goles, intensidad, porterías a cero... Ha cumplido su promesa.
Carlos Forjanes
As
En el entorno del Real Madrid nunca se tuvo claro si Zidane ganaba tiempo durante el flojo inicio de esta temporada en una huida hacia adelante o es que es un optimista impenitente. La tarde del 4-2 al Granada, su equipo había vuelto a rozar el desastre. Un penalti surrealista de Areola dio pie a un inquietante 3-2 que casi deviene en catástrofe. En una tormenta de dudas, Zizou vio la luz. "Siempre voy a ser positivo, estamos mejor que hace un mes y vamos a mejorar más, seguro", se sacó de la manga el francés entre preguntas sobre los apagones mentales blancos. Lo que parecía un discurso alejado de la realidad, se ha convertido en una promesa cumplida. El 6-0 al Galatasaray y el 0-4 al Eibar, en apenas 70 horas, han despejado el cielo. Zidane tenía razón, este Real Madrid es otro.
Los datos y las buenas sensaciones se apelotonan en Chamartín. Courtois ahora lo para todo, la intensidad ha vuelto, Benzema es más mortífero que nunca y las dudas se mudan en dirección al Metropolitano y, en menor medida, a Barcelona. "Me gustan las situaciones difíciles, es cuando hay que sacar personalidad", decía el técnico marsellés en Estambul, con la presencia ectoplásmica de Mourinho asediándole. Su receta, por manida, no dejó de ser efectiva. "Tras lo de Mallorca había que trabajar más", sentencia ahora, con perspectiva.
'Electroshock' tras el Brujas
Ha sido un giro de 180 grados. Del "nunca habíamos hecho 45 minutos así…" de un enfadado Zidane en el 2-2 con el Brujas al "la primera parte en Eibar ha sido quizá la mejor desde que volví", que decía el galo, aunque sin aspavientos, en Ipurua. De un partido al otro, solamente 39 días. Poco más de un mes en el que sólo la noche en Mallorca fue discordante. De hecho, aquello fue también determinante en este nuevo devenir. Zidane y su segundo Bettoni tomaron la decisión: sin rotaciones masivas hasta nuevo aviso. Así repitió once (el que inició en la 'final' de Estambul) tres partidos consecutivos, algo inaudito esta campaña hasta ese momento. Y con riesgos, Modric pasó al banquillo. Si había que jugar con jóvenes (Valverde y Rodrygo), adelante.
La intensidad ha vuelto...
"Hemos cambiado cosas que nos pidió el míster, como la intensidad…". El análisis era de Valverde en Eibar. Aquello fue el final de un proceso que empezó antes. Sin ir más lejos, pese a ir 4-0 ante el Galatasaray, había dentelladas por recuperar balones. Rodrygo, con su físico de 18 años, robó cinco balones ante los turcos. Estambul y Eibar fueron la culminación de la obra de reactivación. En Turquía, 75 robos de balón. En Ipurua, 69. Máximas de esta temporada. No parece casualidad.
... y además desde el inicio
Zidane insistió externa e internamente. El Madrid no puede salir a verlas venir. Su equipo ha tomado nota y es una de las cosas que ha trabajado en Valdebebas. Son Moix fue la última vez que el técnico se quejó públicamente. Venía de recibir goles tempraneros que torcieron los partidos ese día (gol de Lago Junior en el 7'), el del Brujas (0-1 en el 9'), en París (1-0 al minuto 14...). Ahora es otra historia. Cinco partidos sin encajar gol y una fórmula en la que el entrenador blanco ha repetido a los suyos casi obsesivamente. "Cuando salimos fuertes y el equipo gana desde la primera media hora, el rival deja espacios y los aprovechamos", analizó Carvajal el pasado sábado.
Protección a Hazard
El belga pareció el de siempre (es decir, el del Chelsea y Bélgica) por primera vez en Eibar. Hazard regateó siete veces a futbolistas armeros, su mejor dato desde que es madridista. Zidane viene protegiéndolo de manera intensiva. "A mí también me costó al inicio", ha sido un argumento repetido por el técnico, en referencia a su llegada como futbolista a Concha Espina. Ni siquiera cuando falló en el Ali Sami Yen un gol a puerta vacía. "Esa Eden normalmente la mete", aseveró, casi encogiéndose de hombros. Zizou ha capeado todas las cuestiones sobre el estado de forma del belga y ahora recoge los frutos de un Hazard entregado a su entrenador.
Valverde es su nuevo 'capo'
Sigue la ecuación de moda: con Valverde, victoria segura. Es un valor que cotiza más al alza que nunca. Incluso con gol al Eibar para celebrar su próxima paternidad. La capacidad de alargar el tiempo sobre el campo de Casemiro ahorrándole esfuerzos (abajo el campo de calor del uruguayo, omnipresente ante el Galatasaray) y los resultados van de la mano. Con El Pajarito sobre el césped, el Madrid ha marcado 25 goles y sólo encajó cuatro tantos. Es la bisagra que buscaba Zidane para dotar de equilibrio al Madrid.
Carlos Forjanes
As
En el entorno del Real Madrid nunca se tuvo claro si Zidane ganaba tiempo durante el flojo inicio de esta temporada en una huida hacia adelante o es que es un optimista impenitente. La tarde del 4-2 al Granada, su equipo había vuelto a rozar el desastre. Un penalti surrealista de Areola dio pie a un inquietante 3-2 que casi deviene en catástrofe. En una tormenta de dudas, Zizou vio la luz. "Siempre voy a ser positivo, estamos mejor que hace un mes y vamos a mejorar más, seguro", se sacó de la manga el francés entre preguntas sobre los apagones mentales blancos. Lo que parecía un discurso alejado de la realidad, se ha convertido en una promesa cumplida. El 6-0 al Galatasaray y el 0-4 al Eibar, en apenas 70 horas, han despejado el cielo. Zidane tenía razón, este Real Madrid es otro.
Los datos y las buenas sensaciones se apelotonan en Chamartín. Courtois ahora lo para todo, la intensidad ha vuelto, Benzema es más mortífero que nunca y las dudas se mudan en dirección al Metropolitano y, en menor medida, a Barcelona. "Me gustan las situaciones difíciles, es cuando hay que sacar personalidad", decía el técnico marsellés en Estambul, con la presencia ectoplásmica de Mourinho asediándole. Su receta, por manida, no dejó de ser efectiva. "Tras lo de Mallorca había que trabajar más", sentencia ahora, con perspectiva.
'Electroshock' tras el Brujas
Ha sido un giro de 180 grados. Del "nunca habíamos hecho 45 minutos así…" de un enfadado Zidane en el 2-2 con el Brujas al "la primera parte en Eibar ha sido quizá la mejor desde que volví", que decía el galo, aunque sin aspavientos, en Ipurua. De un partido al otro, solamente 39 días. Poco más de un mes en el que sólo la noche en Mallorca fue discordante. De hecho, aquello fue también determinante en este nuevo devenir. Zidane y su segundo Bettoni tomaron la decisión: sin rotaciones masivas hasta nuevo aviso. Así repitió once (el que inició en la 'final' de Estambul) tres partidos consecutivos, algo inaudito esta campaña hasta ese momento. Y con riesgos, Modric pasó al banquillo. Si había que jugar con jóvenes (Valverde y Rodrygo), adelante.
La intensidad ha vuelto...
"Hemos cambiado cosas que nos pidió el míster, como la intensidad…". El análisis era de Valverde en Eibar. Aquello fue el final de un proceso que empezó antes. Sin ir más lejos, pese a ir 4-0 ante el Galatasaray, había dentelladas por recuperar balones. Rodrygo, con su físico de 18 años, robó cinco balones ante los turcos. Estambul y Eibar fueron la culminación de la obra de reactivación. En Turquía, 75 robos de balón. En Ipurua, 69. Máximas de esta temporada. No parece casualidad.
... y además desde el inicio
Zidane insistió externa e internamente. El Madrid no puede salir a verlas venir. Su equipo ha tomado nota y es una de las cosas que ha trabajado en Valdebebas. Son Moix fue la última vez que el técnico se quejó públicamente. Venía de recibir goles tempraneros que torcieron los partidos ese día (gol de Lago Junior en el 7'), el del Brujas (0-1 en el 9'), en París (1-0 al minuto 14...). Ahora es otra historia. Cinco partidos sin encajar gol y una fórmula en la que el entrenador blanco ha repetido a los suyos casi obsesivamente. "Cuando salimos fuertes y el equipo gana desde la primera media hora, el rival deja espacios y los aprovechamos", analizó Carvajal el pasado sábado.
Protección a Hazard
El belga pareció el de siempre (es decir, el del Chelsea y Bélgica) por primera vez en Eibar. Hazard regateó siete veces a futbolistas armeros, su mejor dato desde que es madridista. Zidane viene protegiéndolo de manera intensiva. "A mí también me costó al inicio", ha sido un argumento repetido por el técnico, en referencia a su llegada como futbolista a Concha Espina. Ni siquiera cuando falló en el Ali Sami Yen un gol a puerta vacía. "Esa Eden normalmente la mete", aseveró, casi encogiéndose de hombros. Zizou ha capeado todas las cuestiones sobre el estado de forma del belga y ahora recoge los frutos de un Hazard entregado a su entrenador.
Valverde es su nuevo 'capo'
Sigue la ecuación de moda: con Valverde, victoria segura. Es un valor que cotiza más al alza que nunca. Incluso con gol al Eibar para celebrar su próxima paternidad. La capacidad de alargar el tiempo sobre el campo de Casemiro ahorrándole esfuerzos (abajo el campo de calor del uruguayo, omnipresente ante el Galatasaray) y los resultados van de la mano. Con El Pajarito sobre el césped, el Madrid ha marcado 25 goles y sólo encajó cuatro tantos. Es la bisagra que buscaba Zidane para dotar de equilibrio al Madrid.