Turquía comienza a repatriar a combatientes occidentales del ISIS
Uno de los deportados, de nacionalidad estadounidense, se queda en un limbo judicial al ser expulsado a Grecia pero no aceptado por Atenas
Andrés Mourenza
Estambul, El País
"Turquía no se convertirá en el hotel de los miembros del Estado Islámico (ISIS, en inglés) de otros países”, advirtió el ministro de Interior de Turquía, Süleyman Soylu, a principios de mes. Tal y como había avisado, este lunes comenzó el proceso de deportación de supuestos militantes de la organización yihadista capturados por las fuerzas de seguridad turcas; un proceso que se prevé problemático dadas las prisas con las que lo ha iniciado Ankara y el hecho de que algunos países europeos han retirado la nacionalidad a ciertos militantes.
“Esta mañana la Dirección General de Migraciones deportó a un combatiente terrorista extranjero de nacionalidad estadounidense”, anunció el viceministro y portavoz de Interior, Ismail Çatakli, quien añadió que también estaba previsto que otros dos combatientes extranjeros, uno de nacionalidad alemana y el otro danés, fuesen también enviados a su país este mismo lunes.
Çatakli explicó también que otros siete alemanes, actualmente recluidos en un centro de extranjeros, sean deportados el jueves y, “una vez completados los procedimientos legales”, también lo serán otros dos con pasaporte alemán, dos irlandeses y once franceses, de los que especificó que habían sido detenidos en Siria.
La Embajada de España en Ankara ha asegurado a EL PAÍS que, por el momento, Ankara no ha notificado la posible deportación de ningún miembro del ISIS de nacionalidad española y que tampoco existe constancia de que los haya entre las nuevas tandas de yihadistas detenidos por Turquía.
Actualmente, en territorio turco hay 1.200 presuntos miembros de Estado Islámico entre detenidos, en libertad vigilada en espera de la conclusión de sus juicios o condenados a prisión. Pero, además, en su reciente intervención militar en Siria, las fuerzas de seguridad turcas han capturado a 242 yihadistas del ISIS de 19 diferentes nacionalidades. La mayoría de ellos proceden de países de Oriente Próximo, del norte de África y de Rusia, pero unos 80 tienen pasaporte europeo (fundamentalmente de Alemania, Francia, Reino Unido, Holanda y Bélgica). Es precisamente este último grupo de recién detenidos a los que Turquía quiere sacarse de encima cuanto antes.
Una portavoz de la Embajada de EE UU en Ankara no ha querido confirmar ni desmentir estar al corriente de la deportación de su ciudadano este lunes, pero a tenor de lo ocurrido bien podría ser que las autoridades estadounidenses ni siquiera hayan sido consultadas. El supuesto yihadista estadounidense fue expulsado de Turquía a través del paso fronterizo de Pazarkule, en el noroeste del país pero, al otro lado, los agentes griegos se negaron a aceptarlo en su territorio por lo que se quedó en la estrecha franja de tierra de nadie que separa ambos países, según mostró la agencia de noticias turca DHA en imágenes. El presunto yihadista danés, en cambio, fue escoltado por efectivos policiales en un vuelo regular de Turkish Airlines con destino a Copenhague, informaron los medios turcos. En el caso de los diez alemanes que deben ser retornados a su país esta semana, las autoridades turcas han informado de todos los detalles al Gobierno de Berlín, aseguró a EL PAÍS la oficina del portavoz de Exteriores de Alemania.
El proceso de retorno de estos yihadistas sigue unos cauces específicos e implica negociaciones a varios niveles, explica un diplomático europeo. En primer lugar, el Ministerio de Interior turco debe comunicarlo a Exteriores que tiene que ponerlo en conocimiento de la embajada del país en cuestión. Ésta tiene que transmitirlo a su Gobierno, que debe pactar con Turquía el protocolo de entrega y qué agentes custodiarán al individuo en el vuelo de vuelta a su país.
Así se ha hecho en casos anteriores y así, en principio, debería ocurrir ahora, según ha confirmado una fuente del Ejecutivo turco a este diario: “En este proceso los ministerios de Interior y Exteriores trabajan coordinados y se siguen las reglas internacionales de deportación. [Las embajadas] de los países de los que son ciudadanos deberían aprobarlo porque, a fin de cuentas, se trata de sus ciudadanos. En la práctica, veremos cómo funciona”.
Según la Agencia France Presse, “la mayoría” de los 11 yihadistas franceses que Turquía se apresta a deportar son mujeres. Parte de ellas llevan en prisión “desde hace tiempo” mientras que algunas habrían llegado “más recientemente”, de acuerdo con una fuente anónima conocedora de los casos, informa Silvia Ayuso. La ministra gala de Defensa, Florence Parly, no quiso confirmar este lunes ni la cifra ni la identidad de los extremistas islámicos en manos turcas. En declaraciones a la emisora France Inter, se limitó a recordar que existe un acuerdo bilateral que impide las “expulsiones salvajes” de extremistas islámicos entre los dos países y facilita “la repatriación de terroristas cuando este tipo de situaciones se producen”, dijo en la emisora.
El denominado “protocolo Cazeneuve”, que lleva el nombre del entonces ministro del Interior, el socialista Bernard Cazeneuve, fue firmado entre Ankara y París en 2014. El acuerdo implica que las autoridades turcas deben prevenir cada vez que deportan a Francia a un yihadista detenido en su territorio para que policías franceses se desplacen hasta Turquía, con el objetivo de acompañar al expulsado en su vuelo de regreso. Una vez en territorio francés, el yihadista o bien es puesto en detención provisional en las dependencias de la Dirección General de Seguridad Interior (DGSI), o bien es presentado inmediatamente ante un juez, en caso de que ya exista una orden de detención en su contra.
El principal obstáculo al que se enfrenta Turquía en la tramitación de la deportación de miembros del ISIS es que al menos dos países europeos, Reino Unido y Holanda, han retirado la nacionalidad de parte de sus ciudadanos que han acudido a combatir o residir en territorio bajo control yihadista en Siria e Irak. “En este tema Turquía va en serio y nosotros nos lo tomamos también en serio. En los casos en que se trate de nacionales con pasaporte, los escoltaremos de vuelta al país. En los casos en que se haya retirado la nacionalidad, será más complicado”, afirmó otra fuente diplomática europea.
Buena parte de los 250 presuntos militantes del ISIS recién detenidos por Turquía escaparon de campos vigilados por las milicias kurdas de Siria durante la ofensiva militar turca Manantial de Paz. Por ejemplo, dos mujeres holandesas que huyeron del campo de Ain Issa, en el norte de Siria, y lograron llegar hasta Ankara pagando varios miles de euros a los traficantes. En la capital turca solicitaron protección a su legación consular, pero a una de ellas —alertado el Gobierno holandés por sus servicios de inteligencia— le retiró la ciudadanía. Ambas fueron posteriormente detenidas por la policía turca, que ahora tramita su expulsión a Marruecos, país del que también poseen la nacionalidad.
Más problemática puede ser la situación de aquellos que no poseen otra nacionalidad y han sido convertidos en apátridas. El Reino Unido ha desnaturalizado a más de cien personas, en algunos casos sin que tuvieran una segunda nacionalidad, lo que contraviene las normativas internaciones. Con todo, Turquía asegura que, en estos casos, también procederá a la deportación. “Nos dicen que les han retirado la nacionalidad, que no es su problema”, denunció el pasado viernes el ministro turco de Interior: “Eso es inaceptable. Da igual que los borréis u os escondáis, que les quitéis la nacionalidad o no, os los vamos a devolver”.
Andrés Mourenza
Estambul, El País
"Turquía no se convertirá en el hotel de los miembros del Estado Islámico (ISIS, en inglés) de otros países”, advirtió el ministro de Interior de Turquía, Süleyman Soylu, a principios de mes. Tal y como había avisado, este lunes comenzó el proceso de deportación de supuestos militantes de la organización yihadista capturados por las fuerzas de seguridad turcas; un proceso que se prevé problemático dadas las prisas con las que lo ha iniciado Ankara y el hecho de que algunos países europeos han retirado la nacionalidad a ciertos militantes.
“Esta mañana la Dirección General de Migraciones deportó a un combatiente terrorista extranjero de nacionalidad estadounidense”, anunció el viceministro y portavoz de Interior, Ismail Çatakli, quien añadió que también estaba previsto que otros dos combatientes extranjeros, uno de nacionalidad alemana y el otro danés, fuesen también enviados a su país este mismo lunes.
Çatakli explicó también que otros siete alemanes, actualmente recluidos en un centro de extranjeros, sean deportados el jueves y, “una vez completados los procedimientos legales”, también lo serán otros dos con pasaporte alemán, dos irlandeses y once franceses, de los que especificó que habían sido detenidos en Siria.
La Embajada de España en Ankara ha asegurado a EL PAÍS que, por el momento, Ankara no ha notificado la posible deportación de ningún miembro del ISIS de nacionalidad española y que tampoco existe constancia de que los haya entre las nuevas tandas de yihadistas detenidos por Turquía.
Actualmente, en territorio turco hay 1.200 presuntos miembros de Estado Islámico entre detenidos, en libertad vigilada en espera de la conclusión de sus juicios o condenados a prisión. Pero, además, en su reciente intervención militar en Siria, las fuerzas de seguridad turcas han capturado a 242 yihadistas del ISIS de 19 diferentes nacionalidades. La mayoría de ellos proceden de países de Oriente Próximo, del norte de África y de Rusia, pero unos 80 tienen pasaporte europeo (fundamentalmente de Alemania, Francia, Reino Unido, Holanda y Bélgica). Es precisamente este último grupo de recién detenidos a los que Turquía quiere sacarse de encima cuanto antes.
Una portavoz de la Embajada de EE UU en Ankara no ha querido confirmar ni desmentir estar al corriente de la deportación de su ciudadano este lunes, pero a tenor de lo ocurrido bien podría ser que las autoridades estadounidenses ni siquiera hayan sido consultadas. El supuesto yihadista estadounidense fue expulsado de Turquía a través del paso fronterizo de Pazarkule, en el noroeste del país pero, al otro lado, los agentes griegos se negaron a aceptarlo en su territorio por lo que se quedó en la estrecha franja de tierra de nadie que separa ambos países, según mostró la agencia de noticias turca DHA en imágenes. El presunto yihadista danés, en cambio, fue escoltado por efectivos policiales en un vuelo regular de Turkish Airlines con destino a Copenhague, informaron los medios turcos. En el caso de los diez alemanes que deben ser retornados a su país esta semana, las autoridades turcas han informado de todos los detalles al Gobierno de Berlín, aseguró a EL PAÍS la oficina del portavoz de Exteriores de Alemania.
El proceso de retorno de estos yihadistas sigue unos cauces específicos e implica negociaciones a varios niveles, explica un diplomático europeo. En primer lugar, el Ministerio de Interior turco debe comunicarlo a Exteriores que tiene que ponerlo en conocimiento de la embajada del país en cuestión. Ésta tiene que transmitirlo a su Gobierno, que debe pactar con Turquía el protocolo de entrega y qué agentes custodiarán al individuo en el vuelo de vuelta a su país.
Así se ha hecho en casos anteriores y así, en principio, debería ocurrir ahora, según ha confirmado una fuente del Ejecutivo turco a este diario: “En este proceso los ministerios de Interior y Exteriores trabajan coordinados y se siguen las reglas internacionales de deportación. [Las embajadas] de los países de los que son ciudadanos deberían aprobarlo porque, a fin de cuentas, se trata de sus ciudadanos. En la práctica, veremos cómo funciona”.
Según la Agencia France Presse, “la mayoría” de los 11 yihadistas franceses que Turquía se apresta a deportar son mujeres. Parte de ellas llevan en prisión “desde hace tiempo” mientras que algunas habrían llegado “más recientemente”, de acuerdo con una fuente anónima conocedora de los casos, informa Silvia Ayuso. La ministra gala de Defensa, Florence Parly, no quiso confirmar este lunes ni la cifra ni la identidad de los extremistas islámicos en manos turcas. En declaraciones a la emisora France Inter, se limitó a recordar que existe un acuerdo bilateral que impide las “expulsiones salvajes” de extremistas islámicos entre los dos países y facilita “la repatriación de terroristas cuando este tipo de situaciones se producen”, dijo en la emisora.
El denominado “protocolo Cazeneuve”, que lleva el nombre del entonces ministro del Interior, el socialista Bernard Cazeneuve, fue firmado entre Ankara y París en 2014. El acuerdo implica que las autoridades turcas deben prevenir cada vez que deportan a Francia a un yihadista detenido en su territorio para que policías franceses se desplacen hasta Turquía, con el objetivo de acompañar al expulsado en su vuelo de regreso. Una vez en territorio francés, el yihadista o bien es puesto en detención provisional en las dependencias de la Dirección General de Seguridad Interior (DGSI), o bien es presentado inmediatamente ante un juez, en caso de que ya exista una orden de detención en su contra.
El principal obstáculo al que se enfrenta Turquía en la tramitación de la deportación de miembros del ISIS es que al menos dos países europeos, Reino Unido y Holanda, han retirado la nacionalidad de parte de sus ciudadanos que han acudido a combatir o residir en territorio bajo control yihadista en Siria e Irak. “En este tema Turquía va en serio y nosotros nos lo tomamos también en serio. En los casos en que se trate de nacionales con pasaporte, los escoltaremos de vuelta al país. En los casos en que se haya retirado la nacionalidad, será más complicado”, afirmó otra fuente diplomática europea.
Buena parte de los 250 presuntos militantes del ISIS recién detenidos por Turquía escaparon de campos vigilados por las milicias kurdas de Siria durante la ofensiva militar turca Manantial de Paz. Por ejemplo, dos mujeres holandesas que huyeron del campo de Ain Issa, en el norte de Siria, y lograron llegar hasta Ankara pagando varios miles de euros a los traficantes. En la capital turca solicitaron protección a su legación consular, pero a una de ellas —alertado el Gobierno holandés por sus servicios de inteligencia— le retiró la ciudadanía. Ambas fueron posteriormente detenidas por la policía turca, que ahora tramita su expulsión a Marruecos, país del que también poseen la nacionalidad.
Más problemática puede ser la situación de aquellos que no poseen otra nacionalidad y han sido convertidos en apátridas. El Reino Unido ha desnaturalizado a más de cien personas, en algunos casos sin que tuvieran una segunda nacionalidad, lo que contraviene las normativas internaciones. Con todo, Turquía asegura que, en estos casos, también procederá a la deportación. “Nos dicen que les han retirado la nacionalidad, que no es su problema”, denunció el pasado viernes el ministro turco de Interior: “Eso es inaceptable. Da igual que los borréis u os escondáis, que les quitéis la nacionalidad o no, os los vamos a devolver”.