Plaza Murillo está custodiada por ciudadanos que defienden su voto

Vecinos se sentaron en las gradas de la Asamblea y conversaban con policías; mientras las palomas llenaron las calles. Sólo se vio a asambleístas opositores.

Ivone Juárez / La Paz
Página Siete
El centro político de Bolivia, la plaza Murillo, pasó ayer a custodia de los ciudadanos que protagonizan la defensa del voto ante las elecciones del 20 de octubre cubiertas por el manto del fraude.


Armados con banderas bolivianas flameantes y con escudos hechos con turriles, pintados de los colores de la Tricolor, relevaron en ese trabajo a los policías apenas éstos se amotinaron, unos minutos después de las 9:00.

A medida que los uniformados se replegaban al comando de la UTOP, los ciudadanos fueron tomando de manera pacífica una a una las barricadas que los efectivos habían levantado en las diferentes esquinas de la plaza para impedir el ingreso de los manifestantes que no fueran afines al gobierno del MAS, para los que incluso se instaló baños portátiles en el lugar.

Los vecinos pasaron la noche en las inmediaciones de la plaza Murillo, adonde comenzaron a llegar ayer después de que en el país comenzaron a sonar los anuncios de amotinamiento policial: primero en Cochabamba, luego en Santa Cruz y después en Oruro.

Con la firme decisión de que su toma pacífica no sucumbiera ante actos vandálicos, los vecinos ejercieron un control estricto a cada persona que intentaba ingresar al kilómetro cero de la ciudad de La Paz y para tal efecto sólo habilitaron un par de ingresos.

De rato en rato explotaban en júbilo, cantando jubilosos el estribillo que caracteriza su protesta: “¿Quién se cansa? ¡Nadie se cansa!…”. También lanzaban frases de apoyo a los policías.

A media mañana, la histórica plaza Murillo quedó en una tranquilidad pocas veces vista. Ante la ausencia de vehículos y la escasa presencia de personas, las palomas, que generalmente están en el centro de la plaza, invadieron las calles sobre las que están la Asamblea Legislativa y el viejo Palacio de Gobierno, del que el presidente Evo Morales se trasladó hace más de un año para ir a habitar el edificio de la Casa del Pueblo.

Unos jóvenes con la bandera boliviana como capa se sentaron en las gradas de la puerta principal de la Asamblea, por donde, en días regulares, sólo ingresan los asambleístas.

La puerta estaba cerrada después de que se suspendiera la sesión convocada para ayer para tratar la convocatoria a elección del Defensor del Pueblo. El senador Yerko Núñez, del opositor UD, informó que la sesión fue suspendida por falta de cuórum. “Convocaron a la Asamblea para elegir al Defensor del Pueblo, cuando deberíamos estar debatiendo la salida de los vocales del Tribunal Supremo Electoral, la nulidad del proceso electoral y convocar a nuevas elecciones. Tenemos una crisis social”, protestó.

Núñez señaló que la semana pasada presentó una minuta de comunicación demandando se solicite al presidente Evo Morales la pacificación de Bolivia. “Está dentro de sus atribuciones pacificar el país, mantener la unidad, eso dice la Constitución Política del Estado, y a través de esta minuta le pedíamos que llame al diálogo, para que el pueblo boliviano pueda conocer cuáles son las salidas pacíficas frente a este fraude electoral, pero el MAS, la Asamblea, la rechazó por dispensación de trámite, la mandó a comisión y suspendió la sesión”, reclamó.

La sesión de ayer fue convocada para las 8:00, y a las 9:00 los asambleístas vieron cómo los policías comenzaron a replegarse y después se amotinaron.

Las diputadas Shirley Franco y Rose Marie Sandoval, quienes también se encontraban por la plaza Murillo criticaron que la presidenta del Senado, Adriana Salvatierra (MAS), hubiese cancelado la sesión a través de una conferencia de prensa que dio en el Ministerio de Comunicación.

“No tuvo el coraje de venir y dio su comunicado desde el Ministerio”, dijo Sandóval.

“Los problemas del país, constitucionalmente se resuelven en el Parlamento, deben resolverse en el Parlamento”, añadió.

La diputada Franco informó que en octubre solicitó a la Asamblea que estableciera su posición ante los conflictos sociales y exigió la renuncia de los vocales del TSE, la nulidad de las elecciones y una nueva elección; sin embargo, su petición no fue atendida por la mayoría masista.

En tanto, algunos policías comenzaron a salir de la UTOP y caminaban en grupo por la plaza Murillo. Algunos manifestantes se acercaban y les agradecían. Los más jóvenes conversaban con ellos y los abrazaban. Los uniformados correspondían la expresión de agradecimiento.

Cerca de las 12:00, un grupo de uniformados salió de la UTOP portando dos banderas, la tricolor boliviana y la enseña de su institución. Junto a ellos avanzó una comitiva de policías pasivos que llegó momentos antes.

Todos llegaron hasta los mástiles que están en medio de la plaza y comenzaron a izar las enseñas, primero la boliviana. Después de izar la enseña de la Policía, entonaron el Himno Nacional y en enseguida oraron el Padre Nuestro. Inmediatamente después regresaron a la UTOP.

A cuadras de la plaza mayor de La Paz, custodiada por la gente, el ritmo de la ciudad se parecía al de cualquier día: los negocios tenían las puertas abiertas, mientras que el tráfico vehicular se abría paso entre cientos de paceños que, portando banderas bolivianas, se sumaban a innumerables grupos de manifestantes ubicados en la avenida Camacho y en las calles Colón, Ayacucho y otras.

En la tarde, los paceños siguieron sumándose a la vigilia alrededor de la plaza Murillo. Algunos se organizaron como comparsas y al ritmo de guitarras y tambores interpretaban canciones con estribillos que creativamente inventaron para dar fuerza su movilización.

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