Las confesiones de las hijas de Demi Moore: el sometimiento a Ashton Kutcher y el alcohol y las drogas que atravesaron sus vidas

La reciente autobiografía de la estrella destapó la espiral de narcóticos en la que vivió la actriz, la violación que sufrió a los 15 años y cómo sus tres hijas, fruto de su relación con Bruce Willis, siempre la apoyaron

Infobae
Tallulah Willis y Rumer Willis hablaron abiertamente sobre el matrimonio de Demi Moore con Ashton Kutcher y revelaron por qué estaban “tan enojadas” con él durante su relación. En su paso por el programa de Jada Pinkett Smith, tanto Rumer como su hermana Tallulah se mostraron honestas sobre cómo se sintieron con la llegada del actor a la familia y cómo impactó en sus vidas, a muy temprana edad, el abuso de sustancias de su madre.


Dos de las tres hijas de Moore y Bruce Willis recordaron cómo fue ese duro proceso. Para ellas, que por entonces tenían 9 y 12 años, la transición fue difícil ya que en el inicio de la relación de Moore con Kutcher coincidió con la época en la que la actriz recayó en el alcohol.

Según ellas, su madre estuvo irreconocible durante todo su matrimonio con Kutcher. Es algo que admite la propia Moore en su última autobiografía, “Inside Out”, cuando confiesa que se volvió una adicta de Kutcher y que bebía alcohol para ser la mujer que ella creía que el actor quería. Confiesa, incluso, que aceptó hacer tríos sexuales para complacerlo.


Según Rumer, ver el comportamiento de Moore con Kutcher le hizo preguntarse quién era realmente esa persona porque había pasado de ser “una mujer infalible” y “siempre en control” a cederlo todo por él. Sobre su matrimonio de ocho años con el actor 15 años menor que ella, Moore reconoció: “Mi adicción a Ashton fue casi devastador emocionalmente”.

“Lo que pasó es que mi madre tuvo una recaída cuando yo tenía 9 años y nadie en mi familia hablaba sobre ello. Yo no tenía ni idea de lo que estaba pasando porque ella había estado sobria durante toda mi infancia y después empezó a beber otra vez”, contó Tallulah en un nuevo episodio de Red Table Talk, el programa de experiencias personales que Jada Pinkett Smith, Willow Smith y Adrienne Banfield-Jones protagonizan para Facebook.


Tallulah admitió además que se sintió muy olvidada durante la época en la que fue la única hermana que vivía con Kutcher y Moore, justo en el punto álgido de la adicción de su madre. Hoy recuerda que Moore se convertía en un monstruo cuando bebía o se drogaba: “Desarrollé y alimenté una narrativa por la que ella no me quería. De verdad lo creía. Y sé que me quiere, cien por cien, pero en ese momento te sientes herida y no puedes soportar que alguien que te ama te haga daño y escoja a otros por encima de ti”.

El hecho de que Moore quisiera tener un bebé con su joven marido aumentó la inseguridad de sus hijas. Para Rumer, que estuvieran tan centrados en ello le hizo pensar: “¿Es que no somos suficientes?”. Fue una preocupación que aumentó cuando Moore sufrió un aborto espontáneo a los seis meses de embarazo, empeorando su adicción. “Una de las razones por las que me mudé de la casa fue porque pensaba, ‘¿por qué estás tan desesperada en tener otro hijo?'”, contó Rumer, de 31 años.

Las crecientes dificultades de Moore con la adicción provocó que Scout y Tallulah no se hablaran con su madre durante tres años. Rumer sí estuvo más presente, sobre todo tras la ruptura de su madre con Kutcher en 2013. Fue por aquel entonces cuando presenció a su madre sufrir un ataque en una fiesta después de fumar marihuana sintética y tomar óxido nitroso. Rumer llamó al 911. Demi sobrevivió. Fue Rumer quien la llevó a un centro de rehabilitación, algo que definió como “lo más terrorífico que he tenido que hacer en mi vida”. La actriz, de 56 años, cumplirá nueve años sobria el próximo mes de enero.

Pero todo el drama familiar impactó negativamente en las hijas de la actriz. Tallulah reveló que comenzó a beber alcohol a los 14 años, y un año después a los 15, casi muere por una “intoxicación etílica” que se produjo en medio de unas vacaciones familiares.

Y recordó la vez que su famoso padre le alquiló una habitación en el hotel Beverly Hilton de Los Ángeles para que estuviera mejor vigilada, y llegó a permanecer varios minutos inconsciente tras ingerir una peligrosa mezcla de cocaína y codeína: todo ello mientras su hermana pequeña Scout trataba de reanimarla sin éxito. “Cuando finalmente me desperté, la encontré llorando. No tenía en cuenta mi vida, no me importaba".

Admitió que recurrió al alcohol aún más cuando “las cosas eran muy dolorosas”. Rumer y Scout decidieron intervenir y Tallulah se mudó con su madre y buscó tratamiento.


Tallulah y Rumer también recordaron haber presenciado las propias luchas de Demi.

“Es como si el sol se hubiera puesto y un monstruo hubiera venido”, confesó Tallulah sobre los momentos en que su madre bebía en exceso. “Era muy extraño, y había momentos en los que nos enojábamos. Recuerdo hablarle como a una niña. No era la madre con la que habíamos crecido”, añadió Rumer con Demi sentada frente a ella.

Pero ahora, la familia está muy unida. “Ahora, ella tiene una hermosa relación con todas sus hijas”, dijo una fuente a People. “Demi se siente mal por los años en que no estaba sana. Ella realmente trata de compensarlo ahora. Sus hijas son asombrosas. Demi está involucrada en su vida cotidiana. Y apoyan mucho a Demi. Les encanta que ella haya escrito una memoria”

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