Honor a la Champions en Mestalla

Partidazo del Valencia y del Chelsea, con un gol de Wass que mantiene vivos a los de Celades. Soler abrió el marcador. El VAR dio el 1-2. Kepa paró un penalti a Parejo.

Conrado Valle
As
La Champions se creó para noches como la de Mestalla. Puro derroche emocional y físico. Fue un partido en el que el Valencia y Chelsea estuvieron a la altura de las circunstancias, de la competición. No se mete cualquiera entre los 16 mejores de Europa y por ser uno de ellos pelearon hasta la extenuación. El billete lo tuvo en su mano Rodrigo en el 96’. Pero habrá que esperar a la última jornada.


El Grupo H se resolverá el 10 de diciembre y cualquiera de los tres que lo encabezan, Ajax, Valencia y Chelsea, tienen opciones de pasar a la siguiente fase. Los ché juegan en Amsterdam, donde pasarán si ganan pasa o en su defecto si hacen lo mismo que el Chelsea contra el Lille. No es sencilla la papeleta, porque implica dejarse fuera al Ajax, pero todo será más fácil si Maxi Gómez está más inspirado cara a puerta de lo que lo estuvo anoche.

En Mestalla pasaron infinidad de cosas y a cada cual más decisiva. La imagen de Gayà abandonando el césped en camilla resume lo que fue el partido. El lateral cayó rendido una vez pitó el árbitro el final. No le quedaba aliento y no era el único al que le costó llegar a vestuario. Las idas y venidas fueron constantes. Quizás solo Batshuayi se quedó con gasolina en el depósito. Las llegadas a las áreas de Cillessen y Kepa fueron continuas. Cada equipo tuvo su momento en el partido. Mejor el Chelsea en los inicios de cada parte, pero la fe del Valencia fue inquebrantable.

El Valencia se levantó a cuantas bofetadas recibió durante la velada, que fueron varias. La primera de Kovacic, que no dejó ni celebrar el gol de Carlos Soler. La segunda fue cosa del VAR, que tras 3 minutos de escuadra y cartabón daba validez al 1-2 de Pulisic. Y la tercera, de Kepa a Parejo, que falló otro penalti en Champions (Juventus y Ajax). Pero este Valencia es cabezón como él solo. Tuvo incluso más fe que su propia grada, que solo animó como ella sabe a raíz del gol de Wass, que sorprendió a Kepa. Los 7 minutos de prolongación eran un mundo tal como estaba el partido. Ahí la tuvo Rodrigo. La mandó a la nubes. Pero al menos el gol de Wass, además de justicia, mantiene vivo al Valencia en esta Champions.

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