¡Hay De Rossi para rato!
Tal como anticipó Olé, el contrato del italiano no se termina en diciembre y lejos está de irse. ¿Querés saber cuál es el plan con la megaestrella? Conocé acá todos los detalles...
Olé
Es cierto que las elecciones presidenciales del 8/12 van a definir un montón de cuestiones que tienen que ver con el futuro de Boca. Desde saber cuál será el rumbo del club desde ahora en más hasta, por caso, las continuidades o no de Gustavo Alfaro y Nicolás Burdisso, más allá de que los dos todavía tienen contrato vigente. Sin embargo, hay algo que el nuevo presidente -sea del oficialismo o no- seguramente no modifique: se trata de Daniele De Rossi, quien como anticipó Olé firmó un vínculo que lo une al Xeneize hasta el ¡2021! y que está en su naturaleza cumplirlo.
La llegada del romano de 36 años a fines de julio no sólo sirvió para que se transformara en el primer campeón mundial europeo (ganó el Mundial 2006 con Italia) en el fútbol argentino, sino también para que la Dirección Técnica que encabeza Burdisso -junto a Aníbal Matellán- tuvieran su proyecto a largo plazo. Nunca estuvo en los planes del manager que su amigo (fueron compañeros en la Roma) viniera únicamente para cumplir su sueño y conocer la Bombonera...
Ese proyecto consiste en que De Rossi sea un jugador franquicia, líder y con voz de mando en la cancha, pero también en el vestuario. Sobre todo teniendo en cuenta que todavía no se sabe que pasará, por ejemplo, con Carlos Tevez el año que viene... Y en gran medida, esa parte del plan está cumplida. O por lo menos en camino: Daniele es uno de los más queridos puertas adentro, es un espejo para los más pibes del plantel y se sienta con ellos en la mesa, pero también ocupa la cabecera de los más veteranos. Es decir, internamente se adaptó bárbaro y siguió al pie de la letra lo que pretendía Burdisso.
Sin embargo, las lesiones (una distensión de la que luego se resintió), lo complicado que se le hizo adaptarse a una nueva idiosincrasia, tanto en la vida como en el fútbol, le patearon en contra al mediocampista que estuvo 18 temporadas consecutivas en el equipo de la capital de Italia. Por eso, pudo jugar nada más que cinco partidos (convirtió un gol el día que debutó contra Almagro en la Copa Argentina) y el resto lo tuvo que mirar de afuera. Incluso la primera semifinal de ida con River en el Monumental...
Más allá de las contras, el presente de De Rossi cambió rotundamente: además de que se instaló definitivamente con su mujer Sarah Felberbaum y sus tres hijos en la zona de Palermo, lo pararon un par de semanas para que hiciera un tratamiento especial, una especie de mini pretemporada, dejara de correr detrás de un objetivo en particular y finalmente pueda estar al ciento por ciento desde lo físico. "Sabemos que si él está bien en la cancha le va a dar un plus a la jerarquía que ya tiene y por supuesto es un salto de calidad para el equipo", le contaron a Olé desde Casa Amarilla. Y por lo menos en los entrenamientos se lo vio totalmente recuperado y mucho mejor con la pelota. De hecho, Alfaro lo concentró para el partido contra Vélez y terminó yendo al banco, aunque no ingresó.
La sintonía en Lele y también en el club, es otra. Incluso, fue La Boca que salieron a desmentir inmediatamente que el tano podía regresar a Italia luego de la eliminación de la Copa a manos de River. Por el contrario, no sólo está más cómodo que nunca, sino que además Boca le devolvió las ganas de jugar al fútbol y hasta de volver a vestir los colores de su selección. Por lo visto, la primera parte del plan está cumplida y De Rossi ya es un peso pesado del plantel. Ahora comienza la segunda etapa, la que sea un referente pero con la #16 en la espalda (¿volverá a jugar, aunque sea un ratito, contra Unión en la Bombonera?) y dentro de la cancha. Mucho más, sabiendo que al parecer se va a quedar un buen rato en Boca...
Olé
Es cierto que las elecciones presidenciales del 8/12 van a definir un montón de cuestiones que tienen que ver con el futuro de Boca. Desde saber cuál será el rumbo del club desde ahora en más hasta, por caso, las continuidades o no de Gustavo Alfaro y Nicolás Burdisso, más allá de que los dos todavía tienen contrato vigente. Sin embargo, hay algo que el nuevo presidente -sea del oficialismo o no- seguramente no modifique: se trata de Daniele De Rossi, quien como anticipó Olé firmó un vínculo que lo une al Xeneize hasta el ¡2021! y que está en su naturaleza cumplirlo.
La llegada del romano de 36 años a fines de julio no sólo sirvió para que se transformara en el primer campeón mundial europeo (ganó el Mundial 2006 con Italia) en el fútbol argentino, sino también para que la Dirección Técnica que encabeza Burdisso -junto a Aníbal Matellán- tuvieran su proyecto a largo plazo. Nunca estuvo en los planes del manager que su amigo (fueron compañeros en la Roma) viniera únicamente para cumplir su sueño y conocer la Bombonera...
Ese proyecto consiste en que De Rossi sea un jugador franquicia, líder y con voz de mando en la cancha, pero también en el vestuario. Sobre todo teniendo en cuenta que todavía no se sabe que pasará, por ejemplo, con Carlos Tevez el año que viene... Y en gran medida, esa parte del plan está cumplida. O por lo menos en camino: Daniele es uno de los más queridos puertas adentro, es un espejo para los más pibes del plantel y se sienta con ellos en la mesa, pero también ocupa la cabecera de los más veteranos. Es decir, internamente se adaptó bárbaro y siguió al pie de la letra lo que pretendía Burdisso.
Sin embargo, las lesiones (una distensión de la que luego se resintió), lo complicado que se le hizo adaptarse a una nueva idiosincrasia, tanto en la vida como en el fútbol, le patearon en contra al mediocampista que estuvo 18 temporadas consecutivas en el equipo de la capital de Italia. Por eso, pudo jugar nada más que cinco partidos (convirtió un gol el día que debutó contra Almagro en la Copa Argentina) y el resto lo tuvo que mirar de afuera. Incluso la primera semifinal de ida con River en el Monumental...
Más allá de las contras, el presente de De Rossi cambió rotundamente: además de que se instaló definitivamente con su mujer Sarah Felberbaum y sus tres hijos en la zona de Palermo, lo pararon un par de semanas para que hiciera un tratamiento especial, una especie de mini pretemporada, dejara de correr detrás de un objetivo en particular y finalmente pueda estar al ciento por ciento desde lo físico. "Sabemos que si él está bien en la cancha le va a dar un plus a la jerarquía que ya tiene y por supuesto es un salto de calidad para el equipo", le contaron a Olé desde Casa Amarilla. Y por lo menos en los entrenamientos se lo vio totalmente recuperado y mucho mejor con la pelota. De hecho, Alfaro lo concentró para el partido contra Vélez y terminó yendo al banco, aunque no ingresó.
La sintonía en Lele y también en el club, es otra. Incluso, fue La Boca que salieron a desmentir inmediatamente que el tano podía regresar a Italia luego de la eliminación de la Copa a manos de River. Por el contrario, no sólo está más cómodo que nunca, sino que además Boca le devolvió las ganas de jugar al fútbol y hasta de volver a vestir los colores de su selección. Por lo visto, la primera parte del plan está cumplida y De Rossi ya es un peso pesado del plantel. Ahora comienza la segunda etapa, la que sea un referente pero con la #16 en la espalda (¿volverá a jugar, aunque sea un ratito, contra Unión en la Bombonera?) y dentro de la cancha. Mucho más, sabiendo que al parecer se va a quedar un buen rato en Boca...