Entre Milán y Nápoles ganó el miedo
Rossoneri y azzurri empataron a uno en San Siro y no acaban con sus respectivas crisis: a un testarazo del Chucky Lozano respondió un gran tanto de Bonaventura.
Mirko Calemme
As
Milán y Nápoles llegaban a este partido al borde de la desesperación: los azzurri viven una absurda tormenta entre pésimos resultados y el motín de sus futbolistas, los rossoneri, con una derrota, habrían sellado el peor arranque de su historia en la Serie A. Al final, llegó un empate que no acaba con la crisis de ambos, pero tampoco la empeora.
Los milanisti (con Daniel Maldini, hijo de Paolo, por primera vez en el banquillo con 18 años), empezaron mejor, empujando mucho por la izquierda, donde Theo Hernández y Bonaventura combinaban muy bien. Los de Ancelotti, sin Fabián por lesión, abrieron la lata casi sin enterarse: Insigne remató al larguero con la zurda y, en el rechace, Lozano empujó el esférico entre palos con un cabezazo. Fue el tercer tanto del Chucky en esta temporada, el primero en la Serie A desde agosto.
La ventaja de los sureños no duró ni cinco minutos: Bonaventura puso las tablas con un potente derechazo desde fuera del área, su primer gol tras la larguísima lesión del curso pasado. Los conjuntos, sin tener las ideas muy claras, creaban peligro aprovechando los errores del contrincante: antes del descanso, Hysaj por pocos centímetros no desvió en propia puerta un centro del imparable Theo, e Insigne falló un mano a mano con Donnarumma.
En la segunda parte el ritmo de juego bajó todavía más, y las ocasiones tardaban en llegar. El Nápoles, al menos, tuvo el mérito de buscar el triunfo en el tramo final, cuando Ancelotti reforzó la delantera con Mertens, Younes y Llorente. El belga tuvo la última oportunidad con una rosca que acabó fuera y el pitido final fue casi un consuelo: en San Siro jugaron dos equipos que, más que ganas, hoy mostraron miedo.
Mirko Calemme
As
Milán y Nápoles llegaban a este partido al borde de la desesperación: los azzurri viven una absurda tormenta entre pésimos resultados y el motín de sus futbolistas, los rossoneri, con una derrota, habrían sellado el peor arranque de su historia en la Serie A. Al final, llegó un empate que no acaba con la crisis de ambos, pero tampoco la empeora.
Los milanisti (con Daniel Maldini, hijo de Paolo, por primera vez en el banquillo con 18 años), empezaron mejor, empujando mucho por la izquierda, donde Theo Hernández y Bonaventura combinaban muy bien. Los de Ancelotti, sin Fabián por lesión, abrieron la lata casi sin enterarse: Insigne remató al larguero con la zurda y, en el rechace, Lozano empujó el esférico entre palos con un cabezazo. Fue el tercer tanto del Chucky en esta temporada, el primero en la Serie A desde agosto.
La ventaja de los sureños no duró ni cinco minutos: Bonaventura puso las tablas con un potente derechazo desde fuera del área, su primer gol tras la larguísima lesión del curso pasado. Los conjuntos, sin tener las ideas muy claras, creaban peligro aprovechando los errores del contrincante: antes del descanso, Hysaj por pocos centímetros no desvió en propia puerta un centro del imparable Theo, e Insigne falló un mano a mano con Donnarumma.
En la segunda parte el ritmo de juego bajó todavía más, y las ocasiones tardaban en llegar. El Nápoles, al menos, tuvo el mérito de buscar el triunfo en el tramo final, cuando Ancelotti reforzó la delantera con Mertens, Younes y Llorente. El belga tuvo la última oportunidad con una rosca que acabó fuera y el pitido final fue casi un consuelo: en San Siro jugaron dos equipos que, más que ganas, hoy mostraron miedo.