El ultra Farage allana el camino a Johnson al renunciar a competir en las circunscripciones ‘tories’
El Partido del Brexit no se presentará donde los conservadores ganaron en 2017 para evitar dividir el voto
Rafa de Miguel
Londres, El País
Las presiones que habrá recibido en los últimos días se las guarda para sí mismo, pero el ultranacionalista y líder del Partido del Brexit, Nigel Farage, ha decidido camuflar con lógica una decisión que estaba cantada: retirará sus candidatos de las 317 circunscripciones del Reino Unido (de un total de 650) en las que el Partido Conservador se hizo con la victoria en las elecciones de 2017.
Los intentos de uno y otro lado por forjar una pacto o una coalición electoral de los partidarios del Brexit el próximo 12 de diciembre no habían cuajado, y en el equipo de campaña de Johnson cundía el temor de que las huestes de Farage (a quienes las encuestas atribuyen hasta un 10% de apoyos) pudieran poner en juego hasta 90 escaños, y alejar a la formación de la mayoría absoluta (320 diputados) que persigue. La prensa conservadora no ha dejado de bombardear a Farage con acusaciones de irresponsabilidad, y él mismo era consciente de que Johnson encarna mucho mejor que su antecesora, Theresa May, la bandera del euroescepticismo.
Una última reunión entre ambos políticos, y la presión de la fecha límite del próximo jueves para registrar oficialmente el candidato de cada circunscripción, han terminado con el duelo de fuerza llevado a cabo por las dos formaciones en los últimos días. "No me entusiasma demasiado el Partido Conservador, pero creo que con este anuncio evitamos la posibilidad de que se celebre un segundo referéndum [sobre el Brexit]", ha dicho Farage.
El Partido del Brexit, fundado por este político nacionalista después de renunciar a la dirección del UKIP (Partido por la Independencia del Reino Unido), ha demostrado la habilidad táctica de resurgir cuando más le conviene (arrasó en las últimas elecciones al Parlamento Europeo) y desaparecer cuando los vientos vienen mal dados. Farage concentrará sus esfuerzos en aquellas circunscripciones donde prevalecen los candidatos laboristas o liberaldemócratas, con la esperanza de rebañar votos y disminuir las posibilidades de estas formaciones de hacerse con un escaño.
Farage se mostró muy beligerante con Johnson cuando el primer ministro alcanzó un acuerdo de salida con la UE, y amenazó con presentar candidatos en todas las circunscripciones. "Intenté construir una alianza de los partidarios del Brexit, lo intenté durante meses, pero se ha quedado en nada, y ha sido muy duro", ha explicado Farage a sus seguidores.
Justifica ahora su giro en que han sido suficientes las promesas que le ha hecho Johnson, según ha contado este lunes, de que si sigue al frente del Gobierno del Reino Unido abandonará la UE el próximo 31 de enero, y sobre todo, que no volverá a pedir una nueva prórroga cuando a finales de 2020 acabe el periodo de transición acordado con Bruselas. Muchos conservadores moderados ven casi imposible negociar en apenas un año un nuevo acuerdo comercial con la UE, y temen que finalmente, sin posibilidad de remediarlo, el Reino Unido se acabe yendo del club comunitario como siempre pretendieron los euroescépticos: de un modo desordenado y con la voluntad de manejar el comercio exterior bajo las únicas reglas de la Organización Mundial del Comercio.
Rafa de Miguel
Londres, El País
Las presiones que habrá recibido en los últimos días se las guarda para sí mismo, pero el ultranacionalista y líder del Partido del Brexit, Nigel Farage, ha decidido camuflar con lógica una decisión que estaba cantada: retirará sus candidatos de las 317 circunscripciones del Reino Unido (de un total de 650) en las que el Partido Conservador se hizo con la victoria en las elecciones de 2017.
Los intentos de uno y otro lado por forjar una pacto o una coalición electoral de los partidarios del Brexit el próximo 12 de diciembre no habían cuajado, y en el equipo de campaña de Johnson cundía el temor de que las huestes de Farage (a quienes las encuestas atribuyen hasta un 10% de apoyos) pudieran poner en juego hasta 90 escaños, y alejar a la formación de la mayoría absoluta (320 diputados) que persigue. La prensa conservadora no ha dejado de bombardear a Farage con acusaciones de irresponsabilidad, y él mismo era consciente de que Johnson encarna mucho mejor que su antecesora, Theresa May, la bandera del euroescepticismo.
Una última reunión entre ambos políticos, y la presión de la fecha límite del próximo jueves para registrar oficialmente el candidato de cada circunscripción, han terminado con el duelo de fuerza llevado a cabo por las dos formaciones en los últimos días. "No me entusiasma demasiado el Partido Conservador, pero creo que con este anuncio evitamos la posibilidad de que se celebre un segundo referéndum [sobre el Brexit]", ha dicho Farage.
El Partido del Brexit, fundado por este político nacionalista después de renunciar a la dirección del UKIP (Partido por la Independencia del Reino Unido), ha demostrado la habilidad táctica de resurgir cuando más le conviene (arrasó en las últimas elecciones al Parlamento Europeo) y desaparecer cuando los vientos vienen mal dados. Farage concentrará sus esfuerzos en aquellas circunscripciones donde prevalecen los candidatos laboristas o liberaldemócratas, con la esperanza de rebañar votos y disminuir las posibilidades de estas formaciones de hacerse con un escaño.
Farage se mostró muy beligerante con Johnson cuando el primer ministro alcanzó un acuerdo de salida con la UE, y amenazó con presentar candidatos en todas las circunscripciones. "Intenté construir una alianza de los partidarios del Brexit, lo intenté durante meses, pero se ha quedado en nada, y ha sido muy duro", ha explicado Farage a sus seguidores.
Justifica ahora su giro en que han sido suficientes las promesas que le ha hecho Johnson, según ha contado este lunes, de que si sigue al frente del Gobierno del Reino Unido abandonará la UE el próximo 31 de enero, y sobre todo, que no volverá a pedir una nueva prórroga cuando a finales de 2020 acabe el periodo de transición acordado con Bruselas. Muchos conservadores moderados ven casi imposible negociar en apenas un año un nuevo acuerdo comercial con la UE, y temen que finalmente, sin posibilidad de remediarlo, el Reino Unido se acabe yendo del club comunitario como siempre pretendieron los euroescépticos: de un modo desordenado y con la voluntad de manejar el comercio exterior bajo las únicas reglas de la Organización Mundial del Comercio.