El nuevo Bayern de Flick hace pedazos al Dortmund

Coutinho y Thiago volvieron a ser suplentes. Marcó Lewandowski, un doblete, Gnabry y Hummels en su propia portería.

José Carlos Menzel
As
Cuanto más herida la bestia, más peligrosa. El Dortmund viajó a Múnich con el propósito de agravar la crisis de un Bayern que venía de destituir a su entrenador, pero fue pisar el eterno rival el césped del Allianz y resurgir el ave fénix muniqués de las cenizas. Impresionó el resultado final, 4-0 a favor del Bayern, pero impactó más la incapacidad del Borussia a la hora de frenar las embestidas de un Bayern que volvió a ser la cruel apisonadora de siempre.


En cuestión de una semana, Flick ha logrado algo de lo que Kovac no fue capaz en año y medio. Construir un equipo sobre la base de la intensidad. En seis días, el miembro del cuerpo técnico del croata, interino hasta que el Bayern presente sucesor definitivo, le dio a entender a los suyos lo siguiente: Con tanta calidad individual, lo único que hay que hacer es trabajar en colectivo y unir fuerzas para que vuelva el brillo. Y así fue.

Después de un tímido cuarta de hora en ambos lados, el Bayern, nuevamente sin Thiago y Coutinho en el once, adelantó líneas y empezó a asfixiar la salida de balón de un Dortmund que ya no lograba salir de atrás. Y cuando el cuero rueda cerca de Lewandowski, el peligro es inminente. Fue en un nuevo error en la salida cuando el esférico le cayó a Pavard y el francés lo colgó, consciente de que en el corazón del área esperaba el de siempre, Lewandowski, perfectamente posicionado para batir a Bürki con un cabezazo templado.

Le funcionó todo al campeón. El joven Davies era un puñal por la izquierda, Alaba parecía llevar años jugando de central, incluso Müller volvió a ser el de 2010. El Dortmund era una carcamonía hasta tal extremo que Favre sustituyó al decepcionante Sancho por Guerreiro antes del descanso. Por decisión técnica. Menudo revés. Tampoco carburaba Achraf, sin chispa y superado por Davies en todos los aspectos.

Cuando la hinchada bávara aún estaba haciendo cola para la cerveza del descanso, Gnabry subió el segundo al luminoso tras una contra magistral nada más salir de vestuarios. Favre puso toda la carne en el asador, en este caso Reus y Alcácer, pero tan solo fueron testigos del recital de Lewandowski, que le puso la guinda al pastel con el segundo de la tarde y el decimosexto del campeonato. Aunque lo más cruel fue el final. Gol en propia del ex muniqués Hummels. Pesadilla negriamarilla.

Entradas populares