El Leverkusen calienta Moscú y sigue vivo en la Champions

Un gol de Zhemaletdinov en propia puerta ponía la primera piedra de una victoria cerrada por Bender en el 54’ en un partido con dos partes muy diferentes.

Fernando S. Tavero
As
El frío más allá de los muros del RZD Arena no se reflejó sobre el terreno de juego. Las opciones de Lokomotiv y Leverkusen pasaban por ganar y esperar, y esa necesidad quedó patente visto el fervor en el campo. El cuadro moscovita salió a por todas y robó el esférico a los de Peter Bosz en los primeros compases del partido. El equipo de la aspirina necesita el balón para hacer daño y eso lo sabía Yuri Semin.


Cuando apenas habían transcurrido 8 minutos del encuentro, Aleksey Miranchuk anotaba el primero de la tarde, aunque el tanto sería anulado por haber arrancado en posición adelantada. Instantes después era Krychowiak quien probaba a Hradecky. Sin embargo, sería el Leverkusen quien recibiría el premio del gol, injusto. Un minuto después, un córner a favor del Leverkusen en el 11’ acabaría siendo alojado en su propia portería por Zhemaletdinov, tras un desafortunado rebote en el área pequeña.

Los visitantes no podían contar con Amiri (expulsado frente al Atlético la pasada jornada), Weiser, ni Havertz (lesionados), siendo especialmente dolorosa la baja de este último, y lo estaban notando. El Lokomotiv no se vino abajo y siguió apretando, sabedor que tenían que aprovechar la superioridad reflejada hasta el momento. Sin embargo, el peligro alemán a la contra hizo que los mejores del resto de la primera parte fueran los porteros. Tanto Hradecky, brillante especialmente en mano a mano con el otro gemelo Miranchuk, Anton se plantó solo ante el eslovaco y este sacó una mano salvadora; como Guilherme, salvador al borde del descanso en una doble ocasión de Diaby y Volland, hicieron bueno el 0-1 al descanso.
Cambio inesperado, pero acertado

Algo no le estaría gustando a Bosz, a pesar del resultado, y Baumgartlinger ocuparía el lugar de un Leon Bailey que había sido de los mejores de su equipo en los primeros 45 minutos. La entrada del austríaco era una clara declaración de intenciones: el Leverkusen quería recuperar su identidad, la posesión de balón. Y vaya si lo hizo. La historia cambió por completo tras el descanso y tras un par de avisos, en el 50’ Sven Bender conseguiría su primer gol en la máxima competición europea con una volea propia del mejor delantero. El cambio del técnico visitante en el descanso había dado sus frutos y la acumulación de hombres en la sala de máquinas maniató por completo al conjunto ruso.

Aránguiz, autor del pase a Bender, y Demirbay aumentaron exponencialmente su presencia en el juego ofensivo a medida que se agotaba el tiempo de juego y el Lokomotiv, aún yendo por detrás en el marcador, se vio obligado a recular. Las ocasiones no llegaban con claridad, pero el de la sentencia se pagaba mucho más barato que el primero local en las casas de apuestas. Dos tímidas llegadas de Smolov precedían el pitido final de un partido con dos partes bien diferenciadas. De esta manera, el Bayer celebraba su partido número 50 en Champions con una victoria y hacía los deberes, ahora les toca esperar…

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