Colombia: polémica por el arma que mató a Dilan Cruz

Avanzan las investigaciones sobre el elemento exacto que le produjo la muerte al joven estudiante, algo clave para determinar las responsabilidades de la Policía antidisturbios en el caso

Jorge Cantillo
desde Bogotá, Colombia
La muerte de Dilan Cruz, el joven de 18 años que recibió un disparo en la cabeza por parte de un agente del ESMAD -Escuadrón Móvil Antidisturbios- sigue generando polémica en Colombia, ya que aún no es clara la naturaleza del objeto que impactó contra su cráneo causándole la muerte tras dos días internado en estado crítico.


Las preguntas son muchas, pero todas giran en torno al tipo de armas y municiones que estaría usando el ESMAD en sus tareas de mantenimiento del orden público, algo que se podría esclarecer en los próximos días cuando un perito de la Fiscalía y Medicina Legal entregue una serie de elementos que fueron retirados de la cabeza del joven estudiante y que podrían contener piezas de metal.

“Dichas piezas y otros componentes se le entregaron a la Fiscalía esa misma noche de sábado y quedaron bajo la cadena de custodia como material probatorio”, precisó una fuente cercana al caso consultada por el periódico El Tiempo.

Según este testimonio, cuando Dilan Cruz ingresó al hospital San Ignacio en la ciudad de Bogotá, le fueron removidos de su cráneo piezas metálicas y otros elementos que tenía incrustados a causa del disparo que recibió del agente del ESMAD.

Además, ese mismo sábado, peritos se trasladaron al lugar de los hechos -la esquina de la calle 19 con carrera 4- para practicar pruebas, recoger evidencias y testimonios sobre lo ocurrido en las protestas de ese día. Igualmente se tomaron videos de las cámaras de seguridad, de personas que presenciaron lo ocurrido y las versiones de los primeros socorristas. Estas pruebas están siendo examinadas en el laboratorio de criminalística, junto con el arma con la que el uniformado disparó.

La polémica no es menor, ya que la primera versión sobre la muerte de Dilan, fue que era un impacto de cartucho de gas lacrimógeno, la que ha sido completamente descartada, y una de las versiones más fuertes que han circulado es que el ESMAD le disparó con “recalzadas”, que son los residuos de los lacrimógenos rellenados con pólvora, restos de balines, puntillas, objetos metálicos y otros materiales.

El uso de estas municiones por parte de la Fuerza Pública está completamente prohibido, tanto en los protocolos de la misma policía como en el Derecho Internacional Humanitario. Sin embargo, en Colombia no es la primera vez que el ESMAD ha sido señalado de usar este tipo de municiones letales y de causarle la muerte a manifestantes con ellas.

Los últimos casos conocidos que aún se encuentran bajo investigación son los de Óscar Salas, de 20 años ocurrido en 2006, y de Nicolás Neira, de 15 años, en 2005. En ambos casos la duda del tipo de munición usada por el ESMAD contra ellos aún no ha sido resuelta, aunque existe el testimonio de un antiguo miembro del escuadrón antidisturbios que afirma que a los dos jóvenes se les disparó con recalzadas, produciéndoles la muerte.

Así lo afirma el patrullero de la Policía Héctor Cubides en declaraciones dadas a Noticias Uno en 2015 y soportadas por sus testimonios ante la Fiscalía en el marco de la investigación de las muertes de Salas y Neira.

Cubides declaró entonces que “las recalzadas son las cápsulas que quedan cuando se disparan los gases lacrimógenos y que luego son rellenadas con pólvora, balines, chaquiras y canicas”. Además afirmó que recibió la orden de decir que Nicolás Neira murió al estrellarse contra un andén, pero en realidad lo hizo al recibir un disparo de estos objetos hecho con un compañero suyo.

Existen, además, varios testimonios del uso de estas “recalzadas” para reprimir manifestantes en distintos lugares de Colombia. Así lo narra el fotoperiodista francés Damien Fellous, del medio Mira-V que hace un año cubrió las protestas de los indígenas Nasa en el Cauca y recibió un disparo de un ESMAD con un fusil de perdigones.

“Era como un pedazo de tela amarilla y blanca con manchas negras que contenía granada metálica, algo que si le pega en la cara lo mata uno. En el momento pensé que era un abuso individual de un policía aislado que había fabricado un proyectil por su propia cuenta, pero ayer vi el video del joven que recibe los primeros auxilios (Dilan Cruz) y me impactó mucho porque parece que lo que lo impactó era la misma cosa”, aseguró en diálogo con Blu Radio.

En el caso de Dilan Cruz, el primer socorrista que lo atendió, Dilan Alejandro Gutiérrez, declaró a medios que cuando se acercó al cuerpo del joven estudiante se percató de un objeto incrustado en su cráneo del que sobresalía una tela.

“El objeto tenía unas características como si fuera una bolsa de tela, muy difícil de maniobrar”, dijo el paramédico, y aunque no identificó específicamente lo que era sostuvo que retirar el contenido de la tela fue imposible, ya que “estaba casi la mitad dentro de la cabeza”.

Incluso antes de la huelga, que empezó el jueves 21 de noviembre, comités de derechos humanos que vigilan las protestas en Colombia habían advertido sobre el uso de estos elementos irregulares o “recalzadas” como munición en las armas no letales del ESMAD. Luego fueron encontrados el viernes 22 de noviembre en las calles del barrio Britalia, en el sur de Bogotá, después de que los antidisturbios dispersaron una protesta.

El armamento permitido

Hay una fina línea entre el armamento “no letal” de uso permitido por el ESMAD en los casos de represión a protestas de alta peligrosidad y el prohibido, ya que existen tipos de armas, como las escopetas calibre 12, que pueden ser usadas pero bajo unos protocolos estrictos.

Esta es una de las hipótesis que se estudian en el caso de Dilan. Afirma la fuente de El Tiempo que estas escopetas son un arma “catalogada como menos letal y es utilizada por el ESMAD e incorporada al reglamento para el uso de la fuerza y el empleo de armas en este tipo de situaciones. Se busca generar un efecto de golpe seco, pero no poner en riesgo a la persona”.

El cartucho de estas escopetas es de plástico, con una base de metal y llevan por dentro el Kevlar, un saco de tela que puede contener de 200 a 500 bolas de plomo de pequeño diámetro, lo cual podría coincidir con las versiones y videos que muestran el objeto incrustado en el cráneo de Dilan Cruz.

Sin embargo, los protocolos de la Policía señalan que este tipo de munición solo se puede disparar del cuello para abajo, y el impacto al joven estudiante fue en la parte trasera del cráneo, a la altura de la oreja derecha.

El problema con estas escopetas y los kevlar es precisamente el contenido de las municiones, ya que pueden ser “hechizas” para aumentar su peligrosidad y daño, quedando así con una “recalzada”, como se ha denunciado en repetidos casos, la cual está totalmente prohibida.

La posición del Gobierno frente a la polémica ha sido de total respaldo a la Fuerza Pública y al ESMAD, asegurando que siempre se actuó dentro de los protocolos, aunque la misma Procuraduría ha señalado que en el caso de las protestas del sábado los antidisturbios hicieron uso desmedido de la fuerza.

Carlos Holmes Trujillo declaró al respecto que el ESMAD no está actuando con armas no convencionales “como están diciendo mentirosamente algunos” que quieren presentarlos como un grupo que viola la ley, “nada que ver con la realidad”.

Agregó que: “por instrucciones del presidente Iván Duque, el ESMAD seguirá garantizando la seguridad de los colombianos”.

Tras la muerte de Dilan Cruz en todo el país se ha convocado a una nueva jornada nacional de paro, que incluyen movilizaciones masivas y cierres de estamentos comerciales. Dentro de las exigencias de los manifestantes se ha incluido la reforma o eliminación del ESMAD, algo que hasta ahora ha sido totalmente descartado por el Gobierno.

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