Casi 2 tercios de votos que faltaban por contar tras el corte del TREP eran urbanos
El Serecí contrató a 7.600 operadores para la transmisión de resultados y a 350 operadores para verificar las actas. Todos trabajaron para el TREP. También destinó 600 vehículos a las regiones más alejadas del país.
Página Siete / La Paz
Todas las acequias confluyen en la misma ciénaga: indicios de fraude en los comicios del 20 de octubre. Y con cada estudio que aparece, la “indiferencia” del Gobierno respecto a la suspensión del TREP tiene sentido, así como tienen sentido las contradicciones de los vocales del TSE en torno a las razones que –según ellos– les llevó a cortar el Internet y la luz aquella noche de domingo.
Si bien Gobierno y TSE saben que el acto de interrumpir el TREP fue la mecha que explotó la bomba social que ya se llevó tres vidas en el país, ambos se empeñan –una y otra vez– en ponerle una aureola al proceso electoral. Y ni se ruborizan.
Los veedores de la Organización de Estados Americanos (OEA) de los comicios generales del domingo 20 de octubre se fueron espantados del país. Pero al menos pudieron drenar su indignación en su lapidario informe, que esencialmente cuestionaba el cambio de tendencia de votos a favor del candidato inconstitucional Evo Morales.
Y ese cambio de tendencia se dio desde las 19:40 del domingo 20 hasta las 18:30 del lunes 21, tiempo que duró el silencio del sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP).
Ese cambio de tendencia se refiere a las siguientes cifras: la noche del domingo, en el momento de la suspensión del TREP y con el 83% de las actas computadas, el MAS ganó a CC con 7,87% de diferencia (había segunda vuelta). Sin embargo, en el 17% de las actas que se computaron después del corte del TREP, el MAS venció a CC con el 24,65% de diferencia (victoria en primera vuelta).
Aquel día, ese domingo, Evo Morales se proclamó ganador en primera vuelta y acuñó una verdad, su verdad, que en adelante se convertiría en su principal arma de defensa: el voto rural. “Entendemos las informaciones preliminares pero, como siempre, confiamos en el voto del campo”, dijo. No era una frase inocente.
Pero pasó lo impensado, lo imposible, tal como lo demuestra la fundación Pazos Kanki en una investigación realizada por peritos paceños y cruceños, la misma que fue estudiada y avalada por el experto peruano Freddy David Cervantes Palomino, un prestigioso consultor Internacional en Muestreo y Estadística y asesor en Investigación de Mercados.
Voto urbano, voto rural
Esta investigación muestra datos reveladores. En el 17% que faltaba por escrutar esa noche después del corte del TREP, el voto rural apenas representaba el 32,3%. En tanto que el voto urbano que faltaba por computar era del 64,5%. Por lo tanto, la fe que el Presidente dijo tener en el voto rural restante no tenía asidero, estadísticamente hablando.
Según expertos en procesos electorales del país, los resultados del conteo de votos de mesas que están en un mismo recinto electoral son muy similares. Así, el resultado de las mesas de un determinado recinto electoral tiene un porcentaje de votos muy parecido para cada candidato, por lo que un mismo partido tiene muy altas probabilidades de ganar todas las mesas de un mismo recinto electoral.
Pero extrañamente, en las elecciones del 20 de octubre eso no ocurrió, por lo menos en lo que se refiere a las mesas computadas antes y después del corte del TREP.
Votación en el área rural, el domingo 20.
Las mesas de 1,495 recintos electorales fueron parcialmente computadas antes del corte del TREP. El resultado en las 16.512 mesas computadas en esos recintos fue 44,9% para el MAS y 38,1% para CC. La diferencia entre el primero y segundo fue de 6,8%.
Después del corte del TREP se computaron las 4,462 mesas que faltaban procesar en los mismos recintos electorales.
Sorprendentemente, el MAS subió su votación al 51,5% y CC bajó a 32%. La diferencia entre primero y segundo se incrementó de 6,8% a 19,5%, lo que estadísticamente es imposible.
De hecho, según más de 1.000 simulaciones del estudio de la Fundación Pazos Kanki, la posibilidad de que ello ocurra tiene más de “20 desviaciones estándar” del resultado esperado, lo que en términos estadísticos es inexistente. Lo único que puede explicar tal resultado es la alteración de actas, es decir, fraude.
Asimismo, los recintos electorales cuyas mesas fueron íntegramente computadas después del corte del TREP dieron como resultado un 67,8% para el MAS y 15,7% para CC, con una diferencia de 52% a favor del MAS, lo que es poco creíble, considerando que el 64% de estas mesas pertenecían al área urbana.
En el cómputo inicial del 83% de los votos antes del corte del TREP, la diferencia entre primero y segundo era de 7,87%, con un 74% de mesas urbanas.
Este estudio echa por tierra el discurso del voto rural, así como los acontecimientos de los últimos días echan por tierra el argumento del racismo.
El TSE destinó 600 vehículos para el área rural del país
Aunque el Gobierno usa casi todos los días el voto rural para justificar el cambio de tendencia que de manera inexplicable le favorecieron en las últimas elecciones, el TSE contrató 600 vehículos para el despliegue de operadores en las áreas más alejadas del país, donde no hay el servicio de telefonía móvil, precisamente para eliminar esa complicación que había décadas atrás.
Si bien la empresa Noetec se encargó del servicio de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), fue el Servicio de Registro Cívico (Serecí) el que contrató a los 7.600 operadores de transmisión de resultados, que se encargaron de tomar imágenes de las actas en sus celulares el día de las elecciones en todo el país para el TREP.
Asimismo, el TSE lanzó una convocatoria, a través del Sicoes, para la “adquisición de antenas satelitales VSAT para campañas de registro cívico a nivel nacional”. Estas antenas “fueron ubicadas en localidades estratégicas que permitieron a varios operadores de localidades cercanas a dirigirse al puesto de transmisión satelital y transmitir sus actas registradas”, dice la empresa Neotec en su informe presentado en octubre al TSE.
Según la explicación de Neotec, se desplegó al menos un operador en cada recinto electoral, tanto en Bolivia como en el extranjero, y en aquellos recintos con más de 10 mesas se desplegó un operador por cada 10 mesas.
El Serecí también contrató a 350 operadores de verificación de las actas para registrar los votos consignados en el acta a partir de la imagen que recibían de los teléfonos de los operadores. Esta entidad también contrató a un equipo de 20 aprobadores, con la función de revisar las actas que durante el proceso de verificación tuvieron diferencias con el registro inicial en el teléfono, según una descripción realizada por Neotec.
Página Siete / La Paz
Todas las acequias confluyen en la misma ciénaga: indicios de fraude en los comicios del 20 de octubre. Y con cada estudio que aparece, la “indiferencia” del Gobierno respecto a la suspensión del TREP tiene sentido, así como tienen sentido las contradicciones de los vocales del TSE en torno a las razones que –según ellos– les llevó a cortar el Internet y la luz aquella noche de domingo.
Si bien Gobierno y TSE saben que el acto de interrumpir el TREP fue la mecha que explotó la bomba social que ya se llevó tres vidas en el país, ambos se empeñan –una y otra vez– en ponerle una aureola al proceso electoral. Y ni se ruborizan.
Los veedores de la Organización de Estados Americanos (OEA) de los comicios generales del domingo 20 de octubre se fueron espantados del país. Pero al menos pudieron drenar su indignación en su lapidario informe, que esencialmente cuestionaba el cambio de tendencia de votos a favor del candidato inconstitucional Evo Morales.
Y ese cambio de tendencia se dio desde las 19:40 del domingo 20 hasta las 18:30 del lunes 21, tiempo que duró el silencio del sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP).
Ese cambio de tendencia se refiere a las siguientes cifras: la noche del domingo, en el momento de la suspensión del TREP y con el 83% de las actas computadas, el MAS ganó a CC con 7,87% de diferencia (había segunda vuelta). Sin embargo, en el 17% de las actas que se computaron después del corte del TREP, el MAS venció a CC con el 24,65% de diferencia (victoria en primera vuelta).
Aquel día, ese domingo, Evo Morales se proclamó ganador en primera vuelta y acuñó una verdad, su verdad, que en adelante se convertiría en su principal arma de defensa: el voto rural. “Entendemos las informaciones preliminares pero, como siempre, confiamos en el voto del campo”, dijo. No era una frase inocente.
Pero pasó lo impensado, lo imposible, tal como lo demuestra la fundación Pazos Kanki en una investigación realizada por peritos paceños y cruceños, la misma que fue estudiada y avalada por el experto peruano Freddy David Cervantes Palomino, un prestigioso consultor Internacional en Muestreo y Estadística y asesor en Investigación de Mercados.
Voto urbano, voto rural
Esta investigación muestra datos reveladores. En el 17% que faltaba por escrutar esa noche después del corte del TREP, el voto rural apenas representaba el 32,3%. En tanto que el voto urbano que faltaba por computar era del 64,5%. Por lo tanto, la fe que el Presidente dijo tener en el voto rural restante no tenía asidero, estadísticamente hablando.
Según expertos en procesos electorales del país, los resultados del conteo de votos de mesas que están en un mismo recinto electoral son muy similares. Así, el resultado de las mesas de un determinado recinto electoral tiene un porcentaje de votos muy parecido para cada candidato, por lo que un mismo partido tiene muy altas probabilidades de ganar todas las mesas de un mismo recinto electoral.
Pero extrañamente, en las elecciones del 20 de octubre eso no ocurrió, por lo menos en lo que se refiere a las mesas computadas antes y después del corte del TREP.
Votación en el área rural, el domingo 20.
Las mesas de 1,495 recintos electorales fueron parcialmente computadas antes del corte del TREP. El resultado en las 16.512 mesas computadas en esos recintos fue 44,9% para el MAS y 38,1% para CC. La diferencia entre el primero y segundo fue de 6,8%.
Después del corte del TREP se computaron las 4,462 mesas que faltaban procesar en los mismos recintos electorales.
Sorprendentemente, el MAS subió su votación al 51,5% y CC bajó a 32%. La diferencia entre primero y segundo se incrementó de 6,8% a 19,5%, lo que estadísticamente es imposible.
De hecho, según más de 1.000 simulaciones del estudio de la Fundación Pazos Kanki, la posibilidad de que ello ocurra tiene más de “20 desviaciones estándar” del resultado esperado, lo que en términos estadísticos es inexistente. Lo único que puede explicar tal resultado es la alteración de actas, es decir, fraude.
Asimismo, los recintos electorales cuyas mesas fueron íntegramente computadas después del corte del TREP dieron como resultado un 67,8% para el MAS y 15,7% para CC, con una diferencia de 52% a favor del MAS, lo que es poco creíble, considerando que el 64% de estas mesas pertenecían al área urbana.
En el cómputo inicial del 83% de los votos antes del corte del TREP, la diferencia entre primero y segundo era de 7,87%, con un 74% de mesas urbanas.
Este estudio echa por tierra el discurso del voto rural, así como los acontecimientos de los últimos días echan por tierra el argumento del racismo.
El TSE destinó 600 vehículos para el área rural del país
Aunque el Gobierno usa casi todos los días el voto rural para justificar el cambio de tendencia que de manera inexplicable le favorecieron en las últimas elecciones, el TSE contrató 600 vehículos para el despliegue de operadores en las áreas más alejadas del país, donde no hay el servicio de telefonía móvil, precisamente para eliminar esa complicación que había décadas atrás.
Si bien la empresa Noetec se encargó del servicio de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), fue el Servicio de Registro Cívico (Serecí) el que contrató a los 7.600 operadores de transmisión de resultados, que se encargaron de tomar imágenes de las actas en sus celulares el día de las elecciones en todo el país para el TREP.
Asimismo, el TSE lanzó una convocatoria, a través del Sicoes, para la “adquisición de antenas satelitales VSAT para campañas de registro cívico a nivel nacional”. Estas antenas “fueron ubicadas en localidades estratégicas que permitieron a varios operadores de localidades cercanas a dirigirse al puesto de transmisión satelital y transmitir sus actas registradas”, dice la empresa Neotec en su informe presentado en octubre al TSE.
Según la explicación de Neotec, se desplegó al menos un operador en cada recinto electoral, tanto en Bolivia como en el extranjero, y en aquellos recintos con más de 10 mesas se desplegó un operador por cada 10 mesas.
El Serecí también contrató a 350 operadores de verificación de las actas para registrar los votos consignados en el acta a partir de la imagen que recibían de los teléfonos de los operadores. Esta entidad también contrató a un equipo de 20 aprobadores, con la función de revisar las actas que durante el proceso de verificación tuvieron diferencias con el registro inicial en el teléfono, según una descripción realizada por Neotec.