Cambio modo perezOSO

Gallardo mandó a la cancha a Pratto y le salió todo al revés. La muñeca del Muñeco esta vez no dio resultado.

Diego Macias
Olé
La construcción de este fantástico River tiene en Marcelo Gallardo un responsable con una influencia total. Es arquitecto de una serie de títulos, de equipos avasallantes, de superclásicos ganados pero eso no limita a que en esta final, la muñeca del Muñeco no dio los resultados que otras tantas veces.


River hizo méritos suficientes para ganar el partido pero no lo ganó. Y si bien todo sucedió en apenas dos o tres minutos, el equipo sintió esta vez una baja sensible en su juego con los cambios del entrenador, dos salidas obligadas (salidas de Borré y Casco) y una por elección (Nacho), según explicó. Es cierto, siempre los que terminan definiendo la historia de los ingresos son los mismos futbolistas, pero cuando un entrenador decide un reemplazo y resulta positivo, se le da mérito al DT. ¿Y entonces si las consecuencias son negativas no tiene responsabilidad el técnico?

La presión que hizo River para recuperar rápido, en especial en el primer tiempo, tuvo su efecto sobre los rendimientos físicos. La necesidad de cambios parecía inevitable y en una de esas apuestas, eligió mandar a Pratto a la cancha. El delantero, héroe de la Libertadores pasada, entró para supuestamente bancar la pelota arriba pero tomó decisiones equivocadas. Se empecinó en patear desde afuera del área desde muy lejos en dos ocasiones en las que claramente tenía opciones de pase para ataques peligrosos. Tan fuera de juego estuvo que el creador del Modo Oso tan festejado, terminó perdiendo una pelota infantilmente que terminó en el empate de Flamengo.

La modificación se podía entender con otra versión del goleador, que no sólo mostró un nivel lejano al que lo llevó a la historia de River, sino que ya venía con rendimientos muy desparejos. Gallardo fue siempre una máquina de sumar aciertos tras aciertos pero también se puede equivocar. No tuvo la muñeca de siempre.

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