Tensión durante una nueva manifestación independentista en Barcelona, una semana después de los violentos disturbios

Unas 350.000 personas volvieron a las calles para protestar contra las penas de cárcel a sus líderes, mientras los antiseparatistas se preparan para movilizarse el domingo

Infobae
Una semana después de producirse fuertes disturbios, miles de independentistas catalanes volvieron este sábado a las calles en Barcelona, en repudio a las penas de cárcel a nueve de sus líderes, mientras que el domingo se harán oír los antiseparatistas, también en las calles de la ciudad condal.


Al grito de “libertad” -lema de la manifestación-, “independencia”, “libertad presos políticos” o “las calles serán siempre nuestras”, 350.000 personas, según la policía de Barcelona, descendieron por la calle Marina, cerca del Parlamento catalán.

Durante algunos tramos de la manifestación, medios locales registraron pequeños enfrentamientos entre los presentes y los Mossos, la policía de Barcelona, que buscaba desalojarlos del lugar.

“Estoy aquí para reclamar la libertad de los presos políticos y exigir justicia”, declaró Elena Cañigueral, una vendedora de 53 años que llevaba una bandera independentista y vestía una camiseta amarilla, color que identifica al independentismo.

“La sentencia del Tribunal Supremo ha sido una estafa, un engaño”, agregó.

Un helicóptero de la policía que sobrevolaba la zona fue abucheado por la multitud, que marchaba bajo una marea de banderas catalanas y entre pancartas con mensajes como “República catalana” o “amnistía”.

Los simpatizantes de la secesión de la región española fueron convocados por las influyentes asociaciones independentistas ANC y Omnium Cultural.

Se trata de la primera gran manifestación en Barcelona desde los disturbios de la semana pasada, con fuertes choques entre independentistas radicales y policías, a raíz de las condenas a nueve dirigentes separatistas de hasta 13 años de cárcel por su papel en la tentativa de secesión de 2017.

El lunes 14, cuando el Tribunal Supremo divulgó su sentencia, miles de personas bloquearon el aeropuerto del Prat, generando altercados, y entre el martes y el viernes Barcelona y otras ciudades catalanas se tiñeron de violencia.

Estas imágenes inéditas para el movimiento independentista, que se reivindica pacifista, dejaron 600 heridos, poco menos de la mitad policías, y 200 detenidos.

La situación se sosegó desde el sábado pasado, pero los Comités de Defensa de la República (CDR) llamaron a protestar este sábado después de la marcha frente a la jefatura de la Policía Nacional en Barcelona, escenario de disturbios la semana pasada.

El viernes en la noche, además, unas 4.000 personas, en su mayoría estudiantes, protestaron contra la “represión” policial.

Para Marc, un técnico informático de 26 años, que no quiso dar su apellido por “la situación” -muchos jóvenes no se atreven a dar su apellido por temor a represalias- “el Estado español va contra Cataluña”. “La violencia la condeno, no va conmigo, pero es normal que en las manifestaciones haya un poco de revuelta, lo vemos en otros países, en Chile, Ecuador”, dijo, con una estelada (bandera independentista) a modo de capa.

Los antiseparatistas mostrarán fuerza

En esta región de 7,5 millones de habitantes fuertemente divididos ante la independencia, los antiseparatistas también quieren ser escuchados, por lo se manifestarán por la unión de España el domingo en la capital catalana.

Respaldada por los principales partidos no separatistas, la marcha por el elegante paseo de Gracia fue organizada por la asociación Sociedad Civil Catalana (SCC), que ya lideró dos manifestaciones masivas en el fragor del intento de secesión de 2017.

La protesta busca “decir basta a la violencia que hemos vivido y a la confrontación” que promueve el gobierno independentista catalán, explicó a la AFP el presidente de SCC, Fernando Sánchez Costa.

“Es un mensaje importante para Cataluña, para España y el mundo, donde muchas veces se confunde el independentismo con Cataluña”, dijo Sánchez Costa.

A esta marcha se unirán miembros del gobierno español (socialista), como el ministro de Exteriores, el catalán Josep Borrell y líderes de la derecha y la centroderecha, quienes exigen que el Ejecutivo implemente medidas excepcionales ante la violencia en Cataluña.

El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, las descarta por ahora, a dos semanas de las legislativas del 10 de noviembre, con el asunto catalán como uno de los temas centrales de la campaña.

Los recientes sondeos apuntan a una pérdida progresiva del Partido Socialista, todavía primera fuerza, y un impulso del conservador Partido Popular y del ultraderechista Vox, que multiplicó sus apoyos tras el intento de secesión catalán de 2017.

Sin diálogo

“Hay grupos violentos que lo que quieren es cronificar esta crisis. Pero lo que se van a encontrar es, insisto, la respuesta serena y firme” del Estado, zanjó Sánchez el viernes.

Llegado al poder en junio de 2018 gracias a una moción de censura apoyada por los independentistas contra el presidente conservador Mariano Rajoy, Sánchez ha hecho oídos sordos a los llamados del presidente regional catalán, el independentista Quim Torra, a una “negociación sin condiciones” para solventar el conflicto.

Sánchez lo insta a dialogar primero con la mitad de catalanes que no apoya la secesión.

Ante la sentencia del Supremo, Torra propuso una nueva votación sobre la independencia durante su mandato, que termina en 2022, pero la idea fue recibida fríamente por el sector separatista más pragmático.

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