Por qué tantos de los opositores a Vladimir Putin terminan muertos
El presidente de Rusia ha sido señalado por los decesos, desapariciones y ataques a políticos y periodistas críticos
Infobae
Durante una entrevista de 2018, el presentador de Fox News Chris Wallace presionó al presidente ruso, Vladimir Putin, acerca de varios temas. Entre esos tópicos estaban las muertes, desapariciones y ataques a sus críticos bajo misteriosas circunstancias.
Wallace dijo que cuando Putin había sido elegido en 2000, también lo habían retratado como un reformador democrático, por lo que le preguntó acerca de qué había pasado desde entonces.
“Usted dice que no le ha pasado nada, pero tengo que preguntarle, a nivel nacional, no internacional, nacional, dentro de Rusia, ¿por qué tantas personas que se han opuesto a Vladimir Putin acaban muertas o cerca de usted?”.
Putin eludió la pregunta diciendo que todos, incluido Trump, tienen rivales políticos y como ejemplo señaló el asesinato de Martin Luther King Jr., el de John F. Kennedy, así como la violencia policial en Estados Unidos.
Al respecto, desde el portal Politifact señalaron que el asunto esencial en este problema es saber si las personas que se oponen a Putin terminan muertas o cerca de él.
Sin embargo, antes de abordar los crímenes ligados al Estado ruso, se debe aclarar que es complicado fijarle algo específico a Putin. Harley Balzer, profesor de asuntos gubernamentales en la Universidad de Georgetown especializado en estudios rusos y de Europa del Este, fue consultado por el mismo medio y atribuyó esto a la firma del KGB, o a la falta de ella: “No dejan huellas digitales”, dijo.
“Muchos de nosotros asumimos que algunos de los asesinatos habrían requerido la aprobación (al menos tácita) de Putin”, dijo Balzer. “Pero nadie tiene pruebas sólidas”.
Opositores políticos
En la entrevista, Wallace mencionó a Sergei Skripal, un ex espía ruso que también fue espía del gobierno británico. Skripal y su hija fueron víctimas de un ataque con un agente nervioso en Inglaterra. El gobierno británico culpó a Rusia por el ataque, pero Rusia lo negó.
Wallace también habló de Boris Nemtsov, una estrella política con aspiraciones presidenciales en la década de 1990. Nemtsov apoyó la victoria de Putin en 2000, pero se convirtió en un activista anti-Putin, ya que su compañero reformista redujo cada vez más las libertades civiles. Le dispararon en 2015, un día antes de una marcha que había organizado para protestar contra la economía y la participación militar de Rusia en Ucrania.
Otro caso fue el de Alexander Litvinenko, un antiguo agente del servicio secreto ruso. En noviembre de 1998, él y otros oficiales del Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas en inglés) acusaron a sus superiores de asesinar a un magnate ruso.
Litvinenko fue arrestado y finalmente los cargos fueron desestimados en el año 2000. A Litvinenko se le concedió asilo en Londres, donde escribió dos libros en los que acusaba a Putin de organizar un atentado terrorista relacionado con su ascenso al poder y ordenando el asesinato de la periodista Anna Politkovskaya. Posteriormente, Litvinenko enfermó y murió de envenenamiento por polonio radioactivo.
Periodistas
En enero de 2016, se contaron a los periodistas cuyas muertes fueron clasificadas como homicidios por las autoridades o grupos de vigilancia desde que Putin asumió el cargo en 2000. La cuenta actualizada hasta julio de 2018 era de 38.
Cabe decir que el recuento sólo incluye las muertes confirmadas o que probablemente sean homicidios relacionados con su trabajo cometidos en Rusia. No se incluyen los asesinatos donde los motivos no están claros o los periodistas asesinados en la guerra y en otras tareas peligrosas como cubrir la mafia.
Anna Politkovskaya fue una periodista que cubrió los abusos de los derechos humanos cometidos por el ejército ruso en Chechenia. A ella la asesinaron a tiros afuera de su apartamento. Por ello, cinco hombres fueron condenados, además, el juez encontró que se trataba de un asesinato por contrato cometido por una persona desconocida.
No obstante, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos determinó que “no se habían tomado las medidas de investigación adecuadas para encontrar a la persona o personas que habían ordenado el asesinato”.
Natalia Estemirova, quien solía trabajar con Politkovskaya, cubría los secuestros y asesinatos también en Chechenia hasta que ella misma se convirtió en una víctima. La secuestraron de camino al trabajo, le dispararon y la encontraron en un bosque cerca de su casa.
Anastasia Baburova, otra periodista, fue asesinada a corta distancia a los pies del Kremlin junto a Stanislav Markelov, abogado de derechos humanos cuyo trabajo era representar a Politkovskaya y otros periodistas críticos con Putin.
Por último, Yuri Shchekochikhin, periodista de investigación y legislador liberal, trabajó en el caso de las Tres Ballenas, un escándalo de corrupción que implicó a oficiales de todo el servicio secreto ruso. Días antes de su reunión programada con los investigadores del FBI, en 2003, Shchekochikhin murió en su apartamento a causa de un alérgeno desconocido. Sus documentos médicos fueron clasificados por las autoridades rusas.
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Durante una entrevista de 2018, el presentador de Fox News Chris Wallace presionó al presidente ruso, Vladimir Putin, acerca de varios temas. Entre esos tópicos estaban las muertes, desapariciones y ataques a sus críticos bajo misteriosas circunstancias.
Wallace dijo que cuando Putin había sido elegido en 2000, también lo habían retratado como un reformador democrático, por lo que le preguntó acerca de qué había pasado desde entonces.
“Usted dice que no le ha pasado nada, pero tengo que preguntarle, a nivel nacional, no internacional, nacional, dentro de Rusia, ¿por qué tantas personas que se han opuesto a Vladimir Putin acaban muertas o cerca de usted?”.
Putin eludió la pregunta diciendo que todos, incluido Trump, tienen rivales políticos y como ejemplo señaló el asesinato de Martin Luther King Jr., el de John F. Kennedy, así como la violencia policial en Estados Unidos.
Al respecto, desde el portal Politifact señalaron que el asunto esencial en este problema es saber si las personas que se oponen a Putin terminan muertas o cerca de él.
Sin embargo, antes de abordar los crímenes ligados al Estado ruso, se debe aclarar que es complicado fijarle algo específico a Putin. Harley Balzer, profesor de asuntos gubernamentales en la Universidad de Georgetown especializado en estudios rusos y de Europa del Este, fue consultado por el mismo medio y atribuyó esto a la firma del KGB, o a la falta de ella: “No dejan huellas digitales”, dijo.
“Muchos de nosotros asumimos que algunos de los asesinatos habrían requerido la aprobación (al menos tácita) de Putin”, dijo Balzer. “Pero nadie tiene pruebas sólidas”.
Opositores políticos
En la entrevista, Wallace mencionó a Sergei Skripal, un ex espía ruso que también fue espía del gobierno británico. Skripal y su hija fueron víctimas de un ataque con un agente nervioso en Inglaterra. El gobierno británico culpó a Rusia por el ataque, pero Rusia lo negó.
Wallace también habló de Boris Nemtsov, una estrella política con aspiraciones presidenciales en la década de 1990. Nemtsov apoyó la victoria de Putin en 2000, pero se convirtió en un activista anti-Putin, ya que su compañero reformista redujo cada vez más las libertades civiles. Le dispararon en 2015, un día antes de una marcha que había organizado para protestar contra la economía y la participación militar de Rusia en Ucrania.
Otro caso fue el de Alexander Litvinenko, un antiguo agente del servicio secreto ruso. En noviembre de 1998, él y otros oficiales del Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas en inglés) acusaron a sus superiores de asesinar a un magnate ruso.
Litvinenko fue arrestado y finalmente los cargos fueron desestimados en el año 2000. A Litvinenko se le concedió asilo en Londres, donde escribió dos libros en los que acusaba a Putin de organizar un atentado terrorista relacionado con su ascenso al poder y ordenando el asesinato de la periodista Anna Politkovskaya. Posteriormente, Litvinenko enfermó y murió de envenenamiento por polonio radioactivo.
Periodistas
En enero de 2016, se contaron a los periodistas cuyas muertes fueron clasificadas como homicidios por las autoridades o grupos de vigilancia desde que Putin asumió el cargo en 2000. La cuenta actualizada hasta julio de 2018 era de 38.
Cabe decir que el recuento sólo incluye las muertes confirmadas o que probablemente sean homicidios relacionados con su trabajo cometidos en Rusia. No se incluyen los asesinatos donde los motivos no están claros o los periodistas asesinados en la guerra y en otras tareas peligrosas como cubrir la mafia.
Anna Politkovskaya fue una periodista que cubrió los abusos de los derechos humanos cometidos por el ejército ruso en Chechenia. A ella la asesinaron a tiros afuera de su apartamento. Por ello, cinco hombres fueron condenados, además, el juez encontró que se trataba de un asesinato por contrato cometido por una persona desconocida.
No obstante, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos determinó que “no se habían tomado las medidas de investigación adecuadas para encontrar a la persona o personas que habían ordenado el asesinato”.
Natalia Estemirova, quien solía trabajar con Politkovskaya, cubría los secuestros y asesinatos también en Chechenia hasta que ella misma se convirtió en una víctima. La secuestraron de camino al trabajo, le dispararon y la encontraron en un bosque cerca de su casa.
Anastasia Baburova, otra periodista, fue asesinada a corta distancia a los pies del Kremlin junto a Stanislav Markelov, abogado de derechos humanos cuyo trabajo era representar a Politkovskaya y otros periodistas críticos con Putin.
Por último, Yuri Shchekochikhin, periodista de investigación y legislador liberal, trabajó en el caso de las Tres Ballenas, un escándalo de corrupción que implicó a oficiales de todo el servicio secreto ruso. Días antes de su reunión programada con los investigadores del FBI, en 2003, Shchekochikhin murió en su apartamento a causa de un alérgeno desconocido. Sus documentos médicos fueron clasificados por las autoridades rusas.