Manita del Tottenham para respirar y ponerse segundos

Gran partido de Lamela, redondeado con el cuarto gol. Son y Kane hicieron doblete. Pochettino toma aire en el banquillo de los spurs.

Guillem Balagué
As
El Tottenham necesitaba un partido lleno de noticias buenas casi tanto como un resultado. El rival era asequible, el escenario ideal: la magnífica nueva mansión de los Spurs. Los primeros veinte minutos estuvieron llenos de fuerza, movimiento y ocasiones de los de Pochettino. A la salida de un córner, Harry Kane, que estuvo espléndido, aprovechó un bloqueo de Ndombélé para cabecear a placer el primer tanto. Pero los blancos querían más: esperaron atrás, cedieron la iniciativa, robaban, salían a la contra con mucha velocidad, ya tranquilos tras ponerse por delante. El segundo tanto confirmaba las sensaciones de superioridad y de frescura, como si se hubiera limpiado todo aquello que empezaba a hacer un olor de mustio desagradable. Era el Tottenham de antes y otra salida con velocidad acabó con un remate magistral a botepronto de Son. Aún dio tiempo para una contra más antes de que el Tottenham se tomara un respiro hasta que Marko Marin, que se retrasó a menudo para iniciar la jugada, perdió la posesión; el robo de Ndombélé se convirtió en asistencia a Son que llegó como una moto por su izquierda. La finalización fue delicada. Para acabar un buen día, además de un segundo tanto de Kane, marcó Lamela, que podría ser la sorpresa inesperada de cada año, y salió del banquillo Lo Celso, recuperado de su lesión.



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