Luuk de Jong se reconcilia con el gol y alivia a Holanda en el 92'
El delantero del Sevilla anotó en el descuento el tanto que dio la victoria a la selección naranja, que llegó a ir perdiendo a falta de nueve minutos para el final.
Ignacio Camacho
As
Sufrió Holanda para llevarse los tres puntos ante una Irlanda del Norte que por momentos, se veía con medio pie en la Eurocopa 2020. Tuvo que ser Luuk de Jong, muy criticado por sus actuaciones con el Sevilla en este inicio de temporada, quien apagara todos los incendios en el descuento de una selección holandesa que a punto estuvo de ver como su clasificación para el próximo gran torneo pendía de un hilo al terminar el tiempo reglamentario.
Viendo el cartel del partido no era de esperar cómo iba a ser el transcurso del mismo. Irlanda del Norte es un equipo que juega al fútbol con balón porque es obligatorio, pero le interesa lo mínimo. Es de esos equipos que aprovecha la media ocasión que tiene en cada partido para hacer gol. Por el contrario, Holanda no concibe el fútbol sin la pelota. La filosofía que impuso Rinus Michels en los años setenta se mantiene intacta en la oranje, juegue quien juegue y se obtengan los resultados que se obtengan. Analizados ambos contendientes, no es difícil intuir en qué medio campo se jugó casi todo el encuentro.
Sin embargo, a pesar del dominio holandés, la superioridad del conjunto de Koeman no se vio reflejada en el área de Irlanda del Norte, donde Peacock-Farrell apenas tuvo que intervenir. En la primera parte, sólo un disparo de Blind y un par de llegadas por banda de Babel crearon peligro a una Irlanda acostumbrada a defender en su área.
El técnico holandés se vio obligado a mover ficha y sacó del campo a De Roon y Babel para dar entrada a Van de Beek y Malen. En el dibujo era un hombre por hombre pero por aptitudes, era una clara declaración de intenciones: había que buscar la claridad en los metros finales. Lo que no esperaba es que de tanto mirar hacia delante, se le fuera el partido por la parte de atrás. Tras un cúmulo de errores al despejar un saque de banda, Dallas se encontró un balón en la derecha del área y lo colgó para que Magennis, en el único remate de los norirlandeses en todo el partido, hiciera el primer gol del partido y metiera el susto en el cuerpo a los 51.000 aficionados holandeses que llenaron las gradas de De Kuip.
Poco le duró la alegría al equipo de O'Neill. A los dos minutos, Malen desbordó a su marcador por la izquierda y centró raso a Memphis, situado en el punto de penalti, que controló el balón en el área y enganchó un derechazo que batió a Peacock-Farrell.
Los naranjas se volcaron en los minutos finales. Fue entonces cuando apareció un protagonista inesperado. Luuk de Jong, al que le está costando encontrar portería en su nuevo equipo, controló fortuitamente un centro desde la izquierda cuando el balón estaba a punto de irse por la línea de fondo. Peacock-Farrell confundió el control con un remate, se venció, y permitió que el delantero del Sevilla empujara a placer el balón casi en la línea de gol, desatando la locura en Rotterdam. Depay, dos minutos después, cerraría el marcador.
Ignacio Camacho
As
Sufrió Holanda para llevarse los tres puntos ante una Irlanda del Norte que por momentos, se veía con medio pie en la Eurocopa 2020. Tuvo que ser Luuk de Jong, muy criticado por sus actuaciones con el Sevilla en este inicio de temporada, quien apagara todos los incendios en el descuento de una selección holandesa que a punto estuvo de ver como su clasificación para el próximo gran torneo pendía de un hilo al terminar el tiempo reglamentario.
Viendo el cartel del partido no era de esperar cómo iba a ser el transcurso del mismo. Irlanda del Norte es un equipo que juega al fútbol con balón porque es obligatorio, pero le interesa lo mínimo. Es de esos equipos que aprovecha la media ocasión que tiene en cada partido para hacer gol. Por el contrario, Holanda no concibe el fútbol sin la pelota. La filosofía que impuso Rinus Michels en los años setenta se mantiene intacta en la oranje, juegue quien juegue y se obtengan los resultados que se obtengan. Analizados ambos contendientes, no es difícil intuir en qué medio campo se jugó casi todo el encuentro.
Sin embargo, a pesar del dominio holandés, la superioridad del conjunto de Koeman no se vio reflejada en el área de Irlanda del Norte, donde Peacock-Farrell apenas tuvo que intervenir. En la primera parte, sólo un disparo de Blind y un par de llegadas por banda de Babel crearon peligro a una Irlanda acostumbrada a defender en su área.
El técnico holandés se vio obligado a mover ficha y sacó del campo a De Roon y Babel para dar entrada a Van de Beek y Malen. En el dibujo era un hombre por hombre pero por aptitudes, era una clara declaración de intenciones: había que buscar la claridad en los metros finales. Lo que no esperaba es que de tanto mirar hacia delante, se le fuera el partido por la parte de atrás. Tras un cúmulo de errores al despejar un saque de banda, Dallas se encontró un balón en la derecha del área y lo colgó para que Magennis, en el único remate de los norirlandeses en todo el partido, hiciera el primer gol del partido y metiera el susto en el cuerpo a los 51.000 aficionados holandeses que llenaron las gradas de De Kuip.
Poco le duró la alegría al equipo de O'Neill. A los dos minutos, Malen desbordó a su marcador por la izquierda y centró raso a Memphis, situado en el punto de penalti, que controló el balón en el área y enganchó un derechazo que batió a Peacock-Farrell.
Los naranjas se volcaron en los minutos finales. Fue entonces cuando apareció un protagonista inesperado. Luuk de Jong, al que le está costando encontrar portería en su nuevo equipo, controló fortuitamente un centro desde la izquierda cuando el balón estaba a punto de irse por la línea de fondo. Peacock-Farrell confundió el control con un remate, se venció, y permitió que el delantero del Sevilla empujara a placer el balón casi en la línea de gol, desatando la locura en Rotterdam. Depay, dos minutos después, cerraría el marcador.