La subida del dólar descoloca al fútbol argentino
David Castaño
As
Argentina se encuentra sumida en lo que los economistas definen como el principio de una nueva crisis económica. Tras las elecciones primarias de agosto, que dictaron una gran inestabilidad política, las finanzas nacionales se vieron brutalmente golpeadas. La principal consecuencia fue la devaluación del peso con respecto al dólar estadounidense. Es decir, que a finales de agosto había que pagar casi 60 pesos por hacerse con un dólar, prácticamente el doble de lo que se venía pagando durante 2019.
La deuda pública de Argentina se ha disparado al tiempo que los bolsillos de los argentinos se han visto afectados por una clara pérdida de poder adquisitivo en muchos ámbitos. El fútbol, pasión, vida, y principal deporte para al país de la bandera albiceleste, ha sido uno de los sectores más afectados. A fin de cuentas, mueve una cantidad inmensa de dinero en ambas divisas, tanto el peso argentino como el dólar estadounidense. Clubes, jugadores, aficionados, sponsors y la Superliga se ven afectados, de una forma u otra, por la inflación del dólar y la caída por los suelos del peso. Por si fuese poco, todas estas figuras dependen al mismo tiempo de otros muchos factores que generan un ‘quilombo’ del tamaño del Obelisco.
Lógicamente, cuanto más caro está el dólar, menos capacidad de gasto tendrán los argentinos. Todas las importaciones del país se pagan en dólares, por lo que los precios, aunque estén en pesos, también van a aumentar. Hablamos de bienes de todo tipo: alimentos, de higiene, de limpieza, electrodomésticos, o del hogar. Gastos que en muchos casos son obligatorios de asumir. Lo que habrá que pagar de más por esos productos, se pagan de menos en otros.
Ahí entra el factor fútbol, de hecho, la preocupación va al alza en la tesorería de los clubes argentinos. Se teme una drástica reducción de los ingresos y el incremento de la morosidad en las cuotas de socios y abonados. Gerardo Mazola, tesorero de Gimnasia y Esgrima La Plata, explicó en declaraciones a Club Octubre 947 que “los vaivenes económicos son siempre una mala noticia para los clubes”. Desde su experiencia, no solo ya es que “caen los pagos de las cuotas, sino que cuesta recibir al día los pagos de los patrocinadores”.
Diego Parasi, tesorero de Argentinos Junior, fue todavía más explícito en Club Octubre 947: “La subida del dólar nos afecta sobre todo en la parte social, la situación de inflación es grave porque toca el bolsillo de la gente. Ahí se incrementa la morosidad, seguro”. La misma opinión mantuvo Ezequiel Naruk en la conocida cadena de radio, “lo que más nos afecta es la recaudación del club”, se refiere principalmente a “la venta de entradas, camisetas, bufandas y abonos”. Los argentinos van a tener que ‘rascarse el bolsillo’ y eso no es buena noticia para las arcas de los clubes, máxime cuando los aficionados son una parte muy importante del negocio, probablemente más que en cualquier otra liga.
Los ingresos por parte de los patrocinadores también podrían verse reducidos, ya que muchas marcas no estarían dispuestas a asumir la inflación respecto al peso. Esto, no olvidemos, implica que ahora se puede llegar a pagar 60 pesos por cada dólar, cuando normalmente el cambio suele estar entre los 30 y los 40 pesos. Los sponsors técnicos, ropa deportiva principalmente, son otro frente de batalla para los clubes, ya que costean una parte importante del presupuesto. Hay que decir que la gran mayoría de los acuerdos de pago en dólares suelen tener un tope máximo de cambio, de forma que si este sube de forma desorbitada, las empresas no tengan que asumir el sobrecoste en pesos.
Ese es el caso del club xeneize, que firmó un contrato con Adidas de cara a la temporada 2020 en dólares con un tope de 70 pesos el cambio con el dólar. Por lo que cobrará el valor del cambio para el primer semestre del año siempre que no supere esos 70 pesos el dólar. Si el cambio fuese superior, Boca cobraría el pago a un cambio de 70 $. De hecho, existe una cláusula por la cual Adidas podría romper el contrato si el dólar subiese un 100% respecto al tipo de cambio que existía cuando se firmó el contrato.
Mario Elizondo, presidente de la Superliga argentina
"En la semana pasada y en la anterior, el Banco Central de la Argentina emitió un comunicado por un conflicto macroeconómico que tiene Argentina que exige a los clubes exportadores de jugadores liquidar la divisa cinco días después de haber realizado la operación. Eso obviamente obliga al club a cambiar la moneda de la transferencia, de dólares a pesos, por lo que a los 5 días tiene que cambiar a pesos y quedarse con esa divisa. Con los conflicos macroeconómicos que tiene Argentina genera una pérdida de valor por parte de los clubes al hacer una operación en dólares. Es una normativa del Banco Central que más allá de las consultas que hemos tenido, no podemos cambiar nada, es independiente incluso del Gobierno argentino y sí, perjudica, pero tenemos que adaptarnos a las leyes que nos rigen".
River Plate también ha sufrido en sus carnes la inflación, ya que se vio obligado a rescindir el contrato con la empresa que le venía patrocinando la camiseta porque el pago en dólares iba a suponer un coste en pesos que el anunciante no podía asumir. A última hora encontró patrocinador para esta temporada con una famosa aerolínea que le reportará ingresos extra en dólares, si bien se desconoce si el acuerdo es ‘a cambio libre’ o tiene un tope al cambio como es el caso de Boca Juniors.
Todavía en el ámbito menos deportivo de los clubes, la alta inflación que sufre el país afecta a los presupuestos marcados a principio de temporada. Por el barrio de La Boca plantearon toda su estructura económica en abril con un valor del dólar que cotizaba aproximadamente a los 45 pesos. Esto, si no fuese porque se toman medidas de contingencia ante periodos de inflación, supondría problemas de liquidez para asumir los pagos. La tesorería de Boca calculó una subida del cambio hasta los 50 dólares entre julio y diciembre y a 54 $ para enero y junio del 2020. Lógicamente, cuanto más alto sea el cambio, más pesos tendrán que poner los clubes en sus pagos habituales en moneda extranjera.
Con el nuevo tipo de cambio las competiciones internacionales suponen un gran aliciente para los clubes argentinos. A fin de cuentas, a más alto el dólar, mayor dotación de premios recibirán en pesos. Por ponerlo en cifras, tanto River como Boca que están disputando en las semifinales de la Copa Libertadores obtendrán 1.750.000 $, y si ganasen la competición la cifra ascendería hasta los 12.000.000 $. En total: 25.000.000 $, es decir, 1.378.000.000 millones de pesos.
No solo los ‘grandes’ de argentina se ven beneficiados en lo que a dotación continental se refiere. La clasificación de Colón de Santa Fe a las semifinales de la Copa Sudamericana, que ya de por si es una alegría para el conjunto Sabalero, viene acompañada de una cantidad nada desdeñable de pesos al cambio en dólares. Situaciones que, eso sí, son minoritarias en comparación con las pérdidas que tendrán los clubes tanto por pagos de aficionados y socios como de los patrocinadores y sponsors técnicos. A menor capacidad de adquisición, menor gasto hacia las instituciones del fútbol argentino (clubes y patronal).
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WASHINGTON ALVES (REUTERS)
Pese a todo lo anterior, es el ámbito más puramente deportivo el que se ve claramente golpeado por la subida del dólar respecto al peso. Los contratos de los futbolistas y las fechas de traspasos se pueden convertir en quebraderos de cabeza para los clubes argentinos. Para comprender hasta qué punto estos se pueden ver afectados, es útil explicar cómo funcionan las relaciones contractuales en el fútbol argentino y los mercados de fichajes en el continente sudamericano. El punto de partida sigue invariable, cuanto mayor sea el tipo de cambio más pesos hay que pagar por cada dólar.
Antes de lo que se conoce como balompié moderno, la liga argentina de fútbol estaba copada principalmente de futbolistas nacionales y los contratos se ‘cumplían’ en pesos. Así, los clubes pagaban a los futbolistas los pesos que indicaban los propios contratos. Una vez se abre el fútbol argentino a jugadores foráneos, sobre todo de otros países del continente, los contratos pasaron a fijarse en dólares al ser la moneda mayormente aceptada en toda América. Ahí empiezan a surgir las dificultades relativas al cambio porque muchas veces se prometían cantidades independientemente de la inflación (o deflación del peso). Es decir, se fijaban unas cantidades en dólares que en un principio requerían determinados pesos al cambio, luego subía el tipo de cambio y eran necesarios muchos más pesos de los previstos inicialmente para cubrir la cantidad de dólares que fijaban los contratos. El resultado eran deudas para los clubes o la imposibilidad de asumir el sueldo de los futbolistas.
La necesidad de las instituciones supuso que se idearan soluciones forzadas y de sentido común. Imponer un tope fijo en los contratos ante una posible subida desorbitada del cambio del peso al dólar. Así, por ejemplo, se pagan los sueldos con un precio máximo de 70 pesos el dólar, que ya es un tipo de cambio muy elevado, pero que garantiza que la inflación no va a destrozar nunca las arcas de los clubes. De un tiempo a esta parte, la Superliga Argentina ha vuelto a perder potencial y los contratos en pesos sustituyen otra vez a los sueldos en dólares. Estos últimos, además, tienen mayoritariamente ese tope impuesto.
Ese es el caso de Boca, el único equipo en Argentina que cuenta con todos los contratos de los futbolistas dolarizados pero atados a un tope, que solo aumenta conforme lo hace la cuota social del club (pagos de socios y aficionados). Justo lo contrario sucede en River, donde la Comisión Directiva confirmó que varios futbolistas, entre ellos Lucas Pratto, tienen contratos en dólares sin límite al cambio. Eso ha supuesto que desde los despachos de Núñez hayan paralizado todas las renovaciones hasta que se estabilice el cambio, de lo contrario se quedaban sin liquidez para sumir los sueldos.
En el caso de Gimnasia y Esgrima La Plata, su tesorero Gerardo Marzola desveló en Club Octubre 947 que “desde el punto de vista salarial no recibimos un gran impacto porque los pagos a los jugadores, en nuestro caso, son siempre en pesos”. A la misma cadena de radio, el administrador de Lanús, Ezequiel Naruk, contaba que solo tienen “tres contratos en dólares y con un tope impuesto”, por lo que “cumplen con los estándares fijados por la Superliga”. La situación de Argentinos Juniors se asemeja a la de Gimnasia, como confirmó Diego Parisi: “Desde el punto de vista salarial no recibimos un gran impacto porque los pagos a los jugadores, en nuestro caso, son siempre en pesos. Lo hicimos así porque sabemos que en el país el tipo de cambio respecto al dólar es un caos”. Así las cosas, los clubes pequeños, que habitualmente no cuentan con tanto extranjero, tienen la mayoría de sus contratos en pesos. Mientras que son los ‘más potentes’ los principales perjudicados por el dólar.
La coyuntura de Racing ejemplifica lo anterior. Este mismo año se vio obligado a imponer topes en los contratos en dólares con varios de sus principales estrellas. Como curiosidad, la adquisición de Nicolás Reniero a San Lorenzo se cerró justó una semana antes de la subida del dólar, por lo que Racing se ahorró, por fortuna, un buen puñado de pesos. Este mismo mercado, Independiente vendió a los tres futbolistas que tenían contrato con dólar libre: Gaibor, Francisco Silva y Gonzalo Verón.
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GUSTAVO ORTIZ (DIARIO AS)
San Lorenzo también tiene varios contratos en dólar sin tope y la dirigencia pretende ponerle límite a esos sueldos para no encontrar problemas financieros. Más acuciante todavía es la situación de Estudiantes, además de las nuevas dificultades para que los hinchas paguen las cuotas, los contratos dolarizados y las dificultades en el mercado, va a inaugurar próximamente su nuevo estadio, para el que se presupuestó unos 8,5 millones de dólares (5 de un préstamo bancario más los otros 3,5 de recursos propios).
La Superliga incluso se muestra preocupada por el devenir que le puede esperar al fútbol argentino. Mariano Elizondo, presidente de la patronal, confirmó en TyCSports.com que “los clubes son un 30 por ciento más pobres”. La propia Superliga venía “avanzando con dos sponsors que, al ver la subida de la divisa, metieron las conversaciones en el congelador”. Ahora cualquier nuevo movimiento se rige por la cautela y, de hecho, algunos patrocinadores de la Primera División ya han mostrado su preocupación con la situación.
Ahora bien, si hasta lo anterior la subida del dólar podía pasar más o menos desapercibida para ciertos clubes argentinos por los contratos en pesos o los topes de inflación, los mercados de pases sí quedan totalmente afectados. Las transferencias de futbolistas de unos equipos a otros en el continente americano se realizan siempre en dólares, algo comprensible porque es la divisa de mayor fortaleza. La cuestión es que en los traspasos no se marcan máximos de inflación del dólar respecto al peso. De forma que del verano de 2018 (invierno en Argentina) al verano de 2019 los clubes pueden llegar a pagar el doble de pesos para afrontar una misma cantidad de dólares.
Como es lógico, la preocupación en este aspecto está por las nubes. Diego Parisi, de Argentinos Juniors, mostró en Club Octubre 947 el pesar general del club: “En los mercados de pases sí nos perjudica al negociar con clubes que te prometen el pago en dólares, y no hablo de España o Italia, en Chile, en Uruguay o Ecuador sucede lo mismo. A los jugadores les ofrecen contratos en dólares otros equipos y para nosotros es más difícil igualar la cantidad porque necesitamos una cantidad de pesos inasumible. Estoy convencido de que el próximo mercado de pases va a ser de gran complejidad. Probablemente estemos hablando de negociar con el dólar a unos 60 pesos”.
Fichajes como el de Salvio por Boca Juniors o de Paulo Díaz por River se produjeron justo antes de la enorme inflación que vive Argentina. Ahora tanto xeneizes como millonarios tendrían que pagar muchísimos más pesos en esas mismas transferencias. Hablamos de dos de los conjuntos más destacados del país y tal vez puedan asumir los sobrecostes, pero otros como Lanús o Independiente podrían no disponer de liquidez para afrontar operaciones como las que realizaron por Ezequiel Muñoz o Lucas Romero con el nuevo tipo de cambio.
Desde la óptica contraria, Ezequiel Naruk, el tesorero del propio Lanús, afirma que “en relación a los ingresos extraordinarios, la venta de futbolistas, que están valorados en moneda extranjera, al ser una competición principalmente exportadora, la gran mayoría de los clubes se verán beneficiados”. Este mismo verano se han producido casos que ejemplifican lo anterior, en Boca, sin ir más lejos, se efectuaron las ventas de Darío Benedetto, Nahitan Nández y Christian Pavón. Por todo aficionado al fútbol es conocida la capacidad que tienen las escuadras argentinas de pulir jóvenes promesas que marchan a Europa en busca de la gloria máxima. A la hora de recibir las cantidades, cuanto más alto esté el peso más monedas de esa divisa se recibirán por cada dólar. Esa inflación tan temida por la sociedad argentina tiene un claro contrapunto en las altas, más caras en pesos, y en las ventas, más rentables en esos mismos pesos.
El fútbol, que en comparación con otros ámbitos reposa en una burbuja alejada de la realidad, sufre en el caso de Argentina de los vaivenes que tanto han caracterizado al país en los últimos años. El descontrol en el tipo de cambio entre los pesos y los dólares puede tener diversas consecuencias: reducción del gasto de los seguidores en los clubes, dudas en las inversiones publicitarias, deudas a la hora de asumir los contratos con los futbolistas y sobregastos en las transferencias de fichajes. Eso, sumado a una competición de estructuras inestables y con recursos menores que las ligas europeas, puede ser la mecha de un cañón de grandes dimensiones.
Tampoco es buena noticia que los economistas prevean cierta continuidad en unos tipos de cambio tan altos, resultado sobre todo de la incertidumbre política que promete ocupar la Casa Rosada en los próximos meses. En octubre se celebrarán las elecciones presidenciales y la única apuesta segura parece ser la pérdida adquisitiva de los ciudadanos. Muchos de los cuales tienen en el fútbol una de sus principales vías de escape. Pero el fútbol, al contrario que en muchas ocasiones, no tiene burbuja alguna en la que esconderse hasta que vuelva la calma. De hecho, no está claro que a corto plazo vuelva la calma. Ese caótico escenario es también parte de la Argentina, de sus habitantes, y de su fútbol: pibes jóvenes que siguen brillando a pesar de las dificultades. La subida del dólar es una de ellas.
As
Argentina se encuentra sumida en lo que los economistas definen como el principio de una nueva crisis económica. Tras las elecciones primarias de agosto, que dictaron una gran inestabilidad política, las finanzas nacionales se vieron brutalmente golpeadas. La principal consecuencia fue la devaluación del peso con respecto al dólar estadounidense. Es decir, que a finales de agosto había que pagar casi 60 pesos por hacerse con un dólar, prácticamente el doble de lo que se venía pagando durante 2019.
La deuda pública de Argentina se ha disparado al tiempo que los bolsillos de los argentinos se han visto afectados por una clara pérdida de poder adquisitivo en muchos ámbitos. El fútbol, pasión, vida, y principal deporte para al país de la bandera albiceleste, ha sido uno de los sectores más afectados. A fin de cuentas, mueve una cantidad inmensa de dinero en ambas divisas, tanto el peso argentino como el dólar estadounidense. Clubes, jugadores, aficionados, sponsors y la Superliga se ven afectados, de una forma u otra, por la inflación del dólar y la caída por los suelos del peso. Por si fuese poco, todas estas figuras dependen al mismo tiempo de otros muchos factores que generan un ‘quilombo’ del tamaño del Obelisco.
Lógicamente, cuanto más caro está el dólar, menos capacidad de gasto tendrán los argentinos. Todas las importaciones del país se pagan en dólares, por lo que los precios, aunque estén en pesos, también van a aumentar. Hablamos de bienes de todo tipo: alimentos, de higiene, de limpieza, electrodomésticos, o del hogar. Gastos que en muchos casos son obligatorios de asumir. Lo que habrá que pagar de más por esos productos, se pagan de menos en otros.
Ahí entra el factor fútbol, de hecho, la preocupación va al alza en la tesorería de los clubes argentinos. Se teme una drástica reducción de los ingresos y el incremento de la morosidad en las cuotas de socios y abonados. Gerardo Mazola, tesorero de Gimnasia y Esgrima La Plata, explicó en declaraciones a Club Octubre 947 que “los vaivenes económicos son siempre una mala noticia para los clubes”. Desde su experiencia, no solo ya es que “caen los pagos de las cuotas, sino que cuesta recibir al día los pagos de los patrocinadores”.
Diego Parasi, tesorero de Argentinos Junior, fue todavía más explícito en Club Octubre 947: “La subida del dólar nos afecta sobre todo en la parte social, la situación de inflación es grave porque toca el bolsillo de la gente. Ahí se incrementa la morosidad, seguro”. La misma opinión mantuvo Ezequiel Naruk en la conocida cadena de radio, “lo que más nos afecta es la recaudación del club”, se refiere principalmente a “la venta de entradas, camisetas, bufandas y abonos”. Los argentinos van a tener que ‘rascarse el bolsillo’ y eso no es buena noticia para las arcas de los clubes, máxime cuando los aficionados son una parte muy importante del negocio, probablemente más que en cualquier otra liga.
Los ingresos por parte de los patrocinadores también podrían verse reducidos, ya que muchas marcas no estarían dispuestas a asumir la inflación respecto al peso. Esto, no olvidemos, implica que ahora se puede llegar a pagar 60 pesos por cada dólar, cuando normalmente el cambio suele estar entre los 30 y los 40 pesos. Los sponsors técnicos, ropa deportiva principalmente, son otro frente de batalla para los clubes, ya que costean una parte importante del presupuesto. Hay que decir que la gran mayoría de los acuerdos de pago en dólares suelen tener un tope máximo de cambio, de forma que si este sube de forma desorbitada, las empresas no tengan que asumir el sobrecoste en pesos.
Ese es el caso del club xeneize, que firmó un contrato con Adidas de cara a la temporada 2020 en dólares con un tope de 70 pesos el cambio con el dólar. Por lo que cobrará el valor del cambio para el primer semestre del año siempre que no supere esos 70 pesos el dólar. Si el cambio fuese superior, Boca cobraría el pago a un cambio de 70 $. De hecho, existe una cláusula por la cual Adidas podría romper el contrato si el dólar subiese un 100% respecto al tipo de cambio que existía cuando se firmó el contrato.
Mario Elizondo, presidente de la Superliga argentina
"En la semana pasada y en la anterior, el Banco Central de la Argentina emitió un comunicado por un conflicto macroeconómico que tiene Argentina que exige a los clubes exportadores de jugadores liquidar la divisa cinco días después de haber realizado la operación. Eso obviamente obliga al club a cambiar la moneda de la transferencia, de dólares a pesos, por lo que a los 5 días tiene que cambiar a pesos y quedarse con esa divisa. Con los conflicos macroeconómicos que tiene Argentina genera una pérdida de valor por parte de los clubes al hacer una operación en dólares. Es una normativa del Banco Central que más allá de las consultas que hemos tenido, no podemos cambiar nada, es independiente incluso del Gobierno argentino y sí, perjudica, pero tenemos que adaptarnos a las leyes que nos rigen".
River Plate también ha sufrido en sus carnes la inflación, ya que se vio obligado a rescindir el contrato con la empresa que le venía patrocinando la camiseta porque el pago en dólares iba a suponer un coste en pesos que el anunciante no podía asumir. A última hora encontró patrocinador para esta temporada con una famosa aerolínea que le reportará ingresos extra en dólares, si bien se desconoce si el acuerdo es ‘a cambio libre’ o tiene un tope al cambio como es el caso de Boca Juniors.
Todavía en el ámbito menos deportivo de los clubes, la alta inflación que sufre el país afecta a los presupuestos marcados a principio de temporada. Por el barrio de La Boca plantearon toda su estructura económica en abril con un valor del dólar que cotizaba aproximadamente a los 45 pesos. Esto, si no fuese porque se toman medidas de contingencia ante periodos de inflación, supondría problemas de liquidez para asumir los pagos. La tesorería de Boca calculó una subida del cambio hasta los 50 dólares entre julio y diciembre y a 54 $ para enero y junio del 2020. Lógicamente, cuanto más alto sea el cambio, más pesos tendrán que poner los clubes en sus pagos habituales en moneda extranjera.
Con el nuevo tipo de cambio las competiciones internacionales suponen un gran aliciente para los clubes argentinos. A fin de cuentas, a más alto el dólar, mayor dotación de premios recibirán en pesos. Por ponerlo en cifras, tanto River como Boca que están disputando en las semifinales de la Copa Libertadores obtendrán 1.750.000 $, y si ganasen la competición la cifra ascendería hasta los 12.000.000 $. En total: 25.000.000 $, es decir, 1.378.000.000 millones de pesos.
No solo los ‘grandes’ de argentina se ven beneficiados en lo que a dotación continental se refiere. La clasificación de Colón de Santa Fe a las semifinales de la Copa Sudamericana, que ya de por si es una alegría para el conjunto Sabalero, viene acompañada de una cantidad nada desdeñable de pesos al cambio en dólares. Situaciones que, eso sí, son minoritarias en comparación con las pérdidas que tendrán los clubes tanto por pagos de aficionados y socios como de los patrocinadores y sponsors técnicos. A menor capacidad de adquisición, menor gasto hacia las instituciones del fútbol argentino (clubes y patronal).
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WASHINGTON ALVES (REUTERS)
Pese a todo lo anterior, es el ámbito más puramente deportivo el que se ve claramente golpeado por la subida del dólar respecto al peso. Los contratos de los futbolistas y las fechas de traspasos se pueden convertir en quebraderos de cabeza para los clubes argentinos. Para comprender hasta qué punto estos se pueden ver afectados, es útil explicar cómo funcionan las relaciones contractuales en el fútbol argentino y los mercados de fichajes en el continente sudamericano. El punto de partida sigue invariable, cuanto mayor sea el tipo de cambio más pesos hay que pagar por cada dólar.
Antes de lo que se conoce como balompié moderno, la liga argentina de fútbol estaba copada principalmente de futbolistas nacionales y los contratos se ‘cumplían’ en pesos. Así, los clubes pagaban a los futbolistas los pesos que indicaban los propios contratos. Una vez se abre el fútbol argentino a jugadores foráneos, sobre todo de otros países del continente, los contratos pasaron a fijarse en dólares al ser la moneda mayormente aceptada en toda América. Ahí empiezan a surgir las dificultades relativas al cambio porque muchas veces se prometían cantidades independientemente de la inflación (o deflación del peso). Es decir, se fijaban unas cantidades en dólares que en un principio requerían determinados pesos al cambio, luego subía el tipo de cambio y eran necesarios muchos más pesos de los previstos inicialmente para cubrir la cantidad de dólares que fijaban los contratos. El resultado eran deudas para los clubes o la imposibilidad de asumir el sueldo de los futbolistas.
La necesidad de las instituciones supuso que se idearan soluciones forzadas y de sentido común. Imponer un tope fijo en los contratos ante una posible subida desorbitada del cambio del peso al dólar. Así, por ejemplo, se pagan los sueldos con un precio máximo de 70 pesos el dólar, que ya es un tipo de cambio muy elevado, pero que garantiza que la inflación no va a destrozar nunca las arcas de los clubes. De un tiempo a esta parte, la Superliga Argentina ha vuelto a perder potencial y los contratos en pesos sustituyen otra vez a los sueldos en dólares. Estos últimos, además, tienen mayoritariamente ese tope impuesto.
Ese es el caso de Boca, el único equipo en Argentina que cuenta con todos los contratos de los futbolistas dolarizados pero atados a un tope, que solo aumenta conforme lo hace la cuota social del club (pagos de socios y aficionados). Justo lo contrario sucede en River, donde la Comisión Directiva confirmó que varios futbolistas, entre ellos Lucas Pratto, tienen contratos en dólares sin límite al cambio. Eso ha supuesto que desde los despachos de Núñez hayan paralizado todas las renovaciones hasta que se estabilice el cambio, de lo contrario se quedaban sin liquidez para sumir los sueldos.
En el caso de Gimnasia y Esgrima La Plata, su tesorero Gerardo Marzola desveló en Club Octubre 947 que “desde el punto de vista salarial no recibimos un gran impacto porque los pagos a los jugadores, en nuestro caso, son siempre en pesos”. A la misma cadena de radio, el administrador de Lanús, Ezequiel Naruk, contaba que solo tienen “tres contratos en dólares y con un tope impuesto”, por lo que “cumplen con los estándares fijados por la Superliga”. La situación de Argentinos Juniors se asemeja a la de Gimnasia, como confirmó Diego Parisi: “Desde el punto de vista salarial no recibimos un gran impacto porque los pagos a los jugadores, en nuestro caso, son siempre en pesos. Lo hicimos así porque sabemos que en el país el tipo de cambio respecto al dólar es un caos”. Así las cosas, los clubes pequeños, que habitualmente no cuentan con tanto extranjero, tienen la mayoría de sus contratos en pesos. Mientras que son los ‘más potentes’ los principales perjudicados por el dólar.
La coyuntura de Racing ejemplifica lo anterior. Este mismo año se vio obligado a imponer topes en los contratos en dólares con varios de sus principales estrellas. Como curiosidad, la adquisición de Nicolás Reniero a San Lorenzo se cerró justó una semana antes de la subida del dólar, por lo que Racing se ahorró, por fortuna, un buen puñado de pesos. Este mismo mercado, Independiente vendió a los tres futbolistas que tenían contrato con dólar libre: Gaibor, Francisco Silva y Gonzalo Verón.
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GUSTAVO ORTIZ (DIARIO AS)
San Lorenzo también tiene varios contratos en dólar sin tope y la dirigencia pretende ponerle límite a esos sueldos para no encontrar problemas financieros. Más acuciante todavía es la situación de Estudiantes, además de las nuevas dificultades para que los hinchas paguen las cuotas, los contratos dolarizados y las dificultades en el mercado, va a inaugurar próximamente su nuevo estadio, para el que se presupuestó unos 8,5 millones de dólares (5 de un préstamo bancario más los otros 3,5 de recursos propios).
La Superliga incluso se muestra preocupada por el devenir que le puede esperar al fútbol argentino. Mariano Elizondo, presidente de la patronal, confirmó en TyCSports.com que “los clubes son un 30 por ciento más pobres”. La propia Superliga venía “avanzando con dos sponsors que, al ver la subida de la divisa, metieron las conversaciones en el congelador”. Ahora cualquier nuevo movimiento se rige por la cautela y, de hecho, algunos patrocinadores de la Primera División ya han mostrado su preocupación con la situación.
Ahora bien, si hasta lo anterior la subida del dólar podía pasar más o menos desapercibida para ciertos clubes argentinos por los contratos en pesos o los topes de inflación, los mercados de pases sí quedan totalmente afectados. Las transferencias de futbolistas de unos equipos a otros en el continente americano se realizan siempre en dólares, algo comprensible porque es la divisa de mayor fortaleza. La cuestión es que en los traspasos no se marcan máximos de inflación del dólar respecto al peso. De forma que del verano de 2018 (invierno en Argentina) al verano de 2019 los clubes pueden llegar a pagar el doble de pesos para afrontar una misma cantidad de dólares.
Como es lógico, la preocupación en este aspecto está por las nubes. Diego Parisi, de Argentinos Juniors, mostró en Club Octubre 947 el pesar general del club: “En los mercados de pases sí nos perjudica al negociar con clubes que te prometen el pago en dólares, y no hablo de España o Italia, en Chile, en Uruguay o Ecuador sucede lo mismo. A los jugadores les ofrecen contratos en dólares otros equipos y para nosotros es más difícil igualar la cantidad porque necesitamos una cantidad de pesos inasumible. Estoy convencido de que el próximo mercado de pases va a ser de gran complejidad. Probablemente estemos hablando de negociar con el dólar a unos 60 pesos”.
Fichajes como el de Salvio por Boca Juniors o de Paulo Díaz por River se produjeron justo antes de la enorme inflación que vive Argentina. Ahora tanto xeneizes como millonarios tendrían que pagar muchísimos más pesos en esas mismas transferencias. Hablamos de dos de los conjuntos más destacados del país y tal vez puedan asumir los sobrecostes, pero otros como Lanús o Independiente podrían no disponer de liquidez para afrontar operaciones como las que realizaron por Ezequiel Muñoz o Lucas Romero con el nuevo tipo de cambio.
Desde la óptica contraria, Ezequiel Naruk, el tesorero del propio Lanús, afirma que “en relación a los ingresos extraordinarios, la venta de futbolistas, que están valorados en moneda extranjera, al ser una competición principalmente exportadora, la gran mayoría de los clubes se verán beneficiados”. Este mismo verano se han producido casos que ejemplifican lo anterior, en Boca, sin ir más lejos, se efectuaron las ventas de Darío Benedetto, Nahitan Nández y Christian Pavón. Por todo aficionado al fútbol es conocida la capacidad que tienen las escuadras argentinas de pulir jóvenes promesas que marchan a Europa en busca de la gloria máxima. A la hora de recibir las cantidades, cuanto más alto esté el peso más monedas de esa divisa se recibirán por cada dólar. Esa inflación tan temida por la sociedad argentina tiene un claro contrapunto en las altas, más caras en pesos, y en las ventas, más rentables en esos mismos pesos.
El fútbol, que en comparación con otros ámbitos reposa en una burbuja alejada de la realidad, sufre en el caso de Argentina de los vaivenes que tanto han caracterizado al país en los últimos años. El descontrol en el tipo de cambio entre los pesos y los dólares puede tener diversas consecuencias: reducción del gasto de los seguidores en los clubes, dudas en las inversiones publicitarias, deudas a la hora de asumir los contratos con los futbolistas y sobregastos en las transferencias de fichajes. Eso, sumado a una competición de estructuras inestables y con recursos menores que las ligas europeas, puede ser la mecha de un cañón de grandes dimensiones.
Tampoco es buena noticia que los economistas prevean cierta continuidad en unos tipos de cambio tan altos, resultado sobre todo de la incertidumbre política que promete ocupar la Casa Rosada en los próximos meses. En octubre se celebrarán las elecciones presidenciales y la única apuesta segura parece ser la pérdida adquisitiva de los ciudadanos. Muchos de los cuales tienen en el fútbol una de sus principales vías de escape. Pero el fútbol, al contrario que en muchas ocasiones, no tiene burbuja alguna en la que esconderse hasta que vuelva la calma. De hecho, no está claro que a corto plazo vuelva la calma. Ese caótico escenario es también parte de la Argentina, de sus habitantes, y de su fútbol: pibes jóvenes que siguen brillando a pesar de las dificultades. La subida del dólar es una de ellas.